El Sub-23 se sumó al nubarrón de las no clasificaciones de los equipos espirituanos este año (Sub-15 y Sub-18) y del que son excepciones el Sub-12 y el 9-10
Y todos fueron felices y comieron perdices… Así, al estilo del final del mejor cuento, es la visión que sobre el desempeño del equipo espirituano en la tercera Serie Nacional Sub-23 tiene la familia beisbolera.
El noveno lugar, aunque es inferior en siete escaños al segundo del pasado año, es visto con conformidad. A fin de cuentas, el saldo siguió al pie de la letra el guion en la estrategia de priorizar, por encima del resultado, la formación de peloteros y el aporte a los Gallos para mejorar el onceno lugar de la pasada campaña.
Así piensa Lázaro Martínez, el mánager, mientras Daniel García Zerquera, preparador físico, se confiesa “muy, muy contento porque está acorde con la táctica que Juan de Dios Peña, entrenador de pitcheo, considera valiente y sabia”.
“Hay que perder para ganar”, sostiene Carlos Bermúdez, director provincial del Inder, quien argumenta con la paridad del grupo C, y ahí tiene razón, pues los espirituanos, en el tercer puesto, quedaron a dos juegos del líder Ciego de Ávila y llegaron al último cotejo con un traje que les quedó grande: barrer a los Tigrecitos, su “coco” en esta lid, frente a quienes perdieron nueve de los 12 juegos sostenidos.
No es que esté mal, porque para Sancti Spíritus y toda Cuba esta liga tiene como fin desarrollar talentos, mucho más aquí donde llevan tres años sin clasificar. Pero cuando se empieza a mirar por un solo visor del anteojo, se acorta el alcance, no porque crea que debamos ganar siempre en un torneo que además reparte un solo boleto. “Que si el pitcheo es joven, que si la actuación está acorde con lo que tenemos” son frases repetidas a coro por la familia beisbolera.
Nunca nos pondremos de acuerdo con ese conformismo que echa raíces. Desde fuera mis reflectores, que tienen menor impacto que el de los expertos, se enfocaron en cuestiones que pudieron ser la diferencia entre un noveno puesto o un mejor saldo del 18-18 y hasta ese casi-casi que nos suele matar en la raya.
El grueso de los regulares era repitente del año anterior y algunos con horas de vuelo en los Gallos, pero no se pudo extraer todo el jugo al promedio de 260, sexto mejor de la lid, pero penúltimo en anotadas (127); se extrañaron los jonrones de la campaña pasada, sobre todo los de Luis Dariel Serrano, de quien sigo pensando le costará más trabajo superar sus lagunas defensivas si solo juega “en serio” 45 encuentros o dos meses al año. En lo individual, apenas dos hombres batearon por encima de 300: Julio César Pérez (315) y Rodolexis Moreno (301), sin desdorar a Jorge Ruiz, que bateó 266, pero lideró el conjunto en cuadrangulares con cuatro e impulsadas con 20.
Un dato curioso dio el box: 3.52 PCL, onceno. Aquí por estrategia no se llevaron lanzadores con el rango etario y que el pasado año ocuparon el segundo lugar de país bajo el argumento de que llegaron cansados a la Serie Nacional. Llama la atención que entre los dos lanzadores de cabecera, repitentes en el Sub-23 y los Gallos: Yosbel González y Ramón Zúñiga ganaran solo dos partidos (uno per cápita), mientras Osvaldo Santiago, que se quitó el traje del Servicio Militar casi en la lomita, archivara seis triunfos sin revés y salvara cuatro juegos; cosas de la contralógica beisbolera, que también existe.
De la defensa, apenas apuntar que el 967 estuvo por encima de la media en un torneo torpe en guantes. Pero como todo el mundo está feliz, aunque el contagio no llegue a la mayoría de la afición, aquí se quitó el plug de la Sub-23 y se instaló el de los Gallos, que ya tienen adelantado un tramo en la preparación, incluidas dos semanas en la playa y topes con varios equipos. Ahora adquirieron otras 12 piezas del Sub-23 para sumar 41 miembros a la preselección que dará cuerpo al equipo espirituano entre el 19 y el 21 de julio.
Así como coincidieron en alegría las direcciones de ambos elencos durante un análisis colectivo esta semana, acertaron en los nombres de los elegidos: Yunior Ibarra Araque, receptor; Rodolexis Moreno González, Julio Cabrera Viña, Javier Valdivia Ley y Yankiel Mencía González, jugadores de cuadro; Jorge Ruiz Migue y Julio César Pérez Castro, jardineros; y como lanzadores Osvaldo Santiago Hernández, Ramón Zúñiga, Camilo Tamayo, Humberto Delgado y Orlando Valdivia.
El rendimiento fue el móvil esencial y también ese “buscar lo que haga falta”, según Mario Zulueta, director de los Gallos, quien se confiesa alegre “porque se desarrollaron muchachos, buscamos posiciones que están débiles. Hay que mover las fichas, seguimos buscando formar un equipo, pues existe un cambio generacional”.
El Sub-23 se sumó al nubarrón de las no clasificaciones de los equipos espirituanos este año (Sub-15 y Sub-18) y del que son excepciones el Sub-12 y el 9-10, y en lo individual Yuen Socarrás, integrante del Cuba al tope bilateral con Estados Unidos, y el lanzador Harby Castellanos, quien se prepara en Panamá para el Mundial Sub-15.
La Serie Nacional comienza el 7 de agosto. Para entonces nos queda pararnos en la misma posición de Osmani González, entrenador de pitcheo: “Ojalá que ellos con su actuación den respuesta a la estrategia”.
pues yo lo puedo entendewr por partes el año pasado muchos jugadores y principalmente los lanzadores jovenes que eran unos cuantos llegaron a la serie nacional con los brazoz cansados y serrano enlos ultimos partidos de la serie pasada no podia con el bate asi que el campeonato sub 23 hay que jugarlo bien pero es para desarrollar peloteros jovenes no para reventar a los jovenes cuando despues pasen a jugar tambien la serie nacional.
Llegó la conformidad al endeudado -con la afición, claro está- beisbol espirituano. Alguna razón deben tener para no utilizar a Serrano en el sub-23, pero como no lo argumentan, ninguna razón tienen. La misma deuda histórica con la producción de carreras, con el % de embasados y con la relación entre ponches y bases por bolas, incluso con atletas ya con experiencia en estas lides. Yo sugiero menos optimismo, más mesura y esperemos a la serie nacional y entonces hora de demostrar el verdadero alcance de estas estrategias. Suerte y que todo nos salga lo mejor posible…
eso de perder para ganar , no se quien la invento , pero no la entiendo , si vamos a un campeonato con esa teoría estamos perdidos antes de comenzar , y si se la inculcamos a los atletas , imaginase usted , cuando se hace un equipo de cualquier deporte o categoría el objetivo , se logre o no , debe ser siempre el de ganar y mas si es la pelota , con cientos de aficionados que quieren como es lógico ver ganar a su equipo , pero la dirección dice que hay que perder para ganar , para ganar que , mañana podrán decir , que ojala no ocurra, que serrano abandono el país , yo no lo voy a apoyar , pero si lo voy a entender , como es posible que un prospecto como ese solo pueda jugar 45 juegos de pelota al año , y que ademas se de la oportunidad de foguearlo en una liga que se lo va a permitir , y no se haga , por estrategia según dicen , que estrategia ni estrategia el pelotero se hace jugando , y a el mucha falta que le hace , entonces , con esa mentalidad , estamos jodidos.