Los gobiernos de Ecuador, Brasil, Venezuela y de otros países de la región padecen episodios destituyentes con los medios de comunicación como partícipes principales, alerta el diario Tiempo Argentino.
Para sustentar su hipótesis, la publicación cita al expresidente uruguayo José Mujica, quien definió la actual ofensiva contra los proyectos populares latinoamericanos como la «arremetida desestabilizadora de las grandes campañas de la nueva derecha».
El periódico advierte que el próximo jueves 13 habrá una ofensiva destituyente contra el gobierno democrático del ecuatoriano Rafael Correa que vivirá una de sus jornadas más difíciles.
Ese día comenzará un paro general cuyos promotores anuncian que será por tiempo indeterminado y marcará el inicio de lo que llaman el «levantamiento indígena», un gesto de combate del que no se conocen detalles, pero que impresiona por su solo nombre, señala la publicación.
Tres días después, el domingo, se realizará en Brasil una jornada de protesta convocada en todas las ciudades con una amplia gama de reivindicaciones unidas en su vértice por el pedido de juicio político.
Con ese movimiento aupado por los sectores derechistas, se pretende que la mandataria democrática Dilma Rousseff abandone a la fuerza el cargo para el que fue electa hace nueve meses por 54 millones de brasileños.
En Venezuela, la acción destituyente se desarrolla hoy contra el gobierno electo por mayoría popular del presidente Nicolás Maduro.
Esos no son los únicos países donde los aires golpistas se renuevan de la mano de las multinacionales, los grandes intereses económicos locales y, sobre todo, los medios de prensa dominantes, afirma Tiempo Argentino.
Las aventuras antidemocráticas que dieron a luz los golpes de Estado de Honduras (2009) y Paraguay (2012) se extienden, también, a Argentina, Bolivia y Venezuela y han ampliado su teatro de operaciones a otros países no conflictivos para el «establishment occidental», como Chile y Uruguay, señala Tiempo Argentino.
En las dos ofensivas de los próximos días en Ecuador y Brasil, los episodios de desestabilización llegan precedidos de meses de acciones desgastantes.
A raíz del golpe de Estado que derrocó a Fernando Lugo en Paraguay en 2012, varios líderes populares y politólogos hablaron de otros planes al que llamaron neogolpismo, y en julio de 2014 Correa previno que la derecha, con apoyo exterior, emprendió la «restauración conservadora».
«Reconocen que fuimos elegidos democráticamente, pero pregonan, y lo dicen amparados en la libertad que garantizamos, que no gobernamos democráticamente», explicó Correa según cita Tiempo Argentino.
«Crean la imagen de que nuestros gobiernos actúan como dictaduras y así generan un clima que justifique un golpe de Estado, inclusive por medios no militares, como pasó en Paraguay», sostuvo.
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