Comunidades espirituanas reviven gracias a un proceso de reanimación que les devolvió la esperanza. Suman más de 60 las experiencias de este tipo en la provincia
Al monte del Chichiricú nadie ha entrado por años. Cuentan que quienes se atrevieron décadas atrás salieron deshechos en lamentos: que si espíritus malditos aparecen, que si remolinos de aires soplan en los oídos, que si gritos horrendos espantan a cualquiera; quizás por aquello de la botija supuestamente enterrada en el lugar o por vaya usted a saber qué.
A un costado del camino desde la Carretera Central hacia Cristales, tupido hasta la propia orilla e impenetrable como los bosques de las películas de horror, el monte luce temerario. Mas, otros turbios lugares de ese Consejo Popular han aterrado a jatiboniquenses de varias épocas por cuenta de leyendas que en cada caso, según acuña la vox pópuli, tienen testigos vivos.
En El Guayo, caserío no muy lejano del propio vial, luego de doblar a la izquierda, cuentan aparecen mujeres de blanco que una vez sobre los tractores desaparecen sin que el conductor las oiga ni las vea en medio de la noche. Kilómetros más alante, donde colindan Jobo 5 y Reforma 3, jinetes sin cabeza y hasta ahorcados visibles por poco tiempo han constituido el espanto no solo de estudiantes que año tras año cumplían su etapa de Escuela al Campo, sino incluso de residentes actuales que evaden el sitio a toda costa.
Pero de esas y otras leyendas, algunas de ellas atribuidas a la presencia de colonias haitianas por aquellos contornos y hasta a rusos cuyos rostros nadie vio jamás, solo se habla por estos días para familiarizar con ellas a visitantes foráneos, si es que indagan al respecto. La comidilla, ahora, son las recientes ferias de servicios con venta de productos lo mismo comestibles que para su uso en el hogar y, más que las celebraciones mismas, la avalancha de beneficios que las precedieron.
“Las autoridades políticas y gubernamentales de la provincia llegaron los últimos dos domingos a nueve de las 13 circunscripciones donde se acometieron los trabajos, pero en Pablo Pérez, El 5 de Pablo Pérez, Fico Hernández y Purialito han reclamado sus fiestas, que ya estamos preparando”, había advertido Lilliam Pérez Rojas, la secretaria del Consejo de la Administración Municipal, antes de que pusiéramos un pie en la tierra mojada. “Arreglaron el camino, todo estaba bien bonito hasta que llovió, pero las lluvias rociaron los sembradíos y eso es bueno”, fue la bienvenida de una mulata alta que maneja cada uno de los hilos, o al menos las manos que los mueven, en esos parajes de Jatibonico.
CECILIA Y SU VARITA MÁGICA
Con Cecilia Blanco se precisa de tiempo para dialogar de todo lo relativo a su mundo, que son su familia y quienes habitan en Cristales. Eso una vez localizada porque, a decir de quienes la conocen bien ella, es como el personaje del cuento de Onelio Jorge Cardoso Francisca y la muerte: cuando usted la busca aquí ya llegó allá.
Sin embargo, la presidenta del consejo popular que agrupa a 17 asentamientos con casi 5 780 habitantes esta vez está de cuerpo presente y con su niña de siete años, Dayanis Cecilia, a quien el primer día de paseo veraniego se le vio convertido en una travesía por caseríos y centros laborales, con mucho sol y charla entre mayores.
“Es malo ‘anestesiarse’, ahora hay que seguir y cuidar lo que hemos hecho”, dice Cecilia y entiendo perfectamente el neologismo, ya que su personalidad toda lo grita: ella es una mujer no solo de palabra, sino también de acción. No obstante, recalca una y otra vez que el eslabón fundamental en lo logrado es el pueblo, a quien hace tan solo un mes se le llamó a tomar las riendas de empeños revolucionarios y respondió con mente, manos, alma…
Al fin y al cabo era para su beneficio. Entonces se atropella en el recuento y se le ven brillar los ojos mientras acurruca a la niña, como quien evade recuerdos amargos, lejanos o recientes. Habla de de la Casa de la Infancia, la única de las alegrías conseguidas que no figuró en planes, concretada en el desvencijado local de la otrora barbería y que será preciso acondicionar, pero ya está ahí, techada, reluciente, para acoger a más de una decena de hijos de trabajadoras.
El rosario de beneficios se confunde en la agenda al procurar cazar hechos con nombres de asentamientos. En una lista, Barquero, El Perico, Trilladera, El Guayo, El Túnel, Cristales, Jobo 5, Reforma 3, Plan Malanga, La Teresita, Purialito, Pablo Pérez, Jobo 7. En la otra, decena y media de bodegas, 13 escuelas, seis consultorios del médico de la familia donde ahora sí se puede hablar de mobiliario tanto clínico como no clínico, porque en el segundo de los casos los muebles anteriores, dicen, eran puros lamentos.
“Las viviendas de los médicos de esos consultorios se equiparon con modernos televisores, juegos de comedor y unos de sala de esos que llaman panchos que ya quisiera tener yo en mi casa”, sonríe Cecilia sin pizca de malicia. Mientras tomo notas del beneficio constructivo y organizativo a tres farmacias, del abasto de agua en igual número de asentamientos mediante la instalación de turbinas y la sustitución de redes hidráulicas o con el rescate de un pozo para más de 200 habitantes, como en Reforma 3; de la limpieza de cunetas y la compactación de viales, reparo en una de las frases que suelta a cada paso de la conversación mi entrevistada: “no hacen falta ni tantos recursos, ni tantos sacrificios; solo un poco de amor y ya está”.
De camino a algunos de los objetos económicos y sociales beneficiados en la demarcación (escuela, panadería, Círculo Social Obrero), donde están asentadas tres Unidades Básicas de Producción Cooperativa cañeras, dos Cooperativas de Producción Agropecuaria, cuatro de Crédito y Servicios y una granja avícola, así como varios puntos de la agricultura urbana y un centro de elaboración de derivados cárnicos, la presidenta señala a un joven. Viene de recibir curas en una amplia zona de su abdomen y brazo derecho, quemados por rozamiento: “Sucedió el domingo pasado, tuvimos un torneo a caballos y él se cayó; fue quien construyó la parada en el cruce de la línea, uno de los planteamientos más viejos que teníamos”, detalla Cecilia. No alcanzo a captar el nombre del héroe, quien ignora su dolor y en cambio atina a preguntar cómo vimos “aquello”.
MUCHAS MARIANAS Y PANCHITOS
Que los periodistas no se marcharan sin antes fotografiar uno de los muchos carteles del lugar, donde se hace constar que la Zona 97 de los CDR Panchito Gómez Toro es Vanguardia Nacional. Tal fue la primera encomienda al llegar a la comunidad de Cristales. Rolando Fragoso, el coordinador de la zona, desistió del viaje que lo debía llevar a la misión del día y se sumó a la comitiva. Más adelante Silvia Valdés, delegada de la Circunscripción No. 38, reseñaba los esfuerzos del barrio durante muchos días con sus noches, cuando todos se volvieron uno; resaltaba la consagración de las trabajadoras de la farmacia recién separada del consultorio y concluía: “Si nos paramos aquí fracasamos, hay que seguir adelante, no pa’ lucirles a los visitantes, que solo vienen de vez en cuando, sino pa’ que la gente nuestra viva mejor”.
Un ejemplar entero de Escambray no sería suficiente a la hora de reflejar tanta hidalguía allí o acullá. A esta reportera le consta que en varias de las ferias de cierre de acciones la gente bailó, cantó, disfrutó, hizo largas colas para productos que jamás ven por aquellos confines (del helado ni se diga) y hasta hubo, según cuentan, quien en el borde de la emoción llegó a confesarle al máximo dirigente partidista en la provincia, José Ramón Monteagudo Ruiz, presente en cada momento inaugural: “Mire, de verdad, ni la fiesta misma es tan importante para nosotros como que ustedes estén aquí”.
TODO EMPEZÓ EN LA MONTAÑA
Cristales no fue el comienzo ni será el final en esta ronda de mejoras. Todo empezó en los primeros meses de 2015 con el empeño de mejorar los asentamientos de la premontaña y el Plan Turquino de Trinidad, cuando residentes en los consejos populares de San Pedro, primero, y Algarrobo, Condado, Pitajones, FNTA, Caracusey y Manaca Iznaga, después, experimentaron el gozo de sentir que las posibilidades se multiplicaban gracias a sus propios esfuerzos y que lo imposible hasta entonces se concretaba con la cooperación de los factores comunitarios.
Posteriormente, en mayo, se sumaba Topes de Collantes, que en otra jornada de domingo dejaba inaugurados los beneficios de El Chorrito, La Chispa, Vega Grande, La Una, La Felicidad y Tres Palmas, entre muchos asentamientos a los cuales llegó el disfrute de propuestas culturales, deportivas y recreativas llevadas a las cimas de las lomas, de golosinas y otras propuestas generalmente ausentes.
Los ánimos no se detienen. Con nuevos rostros y similares bríos irrumpieron en Yaguajay para invadir, semanas atrás, los consejos populares Aracelio Iglesias (Nela) y Aridanes. Al decir de Marelys Cedeño Cardoso, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular, con la avalancha de labores quedaron resueltos planteamientos que indicaban la necesidad de hacer lo consumado: impermeabilización de techos en centros de servicios, sustitución de carpintería por nueva de aluminio, reparación de consultorios, dotados, además, de nuevas lámparas, mobiliario, instrumental…
“Los viales internos se repararon, igual que el de acceso de Mayajigua a Aridanes y el que lleva a Nela. La pintura de los edificios fue asumida por los mismos vecinos. Ahora empezamos con Juan Francisco y La Caridad”, detalla Marelys.
DE LO MÍTICO A LO ÉPICO
Cecilia Blanco y quienes junto a ella y a los restantes líderes populares se emplearon a fondo en tantos menesteres ya andan gestando nuevos sueños. Diseminados en caseríos que colindan con Majagua, Arroyo Blanco o El Patio y rodeados de senderos que parecen estrecharse ante la vista del foráneo, no piensan en jinetes sin cabeza, espíritus o chichiricúes salidos de la nada.
Quizás en las noches más oscuras alguien dude a la vera del camino, mas por ahora andan solo en función de apuntalar certezas, como esa de la canción de Silvio: Con un poco de amor sobrevivo/ sobrevivo pecado, castigo. Con un poco de amor yo me salvo/ solo un poco de amor y soy algo.
Saldos del proceso de reanimación de comunidades en números
Comunidades beneficiadas Planteamientos resueltos
Trinidad 48 347
Yaguajay 2 24
Jatibonico 13 65
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