La villa de San Cristóbal de La Habana cumple 496 años de fundada y su añeja historia sigue atrapando con su magia a todos aquellos mortales que decidieron andar sus calles.
El almanaque avanza hacia el 500 aniversario y la pintoresca urbe quizás sienta la edad en su estructura pero no en su alma, la cual aún inspira a escritores, músicos, pintores, escultores y a cuanto artista vibre con sus encantos.
La villa de San Cristóbal de La Habana -fundada en nombre de los Reyes de España- nace el 16 de noviembre de 1519, y encuentra asiento definitivo al lado de una bella bahía de bolsa conveniente para puerto y asentamiento poblacional, una zona conocida desde 1509.
En opinión de los historiadores, La Habana se convirtió en el puerto más seguro del Caribe, y este se vio tempranamente concurrido de flotas comerciales y militares.
Tal elemento a su favor hizo posible que su economía, junto a la exportación de construcciones navales, llegara a contar en el siglo XVII con el astillero más famoso del Nuevo Mundo.
En la periferia, en la primera etapa de su desarrollo alcanzaron su plenitud el cultivo de la caña de azúcar y las vegas de tabaco, cuyo producto recibió un sello de indiscutible calidad.
Por entonces el territorio también estaba cubierto de bosques, árboles frutales y maderas preciosas.
Con el tiempo -según apuntes históricos- solamente se le llamó La Habana, nombre asociado al jefe de las comunidades aborígenes que habitaban en esta latitud, Habaguanex.
San Cristóbal de La Habana -además de ser asediada por corsarios y piratas- estuvo en el centro de los conflictos entre las potencias europeas, de ahí que el visitante pueda observar castillos, torres y murallas en los recorridos actuales.
Entre esas obras majestuosas figuran el Castillo de la Real Fuerza, el de San Carlos de la Cabaña, el de los Tres Reyes Magos del Morro, el de la Punta, el de Cojímar y el Torreón de la Chorrera.
Viejos muros, mansiones coloniales, palacios, plazas, calles adoquinadas e iglesias, distinguen lo que hoy conocemos como la Habana Vieja.
Este conjunto arquitectónico mantiene el reconocimiento de ser uno de los mejor conservados en este continente.
Tales méritos, llevaron a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) a declararla Patrimonio de la Humanidad.
Desde hace varios años, La Habana se remodela y se adoptan medidas eficaces para la preservación del patrimonio cultural, en especial en la rica y variada arquitectura antigua.
El gobierno ha construido innumerables museos y promueve la restauración y la conservación con la participación popular.
En diciembre del pasado año fue elegida en Dubai, dentro de la iniciativa new7WondersCities, como una de las siete ciudades maravilla del mundo por representar la diversidad global de la sociedad urbana.
Las otras urbes que comparten esta distinción son La Paz (Bolivia), Beirut (Líbano), Doha (Qatar), Durban (Sudáfrica), Kuala Lumpur (Malasia) y Vigan (Filipinas).
Entre las 14 ciudades finalistas también se encontraban Barcelona (España), Ciudad de México (México) y Quito (Ecuador).
La Habana, incluida su área moderna, genera calidez entre las personas, y su gente se distingue por sus fraternidad, alegría y sencillez.
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