Elijah Eugene Cummings está en Cuba, cumpliendo con un intenso programa que les ha permitido recorrer escuelas y universidades, centros de investigación para la salud y proyectos económicos y culturales
Desde 1996 Elijah Eugene Cummings ha sido reelegido como representante a la Cámara baja del Congreso de los Estados Unidos, por el séptimo distrito de Maryland, que abarca un poco más de la mitad de la ciudad de Baltimore, una parte del Condado de Baltimore, habitado por una mayoría estadounidense, además de una gran porción del Condado de Howard. Está ahora en Cuba, acompañado de una delegación de 40 miembros, con un intenso programa que les ha permitido recorrer a sus anchas escuelas y universidades, centros de investigación para la salud y proyectos económicos y culturales.
Aunque nunca había puesto un pie en la Isla, Cuba no es extraña para Cummings, miembro de alto rango del Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara. Admira abiertamente a algunos de líderes cubanos y copatrocinó un proyecto de ley para que los estadounidenses puedan viajar a este país libremente. Finalmente, el proyecto no avanzó en el Senado, pero el congresista sí tomó la decisión de hacer sus maletas y llegar hasta La Habana, con gente de su distrito.
Cuba no es un peligro en lo absoluto, dice sonriendo, cuando nos encontramos en el amplio jardín del Hotel Nacional, después de un día en que ha conversado con estudiantes y profesores, ha cantado con los niños y hasta bailado. “Llamé a mi hijo y le dije que creo que debe tener su Luna de Miel aquí en Cuba. Para nosotros en EEUU, y particularmente para nosotros en el Condado, Cuba es un lugar fascinante porque la demografía de la población cubana, es parecida a EEUU. Venir aquí y en especial hablar con sus estudiantes, tanto del nivel primario como universitario me ha impresionado.”
“Estamos maravillados de lo que hemos visto aquí”, reitera, pero esta impresión tiene que traducirse en esfuerzos concretos. Obviamente la pregunta que finalmente aterriza entre nosotros es cómo se alinean esas intenciones con Donald Trump en la Casa Blanca. “Mi esperanza es que vea a Cuba desde el punto de vista económico y que logre entender que este es un lugar que merece abrirse a la relaciones con Estados Unidos; que podemos comerciar con la Isla como lo hacemos con China, Vietnam y otros lugares. No hay ninguna razón para no tener comercio con Cuba”, afirma.
“Es nuestra responsabilidad regresar y hacer lobby con nuestros representantes federales para estar seguros de que no cambie la política hacia Cuba y que de hecho se amplíe. Tenemos que demostrar que esto es importante también para nosotros. Tenemos trabajo por hacer para no perder lo que se ha logrado hasta aquí”, concluye.
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