Ya en escena, las jornadas de debate del certamen provincial que congrega a los apasionados del mundo audiovisual incentivan el debate sobre la estética cinematográfica.
Luego de escuchar al jatiboniquense Miguel Enrique López Lorenzo o a Rigoberto Senarega, natural de Yaguajay; luego de apreciar el documental Cundío: el hijo del ingenio, de Luis Raúl Pina, no quedan dudas: Sancti Spíritus puede dar a luz críticos cinematográficos y realizadores de primera línea, aunque el fatalismo geográfico les juegue una mala pasada.
Si bien sus nombres no figuran en la lista de los encumbrados o no dispongan de recursos de última generación, a estos espirituanos les basta la pasión por el documental para convertirse en mecenas de la buena cultura en las comunidades donde viven y evitar la derrota de los cineclubes a su cargo ante la avalancha de los productos comunicativos que, paquete mediante, enraízan en los hogares de sus zonas.
Convencidos de que el audiovisual cubano aún tiene el don de educar, formar valores…, sin renunciar al atractivo de la imagen y acoger perspectivas contemporáneas en la dramaturgia, los participantes del XIII Taller provincial de cineclubes y jóvenes realizadores se lanzaron a la competición en las dos categorías del evento: apreciación crítica y creación.
Al decir de Carlos Alberto Castro, divulgador del Centro Provincial de Cine, la presente edición destaca por la solidez de los trabajos presentados y el perfeccionamiento del ejercicio de la crítica como herramienta imprescindible para elevar la estética cinematográfica a través de una selección de trabajos de realizadores latinoamericanos y caribeños.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada lo constituyó el homenaje póstumo a Alina Rodríguez; especie de conversatorio familiar conducido por Luis Rey Yero, doctor en Ciencias del Arte, donde, más allá de reseñar la trayectoria laboral de la desaparecida actriz cubana, los asistentes conocieron más a la persona fuera de cámara: la cubana de sonrisa ancha, capaz de contagiar de alegría el set de filmación, el escenario o la casa de los amigos.
“Sin dudas, una de las artistas más versátiles en la historia del cine y la televisión del país, que dejaba una huella en el alma de los espectadores, aunque no tuviera el rol principal; la mujer que expresó no tener deferencia por ningún personaje, porque cada uno era interesante si tenía algo que decir y enseñar”, expresó Rey Yero.
La cita concluirá este jueves en horas de la noche con el reconocimiento a los mejores trabajos. “Pero ganar es lo de menos —afirma el jatiboniquense raigal Luis Raúl Pina—, aquí lo importante es el encuentro con los amigos, saber por dónde vamos, irnos con nuevas ideas para agarrar la cámara, o lo que tengamos a la mano, para empezar a filmar después. ¿Que cómo está la salud de documental en el territorio? Compruébalo tú mismo: vivito y coleando”.
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