Más de 400 centros educacionales de la provincia abrieron sus puertas este primero de septiembre.
Cada año la escena regresa: zapatos lustrados, medias blanquísimas hasta las rodillas, mochilas listas para engullir libros, rostros asustadizos que escrutan la escuela que se les hace enorme y padres de un lado a otro como si fuera también su primer día de clases.
Septiembre —y precisamente hoy— huele a libreta recién abierta, a libro por forrar, a lápices con puntas recién afiladas. Por eso, desde mucho antes de que sonara el timbre los más de 400 centros educacionales con que cuenta la provincia han amanecido con las puertas abiertas.
Y cerca de sesenta planteles —de los más de 100 que se han reparado este año— lucen nuevos rostros: pintura de todos los locales, ventanas y puertas nuevas, redes hidrosanitarias sustituidas, mobiliario resanado… Sucedió en varios puntos de la geografía espirituana, como en la Escuela Secundaria Básica Urbana Leonel Barrios Castillo, de Taguasco, que sorprendió a los alumnos tanto como si se tratara de una escuela nueva.
Hace apenas unas horas, mientras acontecía allí el acto central por el inicio del curso escolar en la provincia y se retribuía a organismos, maestros y hasta la familia por tanto esfuerzo para rehacer la escuela, lo que verdaderamente deslumbraba a los cientos de muchachos sentados en la plaza era aquel edificio de tres plantas que parecía otro.
Según Edelberto Cancio Lorenzo, director provincial de Educación, este septiembre otro centro del territorio también se estrena luego de someterse a una reparación capital similar a la de la secundaria taguasquense y desde hace tres cursos atrás más de sesenta escuelas han sido renovadas completamente.
“Solo el 31 por ciento de los centros de la provincia están evaluados entre regular y mal de acuerdo con las condiciones estructurales —cifra que se ubica por debajo de la media nacional—, pero hoy se ejecutan reparaciones significativas en muchos de ellos y, en lo que va de año, se han invertido más de cinco millones de pesos para mejorar el confort de nuestras escuelas”, apuntó a Escambray Cancio Lorenzo.
Más de 73 200 educandos acuden a las aulas espirituanas este curso, hasta donde han llegado —amén de las transformaciones estructurales de las instalaciones— también los lápices, los colores, los libros, las libretas… en agasajo de bienvenida a todos.
Pero más allá de ese y otros afeites los mismos bríos renuevan: el cosquilleo en la barriga de quien estrena el uniforme, los zapatos nuevos para el primer día de curso, los portaminas en la maleta… esos pequeños detalles que hacen que septiembre siempre comience de gala.
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