Reiko Kato vino la primera vez a esta isla durante la zafra de 1970 y empezó a interesarse por las cosas del país y de su pueblo
Sencilla en su trato, gentil y abierta al diálogo, Reiko Kato se encuentra por estos días en Cuba como parte del grupo japonés Mesa Redonda de Amistad con Cuba, que el martes visitó Sancti Spíritus.
En esta provincia del centro de Cuba, los 11 representantes del país del Sol naciente recorrieron el centro histórico de la villa trinitaria y la península de Ancón, para luego asistir a un encuentro solidario en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en la capital espirituana. Allí abordó Escambray digital a Reiko Kato.
¿Desde cuándo participa usted en las actividades de amistad con Cuba y cómo se abrió camino hacia el Grupo Mesa Redonda, que ahora encabeza?
“Hace 11 años, un señor de apellido Higuchi convocó en Tokio a distintos grupos de amistad y también a aquellas personas que mostraban interés por Cuba y que querían conocer más a este país y acercarse a él, para integrarlos a una organización nueva que se llama Mesa Redonda de Amistad con Cuba.
“Yo no lo pensé dos veces y acepté de inmediato. Desde entonces he venido otras cinco veces a esta isla. En el grupo venimos varios compañeros que estuvimos aquí durante la zafra de 1970 y dimos nuestro aporte. Por lo general, Mesa Redonda organiza tres veces al año eventos sobre el tema Cuba”.
¿Qué tema tratan en esos encuentros?
“El tema a tratar en cada evento varía. Por ejemplo, uno puede ser de música y baile, y entonces los interesados en estas manifestaciones acuden; y luego generalmente la siguiente convocatoria es sobre otro aspecto, y así sucesivamente”.
Dice que estuvo en Cuba durante la zafra del 70. ¿Cómo se sintió y porqué no se sumó antes al movimiento solidario?
“Recuerdo que trabajamos mucho y que cortar caña es una labor muy difícil para los que no estamos prácticos, más aún para una mujer, pero recuerdo también que pusimos todo nuestro empeño y junto a los cubanos pudimos laborar bien allá por la zona de El Santo, actual provincia de Villa Clara, y que hicimos amistades con algunas de las cuales nos escribimos todavía.
“Ya entonces Cuba tenía menos cosas materiales que nosotros, pero pude sentir la alegría y la esperanza de la gente de que la Revolución desarrollaría al país y que mejoraría la situación del pueblo, y así ha ocurrido. Por eso aunque no haya esa abundancia material, el ser humano puede sentirse feliz.
“En cuanto a por qué no nos incorporamos antes a las labores de solidaridad, debo decir que el Japón es un país grande y poblado con un ritmo de trabajo muy intenso, y no se me había abierto esa posibilidad hasta que apareció el señor Higuchi con la iniciativa de crear nuestro propio grupo”.
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