Escambray retoma la entrevista realizada en el 2001 al destacado periodista cubano Luis Báez
Por ahí anda abriéndose camino como suceso editorial el libro Miami, donde el tiempo se detuvo, enviado a la imprenta por Luis Báez Hernández, relevante periodista cubano, excronista deportivo de los ya desaparecidos diarios habaneros El Crisol y Avance, quien un buen día dejó de ocuparse de «lances de peloteros» para convertirse, a fuerza de talento y calidad humana, en cronista de la Revolución triunfante.
Maestro de redactores, entrevistador por excelencia, Luis Báez es hasta tal punto cazador de personalidades y de sucesos que ha terminado por ser él mismo personaje y noticia, sobre todo a partir de su docena de viajes al exterior junto a Fidel, sus libros publicados y su inabarcable catauro de anécdotas, algunas confidenciales «porque son cosas que tienen que ver con la ejecutoria política de personas muy prominentes».
Y en ese cabalgar pluma en ristre por la senda del noble oficio —que él dignifica— a tanto llega Báez en su sagacidad que ni el mismísimo Papa se le ha escapado, pues en 1959 entrevistó a Juan XXIII y en el 2000 lo hizo con Juan Pablo II.
Luis Báez fue durante años, responsable de la tercera edición del periódico Granma. Después ese órgano le dio la honrosa y responsable tarea de acompañar al Comandante en Jefe en sus viajes. Luis, quien «ha estado siempre en el ojo del huracán» —según Tubal Páez, por muchos años presidente de la UPEC—, ha demostrado una lealtad sin límites a la dirección del país y al compañero Fidel.
Hecha la necesaria introducción, emprendemos juntos esta aventura, con alguien que se autodefine revolucionario-periodista, en ese orden.
EN MARCHA CON FIDEL
De los viajes con Fidel al exterior, ¿qué recuerda con mayor fuerza y cuáles enseñanzas sacó de ellos?
En todos los viajes con Fidel, uno aprende mucho, y sobre todo lo que más impacta es el calor popular que recibe Fidel dondequiera que llega. Cómo los pueblos, a pesar de la gran campaña en contra de la Revolución y de Fidel, no se han dejado engañar, y siempre el último viaje es el más impresionante.
¿Fue en el viaje a Chile (1971) cuando le quisieron hacer un atentado con un arma oculta en una cámara de televisión?
Sí, después se supo de los planes que había de asesinato. En una conferencia de prensa, Posada Carriles había preparado un atentado contra Fidel con una cámara de vídeo que tenía dentro un mecanismo para dispararle.
GIRÓN EN LA MEMORIA
¿En Girón estuvo usted antes y durante la invasión mercenaria?
Yo tuve la oportunidad de estar con Fidel en Girón dos semanas antes de la invasión. Él recorría la Ciénaga de Zapata y yo iba como reportero del periódico Revolución. Como a la una de la madrugada llegamos a Playa Girón. Él se paró, se puso a mirar el horizonte y de pronto se vira y propuso: “Chico, vamos a instalar una ametralladora 50 en aquel tanque de agua, y otra en la pista de aviación, porque va y esos HP se tiran por aquí”. Y por ahí se tiraron…
¿Qué significó Playa Girón en su carrera periodística?
Playa Girón para mí es algo muy especial, primero desde el punto de vista revolucionario, haber sido el primer periodista en llegar allí. A mí me mandó a buscar de madrugada Elio Constantín, que era jefe de Información del periódico Revolución, y me dio la tarea. Salí en un carro particular que yo tenía —un Chevrolet 59— y a las ocho de la mañana ya estaba en el central Australia, donde contacté con el Gallego Fernández, al cual ya conocía.
PERIODISMO O LITERATURA
¿Qué es el periodismo para usted?
La vida, la razón de vivir.
¿Cuándo se sintió inclinado a escribir libros?
Realmente la idea de escribir libros me la dio Alberto Pozo, compañero nuestro en la revista Bohemia. Un día en que íbamos caminando juntos por un costado del Palacio de la Revolución, Pozo me dijo: “Luis, lo que queda son los libros, chico. Haz libros”. Aquello me llamó la atención. Ahí mismo empecé a generar y le cogí el gusto y ya acabo de publicar con este último libro de entrevistas, el décimo.
El personaje entrevistado, Luis Ortega Sierra, hubiese sido ideal para su obra Los que se fueron. ¿Cómo y por qué surge ahora?
Este libro no ha sido fácil, porque el personaje es como él mismo se definió —en el sentido jodedor del término— un hijo de puta. Nunca está de acuerdo con nada. Yo empecé a hablar con él en el año 1994, cuando vino por primera vez después de su exilio en 1959. Ahí le hablé de hacer el libro. Fue un trabajo de acercamiento.
Él se pasa tres noches seguidas hablando con Fidel, a quien conoce desde 1948 cuando Ortega trabajaba en Prensa Libre y Fidel fue a protestar en nombre de los estudiantes contra un aumento del precio del pasaje. Fue el primero que le dio a aquel joven casi desconocido un cintillo en un periódico nacional. Desde entonces son amigos.
¿Por qué se fue Luis Ortega de nuestro país?
Luis Ortega se fue dos veces: cuando Fidel asalta el Moncada, él era propietario del periódico Pueblo y prepara la información más amplia que se iba a publicar sobre aquellos sucesos. La policía de Batista entró, lo golpeó, le rompió las máquinas y él tuvo que irse para el exilio. Regresó en 1959, pero Carlos Franki y Guillermo Cabrera Infante —quienes desertaron de la Revolución poco después— le hacen la vida imposible. Así que el primero de mayo de ese año regresa a los Estados Unidos y no viene otra vez hasta 1994.
Esta obra está teniendo amplia repercusión en Cuba…
Este libro va a formar tremenda jodedera en Miami, porque describe a Cabrera Infante, a Tamargo, a Carlos Alberto Montaner y a otros personajes de la fauna contrarrevolucionaria. Dice muchas cosas de ellos que la gente no conoce.
¿Cuál de sus obras le ha costado más trabajo?
Secreto de Generales. Entrevisté a 41 generales. A pesar de que había una orden de Raúl para que me concedieran la entrevista, el que quería la daba y el que no quería no la daba. Me costó mucho trabajo, pero después cuando empezamos a hacer la relación me fue muy bien con todos y hoy puedo decir que los 41 generales son mis grandes amigos.
¿Tiene algunos planes en perspectiva inmediata?
Estoy trabajando en un libro sobre la CIA.
Ya hay un libro inicial sobre la CIA…
Sí, ese fue el primero que yo hice, pero muy sencillo. Ahora se trata de una entrevista con agentes de la CIA que estuvieron presos y yo los entrevisté cuando los soltaron y, vaya, con esos voy a dar una sorpresa.
¿Ese será entonces el próximo libro?
O quizá antes de ese haya otro, pero todavía no lo puedo anunciar.
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