Con 22 acuerdos en el portafolio, algunos de ellos de gran relevancia para el desarrollo nacional, la presidenta Cristina Fernández partió de regreso a Argentina tras una visita a China que calificó de muy exitosa.
A bordo del Tango 01, la mandataria y su gabinete económico harán primero escalas en Rusia y en Marruecos, donde descansará un día, y después pasará por Brasil antes de llegar el sábado al aeroparque capitalino Jorge Newbery, adelantó la oficina de la Presidencia en Buenos Aires.
Le espera una dura confrontación con la oposición que se lo juega todo en un año electoral, pero viaja satisfecha, por lo que ha expresado, porque trae en mano convenios clave para el fomento del país.
A los 15 acuerdos rubricados el miércoles se sumaron otros siete firmados este jueves antes de remontar el vuelo que dinamizan aún más la alianza estratégica integral que pactaron ambos gobiernos.
Suscritos por el ministro de Planificación, Julio De Vido, estos están relacionados con la cooperación en materia aeroespacial, minería, y un acuerdo para el emprendimiento de energía eólica en El Angelito, en la provincia de Chubut.
En general los convenios sellados abarcan desde la cultura, la banca, materia espacial, petróleo, comercio, producción militar, energía hidráulica y la minería hasta la construcción de la cuarta central nuclear argentina.
Luego de encomiar el desarrollo de China y su liderazgo económico y político en la escena mundial, Cristina Fernández afirmó que «se acabó el mundo unipolar» en un acto por vídeoconferencia para inaugurar las obras de dos importantes hidroeléctricas.
En esa línea de pensamiento consideró que «entramos en una nueva era de multipolaridad en la que las naciones emergentes juegan un papel cada vez más preponderante en los designios de la humanidad y en la construcción de un mundo más justo y equitativo».
Su visita a Beijing y los resultados reflejan de hecho el tipo de relación para el desarrollo que se pueden establecer entre los países del llamado Sur.
En un mundo en conflicto y con serios problemas de crecimiento, las alianzas estratégicas son una necesidad de cada país con interés en mantener sus márgenes de actividad. En este contexto se enmarca el acercamiento de Argentina con China, señala el comentarista Leandro Renou.
Pese a que en 2014 creció menos, el PIB de China ya es superior al de Estados Unidos y, según las previsiones de organismo internacionales, la brecha entre ambas potencias se ampliará hacia el 2019 a favor de los asiáticos.
La tendencia -agrega- es la base de un cambio de paradigma geopolítico, de modificación de bloques de poder, con creciente preponderancia de los BRICS (Brasil, Rusia, China y Sudáfrica) y un reordenamiento en las naciones centrales de Europa, que pierden poderío.
En ese contexto, los acuerdos con el gigante asiático son lógicos desde todo punto de vista, pero exigen un compromiso político ineludible de preservación de la industria nacional, o, en todo caso, de complementación de ambas industrias, advierte el comentarista.
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