La Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) festejan su día en la tierra del Yayabo con nuevos compromisos para impulsar el desarrollo del territorio
De pequeño, recuerdo no existía día más alegre en todo el calendario escolar que el 4 de abril, cuando la música, el baile, algún intercambio de regalo… arropaban muros y ventanas de las aulas. Recuerdo que el acto revolucionario en saludo a la efeméride quedaba grabado para siempre en la memoria, al punto de que todavía puedo describir con precisión milimétrica ciertas imágenes de la jornada: el desfile de modas, la obra de teatro donde imitaron a algunos profes, la voz melodiosa de la mejor cantante de la escuela interpretando el tema del tercer congreso pioneril “Y como un príncipe enano, tengo un presente seguro. Aprieten fuerte las manos y a conquistar el futuro”.
Años después —tampoco son tantos, vale aclarar— abril me sorprende en el umbral de un centro estudiantil, con grabadora en mano, dispuesto a recoger agasajos en saludo a la fecha; contemplando el entra y sale de los padres, la llegada del cake, la preparación del escenario para el matutino, la maestra intentando calmar el revuelo, la campana que impone el silencio.
Tales imágenes resultan suficientes para saber que el ritmo agitado de estos tiempos no ha mellado el júbilo por el 4 de abril; que los pioneros todavía despiertan con mariposas en el estómago “porque mi grupo va bailar un rap en la plaza”, me dice un niño de primer grado en la escuela primaria José Mendoza García, en Trinidad, mientras repasa el estribillo de la canción: “Hay que estudiar, hay que estudiar para cumplir los sueños de mamá y papá. Hay que estudiar, hay que estudiar”.
Allá, en la cabecera provincial, los jóvenes engalanan los espacios públicos de la villa espirituana con banderas y pancartas, convencidos de que, parafraseando la campaña en apoyo el X Congreso de la UJC, sobran razones para celebrar. Y se les ve al pie del surco, impartiendo docencia, dirigiendo centros estudiantiles del Plan Turquino, innovando en las empresas… poniendo el talento en función del desarrollo, dispuestos a dar pasos firmes si recuerdan la frase en la que Fidel manifestó que ponía su confianza en las nuevas canteras, y que si ellos fallaban, todo fallaría.
Inmersas en la celebración del 54 aniversario de la OPJM y el 53 de la UJC, dichas organizaciones de masas, sin embargo, no muestran en lo absoluto un semblante de cincuentonas maltratadas; al contrario, exhiben la lozanía de la madurez y el ímpetu de los niños y jóvenes que cobijan.
EL RETO DE SER JOVEN
Ser un joven de hoy en día
significa compromiso,
defender lo que se hizo
con amor y gallardía.
Comprender lo que sería
retornar a aquel pasado,
a un sistema tan odiado
de abusos y de crueldad
de castas y vanidad
y de un pueblo marginado.
Ser joven es no creer
en los cantos de sirena
que algunos hoy enajena
con un falso parecer.
El joven debe saber
que ante todo, la virtud,
la educación, su salud
sin mediar la pacotilla,
deben ser la gran arcilla
que forme la juventud
Ser joven es comprender
que si se quiere justicia
hay que extirpar la inmundicia
en cada forma de hacer.
Significa que el deber,
es ante todo lo humano
y para ser ciudadano
con pensamiento altruista
se es internacionalista
como es el pueblo cubano.
Algo les puede fallar
pero nunca la memoria
para no olvidar la historia
en cada escuela y hogar.
El joven debe estudiar
todo cuanto ha sucedido,
de qué punto se ha venido
y a que punto se ha llegado
para saber lo alcanzado
y nunca estar confundido.
Se debe también saber,
Cómo se puede triunfar,
y que hay que trabajar
si aspiramos a tener.
Que en nuestra forma de ser,
se debe aprender a dar
que no hay que reclamar
cuando nunca se ha aportado
y si algo te has ganado
que sea con tu labrar.
Siempre tener presente
que la riqueza no está
en el que tiene y no da
o en el que pudre su mente.
Llevar la vida decente,
esa es la gran fortaleza,
con cultura, con nobleza,
sirviendo con plenitud
asi es nuestra juventud,
y esa es su mayor riqueza.
Enrique Bernal Valdivia