Diabético hace más de 20 años, Rafael Madrigal Díaz tiene que vivir a base de pastillas y, sobre todo, de Insulina. Ya en otra oportunidad se dirigió a este espacio con una inquietud relativa a la inestabilidad en las boticas de ese renglón farmacológico y de las jeringuillas para administrarlo.
Ahora el lector, quien reside en el edificio No. 19, apartamento 4, Olivos III, vuelve a escribir con la preocupación no de la Insulina en sí, que según asegura se les garantiza todos los meses “más o menos”, sino de las jeringuillas, pues llevan más de tres meses desaparecidas de la red de farmacias, de acuerdo con sus aseveraciones.
“¿Será por el bloqueo o porque no se reparten de forma consciente y eficiente? Aquella vez que escribí (…) se aparecieron a mi domicilio personas a las cuales agradeceré hasta mi muerte el gesto de regalarme medicamentos como la Metformina y jeringuillas para inyectarme (lo tengo que hacer en la mañana y en la noche)”, expone Rafael.
“Las jeringuillas apropiadas para los diabéticos deben ser como las que una vez nos dieron, rojas, chiquitas y con la aguja pequeña para evitar los nódulos en la piel, pero no aparecen y a lo mejor en los almacenes nuestros existen. Yo quisiera que alguien facultado nos brindara una información exacta y precisa porque he escuchado algunos estados de opinión sobre este tema que dejan mucho que desear”, concluye.
FISIOTERAPIA CON AMOR
No es verdad eso de que las atenciones sanitarias prodigadas con amor y dedicación por parte del personal cubano se hallan exclusivamente fuera del país, como afirman algunos. Lo corrobora la esquela de agradecimiento escrita por Ruperto Castro, quien desde el edificio 10 del reparto Olivos I, en Sancti Spíritus, envía palabras elogiosas al equipo de la Sala de Fisioterapia adscrita al policlínico de ese propio reparto.
“En días recientes concluí un tratamiento prolongado de rehabilitación en esa sala, donde esmero en la atención al paciente, dedicación y voluntad sobran, sin mirar las limitaciones que se presentan en determinados momentos. Con su inteligencia, capacidad, destreza y disciplina esos profesionales alivian las disímiles patologías de los pacientes (…). Llegue a todos ellos mi sincero reconocimiento por el trato prodigado, especialmente a los fisioterapeutas Geiquel, Niurka, Ana y Lissit, así como a la doctora Maidolys”.
A esta redactora le consta que muchas otras personas agradecen las sesiones terapéuticas recibidas allí.
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