Cuando en Río de Janeiro no se había apagado aún la llama olímpica, ya Adrián Puente tiraba sus flechas en Sancti Spíritus
“En el alto rendimiento los descansos son activos y cortos. No se concibe un atleta que se pase dos meses sin tocar el arco”.
Repasa detalles técnicos que pudieron hacer la diferencia en esa flecha que no cayó donde debía y no le dejó pasar hasta donde él pensó que podía. Para entonces ya había roto récord personal (655) y se medía con lo mejor del ranking mundial, no obstante, ancló en un decoroso puesto 17 entre 64 arqueros.
“Decirte que fueron esos detalles sería injusto, hay muchos que pudieron influir, pero es una variable con la que hay que trabajar”, dice y sigue enfocado en el centro de la diana repasando mil veces el disparo que hizo la diferencia en una mejor ubicación.
“El resultado es bueno, para la preparación que tuvimos, que fue muy corta. Al match con el indio fui más tranquilo, sin embargo, la cosa fue más tensa con el mexicano. Podía haberle ganado, pero no tuve un buen inicio y me quedé con eso por dentro, aunque sé que el indio está entre los primeros del ranking del mundo”.
Desde los hogares cubanos se vivió el flecha a flecha de Adrián con sus rivales como una carrera o un pleito de lucha, como si no se tratara del tiro con arco, un deporte hasta hace poco “pasivo”.
“Se ha convertido en un deporte de confrontación con el contrario, no es como antes que disparaban todos a la vez, es flecha a flecha, por tanto es muy tenso. Es todo un mecanismo para hacer el deporte más televisivo, entonces hay que estar a tono con los tiempos. Muchos protestan porque consideran que debe ser ganador el que mayor acumulado tenga y con este sistema eso desaparece. No obstante, a mí me favorece porque empareja el nivel. Hay que estar adaptado, competir mucho, que es lo que te da la seguridad”.
Y para medir mejor lo que se vivió en Río aporta un ejemplo: “El coreano que había implantado récord mundial en la primera fecha lo vi al día siguiente y tenía los ojos hinchados, al parecer de no dormir, es un hombre que se pasa el año entero ganándole a todo el mundo. Yo hice récord personal y luego no quedé entre los 16 primeros, pero así es la competencia”.
Adrián busca consuelo en la desdicha ajena. “Es complicado verte ahí cerca, con posibilidades ante arqueros que lo tienen todo, desde los implementos, las competencias…, mientras uno tiene muchas limitaciones, eso demuestra que no estamos tan lejos. Solo participé en la eliminatoria de los Juegos Olímpicos, una Copa del Mundo y una base de entrenamiento que hicimos en Colombia, a diferencia de gran parte de los tiradores, quienes participan en las cuatro fases de las Copas del Mundo o en los torneos que se celebran en Asia y Europa.
“En cuanto al arco, la diferencia es que el de la gran mayoría es nuevo, el mío tiene dos años de explotación y viene para una cantidad de disparos, cuando se pasa pierde propiedades, más con nuestro clima, que es caliente”.
¿Qué hace la diferencia entre un 6 y un 10 en la línea de tiro?
La diferencia siempre la va a hacer el arquero, porque es el que dispara la flecha, aunque existen otros factores, como el clima, el grado de concentración”.
¿Ya apuntas a Japón?
Cuatro años es mucho tiempo, no sabemos qué pueda pasar, pero Río me dejó el deseo de luchar y tratar de llegar a Tokio y mejorar la actuación.
Felicidades, buen resultado, de los mejores de Cuba en esta Oloimpiada.