Renacen casas-haciendas en el Valle de los Ingenios de Trinidad

Como parte de la recuperación del Valle de los Ingenios, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, el Ministerio del Turismo labora en la restauración de casas-haciendas para aumentar las capacidades de alojamiento

Desde el 2008, una decena de entidades de la provincia de Sancti Spíritus, bajo la guía de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios, desarrollan un proyecto para rescatar los valores paisajísticos, culturales e históricos del lugar que abarca unos 250 kilómetros cuadrados y más de 70 sitios arqueológicos.
En declaraciones a la prensa, Reiner Rendón, delegado del MINTUR en este territorio que muestra un ascenso vertiginoso en la llegada de visitantes, señaló que ya se restaura Buena Vista.
Se trata de la casona de influencia neoclásica de Justo Germán Cantero que llegó a ser una de las más elegantes de su época, pero que acumuló un alto grado de deterioro.
Igualmente, acotó, en los próximos meses debe iniciarse Guachinango, sitio que aunque ya prestó servicios gastronómicos será sometido a una reparación capital y compleja debido a sus altos valores patrimoniales, pues es el único exponente en el valle de un inmueble perteneciente a una finca destinada a ganado.
Al referirse a Manaca Iznaga, paraje muy visitado en la localidad trinitaria gracias a la presencia aún de la casa hacienda, la torre campanario de 43,5 metros de altura, la enfermería y los antiguos barracones de esclavos, el directivo dijo que el restaurante y la nave almacén requieren de una reconstrucción capital para mejorar el servicio.
Significó también que Algaba y Las Bocas, el resto de las edificaciones que serán intervenidas por el MINTUR, aún están habitadas, por lo que su restauración comenzará luego.
Nuestro propósito –aclaró Rendón Fernández- es en una primera etapa acondicionar una veintena de habitaciones, de acuerdo con la disposición original de las viviendas y en un futuro se estudia la posibilidad de llegar a los 80 locales para alojamiento.

Según refiere la Guía de Arquitectura de Trinidad y el Valle de los Ingenios, valioso texto publicado en el 2003, el nombre del emblemático lugar donde se establecieron 56 ingenios en el siglo XIX responde a un conjunto de unidades menores que históricamente fueron utilizadas en la explotación de la caña de azúcar.
Lo anterior dio lugar a una geotransformación muy peculiar de la naturaleza.
A cambio del dulce producto fabricado en el valle –apunta el libro- entraban en los muelles el teatro, la ópera, muebles, lencería, vajillas, todo lo cual convirtió a la sureña localidad en una de las más prósperas de
la Isla.