Cerca de 40 artistas de cinco nacionalidades les regalaron a los espirituanos números de excelente factura
El suspenso se apropió de cada uno de los escenarios, donde hizo escala la más legendaria de las artes escénicas. El redoble de los tambores, luces y colores acompañaron la alegría que distinguen sus diversas propuestas. Y es que la autenticidad, sincronía y riesgo delatan siempre la presencia del Circo Nacional de Cuba.
Aunque Sancti Spíritus ha sido carpa de diferentes compañías circenses, sin duda los cerca de 40 artistas aplatanados aquí desde el 24 y hasta el 26 de agosto evidenciaron con creces la calidad, belleza y elegancia de ese arte.
Por gran parte de la isla y con una suerte de parada en esta provincia, variados espectáculos, con sello tanto nacional como extranjero, mostraron algunos de los premiados en la XV edición del Festival Internacional de Circo Circuba 2016, celebrado en La Habana a principios de la actual etapa estival.
Gracias a esa idea de recorrer gran parte del territorio nacional, el público residente fuera de la capital pudo disfrutar de varias de las manifestaciones de esa modalidad de las artes escénicas: equilibrio, malabares, acrobacia, gimnástica, payasadas, trapecio, telepatía, aros giratorios y tragafuegos. Una especie de todo en uno que no da pie a la improvisación.
A fin de llegar al mayor número de personas, la máxima dirección del Circo Nacional de Cuba decidió que la gira regalara dos grandes espectáculos: Había una vez un circo y Festival Circuba 2016. El primero, un homenaje a la música infantil, ya que múltiples de los personajes nacidos al calor de varias melodías fueron los protagonistas de los números, y el segundo, reservado para los espacios que permiten los saltos de gran altura.
José Opitz Peña, conocido popularmente como el payaso Pepitín, director de Había…, el cual se posicionó en el Teatro Principal de la ciudad del Yayabo, en Cabaiguán y Yaguajay, expresó que el elenco sintió la alegría y respeto de un público que siempre espera con agrado al circo.
“Tenemos la responsabilidad de fomentar en los niños el amor hacia las canciones preciosas para esas edades que se han hecho en este país y en otros. A partir de esa máxima, decidimos introducir a legendarios personajes como la Gallina Turuleca a protagonizar las diferentes modalidades de nuestro arte”, añadió.
Junto a los compases de esas melodías, el dúo Estilo propio, integrado por el mago Aliet Pérez Martínez y uno de los telépatas más jóvenes de América Latina, Arley Collazo, se llevaron las ovaciones del auditorio.
Con preguntas exactas hechas por el primero, Collazo fue capaz de responder lo mismo el número de carné de identidad, el saldo del celular de uno de los asistentes o los colores de un objeto tomado al azar.
“La mayor satisfacción que podemos recibir es el aplauso, ya que es el premio sincero y verdadero a nuestro compromiso entregado en cada presentación”, opina el tunero Pérez Martínez, quien el pasado 13 de agosto en Santiago de Cuba rompió el récord mundial en conducción a ciegas, al hacerlo sobre una moto durante 8 kilómetros por esa urbe oriental.
La Sala Polivalente Yayabo acogió en el horario nocturno a varios artistas cubanos y otros procedentes de Uruguay, España, México y Chile, donde se evidenció el interés de mantener la tradición familiar y generacional en el circo cubano.
“Permanecemos gran parte del tiempo de un lado a otro —comenta a Escambray Anabel Rosales Molina, la Gitana de fuego, única mujer tragafuegos de Circuba—. Por ello, apostamos por regalarle a nuestra razón de ser: el público, lo mejor que hacemos”.
Y como todo hijo menor, el más mimado del grupo de artistas llegados a Sancti Spíritus en el periplo es Alejandro Licea, joven de 17 años, ganador del Premio Revelación en la especialidad de rolan-rolan.
“He obtenido mucha experiencia en esta gira. Solo llevo pocos meses como graduado y ha sido extraordinaria la acogida del público y de todo el equipo que me enseña cada día”, considera quien también obtuvo un lauro en el Festival de Circo de Albacete, en España.
Con el exquisito sabor que siempre se disfruta, hasta los más exigentes paladares, cuando el gusto, la belleza y riesgo se fusionan, Sancti Spíritus despidió el periplo de “Circuba viaja por Cuba”. Herederos de la tradición de los hombres y mujeres, errantes por los pueblos, esos artistas prometieron volver para otra vez anunciar: “Llegó el circo”.
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