Cuba y Estados Unidos revisarán la marcha de los acuerdos suscritos en relación con el tema migratorio y dialogarán sobre la cooperación en el enfrentamiento al flujo ilegal de seres humanos.
Delegaciones de Cuba y Estados Unidos instalan este 30 de noviembre en Washington una nueva ronda de conversaciones migratorias, en la cual revisarán la marcha de los acuerdos suscritos y dialogarán sobre la cooperación en el enfrentamiento al flujo ilegal de seres humanos.
La parte visitante en las pláticas bianuales está presidida por la directora general de Estados Unidos de la Cancillería, Josefina Vidal, mientras por la anfitriona lo hace el subsecretario adjunto para los Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee
En enero de 2015, La Habana fue escenario de la última sesión de las conversaciones migratorias, y la que correspondía a mediados de este año quedó pospuesta hasta hoy al coincidir con el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas entre ambos países.
La isla adelantó que reiterará durante el encuentro su preocupación por la vigencia de la «política de pies secos-pies mojados», que alienta la emigración ilegal y viola los convenios en vigor.
De acuerdo con un comunicado de la Cancillería, Cuba también manifestará su rechazo al «Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos», que priva de recursos vitales a la mayor de las Antillas y afecta la cooperación en salud con otras naciones.
Asimismo, insistirá en que tales políticas estimulan la emigración ilegal, insegura y desordenada, y convierte a personas que salen legalmente del país caribeño en víctimas de redes de traficantes y del crimen organizado, lo cual ocurre en la actualidad con cientos de cubanos que se encuentran en una difícil situación en Costa Rica y otros estados de la región.
Por su parte, el Departamento de Estado ofreció en una nota de prensa detalles de la nueva ronda y ratificó que la reanudación de relaciones diplomáticas y los pasos dados en el proceso para la normalización de los vínculos bilaterales «no han cambiado la política migratoria estadounidense hacia Cuba».
Las pláticas tienen como base los acuerdos de 1994 y 1995, que recogen el compromiso de las partes en mantener un flujo seguro, legal y ordenado de personas, aunque ambos gobiernos abordan el tema desde 1984.
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