Eduardo Rubio integra el selecto grupo de yayaberos que tienen su boleto a los Juegos Panamericanos de Toronto
Del remero Eduardo Rubio los espirituanos hemos aprendido a saber casi de cuatrienio en cuatrienio. Lo importante es que cuando aparece casi siempre lo hace por la senda del triunfo.
Ahora mismo integra el selecto grupo de yayaberos que tienen su boleto a los Juegos Panamericanos de Toronto, luego de conseguirlo en la cita regional de Veracruz, evento en el que se llevó dos medallas de oro.
Esa ha sido la distinción desde que hace 15 años Rolando Manzano lo descubriera en Jarahueca con más ganas que libras para dedicarse a un deporte del que físicamente parece ser su antítesis.
“Vine a la EIDE a que me captaran para un deporte por mi tamaño, no conocía el remo, pero poco a poco me fue gustando, con mucho sacrificio hice cada regata, incluso la primera vez que me monté en un bote me viré cinco veces, debe ser uno de los récords más grandes; veía que los otros no se viraban o lo hacían una o dos veces, pero yo me volvía a montar y sin miedo.
“Manzano fue quien me enseño a remar, con él obtuve mi primera medalla. Salía como primera figura porque me lo gané en los entrenamientos, venciendo en cada regata. También agradezco a Wilder Romero que fue quien me guió en los juveniles”.
Más que la fuerza, Rubio ha apostado por la técnica, un elemento que lo ha mantenido por una década en la principal selección del país tras demostrar sus aptitudes en Juegos Escolares y Juveniles Nacionales.
“Me considero uno de los remeros más técnicos del equipo Cuba dado el lugar que ocupo, pues soy el segundo de mi grupo detrás de Ángel Fournier, subcampeón mundial; y por mi biotipo más bien he alcanzado maestría para lograr un buen desplazamiento del bote. Para ganar una regata hay que hacerlo todo bien, desde la arrancada hasta el final”.
En una de sus apariciones cuatrienales Rubio, de 28 años, consiguió dos títulos en cuatro y doble par en los Juegos Centroamericanos de Veracruz de noviembre pasado, ocasión en que el remo cubano arrasó en el medallero. En la primera modalidad hizo dúo con Fournier.
“No fue que las regatas estuvieran fáciles, sino que hicimos una preparación muy buena, prácticamente para alcanzar un nivel mundial para una final y competir con Ángel me ha dado muy buenos frutos por el nivel que ha alcanzado en el mundo”.
De cara a los Panamericanos de Toronto, Eduardo arrecia su preparación a fin de escalar a lo más alto del podio que le resultó esquivo en la versión del 2011 en Guadalajara, México. También busca estabilizar su desempeño, pues luego de esa cita el yaguajayense se perdió un poco del escenario competitivo.
“En esos Juegos alcancé plata, antes había participado en el Mundial de Eslovenia y no pudimos clasificar el bote cuatro par por 15 centésimas de segundo. Allí obtuvimos el lugar 12 en una de las regatas más duras de mi vida; del séptimo al 12 la diferencia fue de 2 segundos 50 centésimas, por tanto cualquiera podía ganar o perder.
“De ahí hacia acá tuve un bajón, tuve problemas con la técnica, no pude hacer equipo a las principales competencias, pero ya luego me recuperé y voy adelante”.
¿Qué le falta al remo para lograr mejores actuaciones a nivel mundial?
Le falta hacer mejores tiempos y lo estamos logrando, el espíritu, la dedicación y el entrenamiento ya lo tenemos, es solo acoplar buenos botes. También es necesario participar más en competencias internacionales, pues hay muy pocas, al punto de que el único que pudo salir en el 2014 fue Ángel Fournier.
Toronto no debe ser el paseo de Veracruz.
Lo de Toronto no es aspiración, es algo que me lo tengo creído en mi mente porque si no me lo creo no lo hago: quiero ganar las regatas del doble par y el cuatro par y puede ser que monte en otra tripulación. Es verdad que el nivel es más alto, pero ya el compromiso es ganar.
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