El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva calificó como “la semana de la vergüenza nacional” a la última sesión del juicio político contra la mandataria suspendida, Dilma Rousseff, que inició el Senado
“Hoy está comenzando la semana de la vergüenza nacional”, dijo Lula ayer en un acto organizado por movimientos sociales y el sindicato de petroleros en defensa de Petrobras y la industria naval” en Niteroi, estado Río de Janeiro.
El ex presidente, mentor político de Rousseff, dijo que sentía “vergüenza ajena por ver al Senado, que debería estar discutiendo los intereses del pueblo y está discutiendo la condena a una persona inocente. Hoy comienzan a romper la Constitución”, afirmó Lula, con el proceso contra “una presidenta que el único error que cometió es ser honesta”.
El ex mandatario, uno de los favoritos para las elecciones de 2018, dijo al lado de Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento Sin Tierra (MST), que en caso de que Rousseff sea destituida, el gobierno del actual mandatario interino Michel Temer lanzará un plan de privatizaciones. Rousseff es la sucesora de Lula, de quien fue ministra de Minas y Energía y jefa de Gabinete, tras lo cual venció las elecciones en 2010 y 2014.
La condena o la absolución de Rousseff por delitos contables en el presupuesto 2015 puede definirse el próximo martes por una votación del Senado. La jefa del Estado, suspendida del cargo desde el 12 de mayo, será interrogada por el Senado el próximo lunes, jornada en la movimientos sociales se manifestarán frente al Congreso Nacional.
El ex presidente también dijo que está favor de la operación Lava Jato, pero criticó la forma de investigación basada en delaciones premiadas de corruptos confesos, sobre todo ex directores de Petrobras. “Si alguien roba tiene que ir a la cárcel, pero hay delatores que dijeron mentiras y ahora están sueltos, fumando un habano cubano”.
La fase final del juicio político comenzó ayer contra la presidenta Dilma Rousseff, y probablemente concluirá con la destitución definitiva de la mandataria a comienzos de la próxima semana.
El presidente del Tribunal Supremo brasileño, Ricardo Lewandowski, abrió por la mañana la primera jornada del proceso en que los 81senadores de Brasil deben decidir si destituyen a Rousseff, suspendida ya del cargo desde mayo, por acusaciones de haber cometido irregularidades para ocultar el déficit público.
Según las últimas estimaciones, la decisión sobre el destino de Rousseff podría tomarse ya en la madrugada del martes 30, con un resultado que apunta desde ya a una clara derrota para la mandataria en la votación final. Para que el impeachment tenga éxito se necesita una mayoría de dos tercios, es decir, de al menos 54 senadores. Gran parte de los legisladores se ha decantado de antemano contra Rousseff, que además de perder el cargo sería inhabilitada por ocho años para ejercer cualquier cargo político.
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