Con credenciales de lujo en la historia de esta disciplina, Sancti Spíritus aspira a enderezar los actuales senderos de los tatamis
De que el judo echó raíces en Sancti Spíritus existe más de una evidencia. La más renombrada resulta nuestra primera medalla olímpica en Moscú 80, salida del kimono de Rafael Rodríguez Carbonell.
Otros nombres —Ricardo Tuero, Valentín Lizano, Ramón Fernández— también hicieron historia. Mas cierto impasse hizo esporádicos los ippones en esta tierra y las figuras al máximo nivel han llegado a cuenta gotas. Hace rato ningún atleta masculino ha logrado subir a los tatamis de preselecciones nacionales.
Por eso resulta plausible el empeño por rescatar el esplendor de esta disciplina. Los más reciente saldos lo confirman: segundo lugar nacional de las muchachas en la primera categoría, sexto de los varones y tercero en las copas pioneriles. Escambray se arriesga a un “estrellón” y escala diferentes segmentos.
CON EL INFLUJO DE JARAMILLO
No hay campeón que no haya sufrido su primer ippon en la base. Allí se aglutinan hoy unos 300 yudocas, muy a pesar de la ausencia de un área en La Sierpe, por falta de condiciones; de otra en Yaguajay, por carencia de fuerza técnica, y de que Jatibonico esté a punto de perder la suya por esa propia razón.
De esos locales germinaron los niños que dieron el tercer lugar a Sancti Spíritus en las más recientes copas pioneriles nacionales con cosecha de una medalla de oro, tres de plata y una de bronce, además de 18.9 puntos, de 20 posibles en objetivos pedagógicos.
Por su constancia, destaca el emblemático colchón de Jaramillo, que rinde honor permanente al padre del judo en el Yayabo. Luego de varios avatares, dos profesores se las ingenian para mantener una matrícula de 18 niños de las categorías de 9-10 y 11-12 años.
El colchón intenta conservar su hegemonía y mejora sus condiciones luego de eliminar un árbol que durante años afectó parte del piso y provocó filtraciones en el techo. Persisten, sin embargo, otras molestias como la falta de agua, de baño y otras comodidades.
“El entrenamiento es riguroso —comenta Ariel Machado Rodríguez, uno de los técnicos—, se trabaja con programas de enseñanza para que entren mejor a la EIDE, en los últimos seis años hemos promovido de 15 a 20 muchachos. Se realizan pruebas sistemáticas para ver la asimilación de la técnica, esto se combina con lo competitivo, tenemos como referente a Lizano, que viene mucho aquí y les inculcamos que sean como él.
“La puntuación en la copa nunca se había logrado, el aporte fue común de este colchón y del Fructuoso Rodríguez, del Cuartel Viejo; trabajamos con unidad, disciplina y esfuerzo cotidiano, a veces nos coge la noche, hay que resaltar también el apoyo de los padres”, agrega.
De la rivalidad entre colchones habla el comisionado provincial Nelson Fernández: “El de Jaramillo es el paradigma, pero el Fructuoso da guerra. En las provinciales estuvieron muy pegaditos y eso es bueno. El campeón de las citas pioneriles, Janiel Espinosa, es de ahí, tiene tremendas condiciones, en la competencia por equipos ganó todos los combates por ippon”.
SUBIENDO LA ESCALERA
La EIDE Lino Salabarría se perfila como la continuidad de esa escalera. Aunque, según los entrenadores, no todos llegan con el mismo nivel técnico, el aporte de la base es inestimable. Con unos cuantos estrellones de más, la moldura allí se solidifica, lo cual se advierte en los Juegos Escolares, con un séptimo lugar general en el 2014, puesto que se aspira a superar o mantener.
Extraña entonces el hecho de que ningún espirituano integre desde hace rato las preselecciones nacionales a eventos de nivel, pese a que los nombres de Randy Hernández, varias veces subcampeón nacional, y Juan Yunior, Reinier Cárdenas y Carlos Abstengo, por ejemplo, figuren entre los medallistas de los últimos torneos.
Los criterios del jefe de cátedra Reinier Cárdenas y de los entrenadores Osleibis Valdés y Yoanly Águila son coincidentes: “No es culpa de la provincia, no hemos sido privilegiados por la Comisión Nacional, incluso los juveniles son los que nos representan en la primera categoría y obtienen medallas”, enfatiza Águila.
Los saldos se obtienen pese a lo incompleto de la fuerza, con cuatro técnicos para seis equipos. “Eso evita cubrir todas las categorías y no hay rivalidad, para el próximo año no parece que vayan a aumentar las categorías”, adelanta Valdés.
Para el comisionado, lo de la poca promoción obedece al nivel parejo del masculino en el país: “Nos preocupan las divisiones grandes y por eso suplimos con las categorías inferiores, es difícil una mayor matrícula, pues la EIDE tiene 910 capacidades para repartir en más de 20 deportes, incluso en la relación alumno-profesor cubrimos casi con el mínimo; debíamos tener de 48 a 50 atletas y tenemos 45”.
El foco rojo lo ve entre las mujeres, pese a que nacionalmente la provincia tiene a dos puntales que asistirán a Toronto: Dayaris Mestre y Greter Romero: “Hemos decrecido, quizás por el mito; sin embargo, es un sexo donde los resultados se ven rápido”. Reinier Cárdenas aporta otras limitantes: “Algunas causaron baja por indisciplina, falta de interés y eso afecta la matrícula”.
SHIDOS
El judo se despereza en la tierra del Yayabo, pero precisa otras acciones que le impidan perder el pleito por shido.
Para Ariel Machado, el seguimiento no es el mejor, pues “los que no son promovidos a la EIDE o salen de esta se pierden, a veces esa propia escuela exige mucho lo del grado académico”.
“Hay que rescatar las categorías sociales —sueña Fernández—, se perdió por completo la cultura del deporte nocturno en Sancti Spíritus, no solo del judo que fue un foco de gente para practicar deporte sano en el propio colchón de Jaramillo; hay condiciones y deseos, pero falta un poco de voluntad, también los horarios docentes han conspirado contra la masividad”.
En su optimismo, confía en la calidad de quienes asumen la formación de talentos: “Contamos con 28 técnicos, incluidos los del alto rendimiento; es un claustro altamente clasificado, quienes cumplen misión en el exterior están al frente de primeros equipos de países y estados, con resultados internacionales, como Pedro Dreke, en Perú, y Kemel Echemendía, en México, que han logrado hasta medallistas centroamericanos. Otros lo hacen en Venezuela, esa es nuestra principal divisa y con toda esa familia contamos para consolidar el trabajo. No es un sueño porque Sancti Spíritus es tierra de yudocas”.
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