Contrario al más elemental sentido de humanismo, ciudadanos en Miami, Florida, festejaron la pérdida física del líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro
La decencia no se aprende en academia alguna, menos aún el respeto a la muerte. No importan la ideología, la raza… No importa nada porque, ante todo, somos seres humanos.
Mientras casi el mundo entero —para no pecar de absoluto— vive horas de conmoción por la pérdida física e irremediable del líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro en la noche del 25 de noviembre, cientos de habitantes de Miami, Florida —aunque hubiera sido una persona nada más— han salido a festejar en las calles el fallecimiento de un hombre.
Desde Hialeah hasta La Pequeña Habana y Westchester, ciudadanos con el odio al Comandante en Jefe y a su monumento mayor, la Revolución cubana, calado en los mismísimos tuétanos corrieron a lugares céntricos de la urbe, cacerolas y tambores en mano, a bailar al compás de La vida es un carnaval. Si es que existe, sálvalos Dios de tal pecado. El Nuevo Herald, Univisión y los videos insertados en el canal Youtube en la red de redes atestiguan la lamentable festividad.
Por si fuera poco, el jefe de la Policía de Miami justificó la malsana irreverencia con la apelación a la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos que le concede a los ciudadanos, entre otros, el derecho a la libertad de expresión.
Pero, las leyes y decretos no regulan los sentimientos más íntimos, que nos hacen personas, no robots. Cada quien puede profesar el credo que decida, afiliarse a corrientes de pensamiento de la ultraderecha, centroderecha o la izquierda, incluso, más allá; sin embargo, festejar la muerte del prójimo resulta, cuando menos, inhumano.
“No estamos celebrando la muerte de un ser humano”, ha intentado argumentar Tomás Regalado, el alcalde de Miami, quien para colmo espera que “nuestros hermanos latinoamericanos y del resto del mundo” entiendan que a los cubanos de esa urbe les asiste el “derecho de celebrar este día”.
Montado en esa misma cuerda, el alcalde de Hialeah, Carlos Hernández, confesó que la “ciudad había estado organizando un plan durante un tiempo para enfrentar la muerte de Fidel Castro y que ahora que sucedió, todo funcionó bien”. Que una autoridad estatal grite a los cuatro vientos su beneplácito por el deceso de quien fuera gobernante de otra nación, rebasa los límites de la racionalidad.
La decencia no se aprende en academia alguna, ya lo dije. Una amiga que jamás pisó un aula universitaria en su tierra natal de siempre, me acaba de enviar un mensaje electrónico desde Miami: “Ojo, que dolor. Cuanto hubiese deseado estar ahora en mi Cuba”. Entonces, pensé en los agradecidos.
Precisamente, esos que allí, en la jungla de Miami, celebran la muerte de Fidel, nunca tuvieron decoro, ni ética, por ello, aquí no tenía espacios, porque en Cuba, ideologías y pensamientos distintos, se sabe de decoro, de ética humana, y nadie se alegra porque algún ser humano muera.
Pero esos que allí en Miamai, salieron alas calles..cuán errados están..porque fue precisamente ahora que Fidel, a ese contra el que no pudieron nunca, emprende un viaje hacia la eternidad.
No comprenden que no se fue, fue al futuro para trazar la senda para que los cubano de verdad lo sigamos…….
SON GUSANOS
eso no es alegría , es temor, miedo, ignorancia porque saben que FIDEL, nuestro invicto Comandante en Jefe, vivirá por siempre en cada uno de los cubanos que como yo al sentir dolor , sequé mis lágrimas y mirando sus fotos sentí que está presente; y esos que festejan su partida no saben lo infelices que son y rien de dientes hacia fuera porque por dentro les aterra saber que sus ideas está multiplicadas hoy más que nunca. Que viva por siempre Fidel
la reaccion de miami no frenara nuestro proceso revoluvionario. cuba es hoy mas fuerte que nunca, nunca ha brillado tanto un hombre como Fidel,HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, AHORA Y EN NUESTRO FUTURO, VIVA CUBA VIVA FIDEL VIVA LA REVOLUCION