Más de la mitad del área a sembrar este año en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Ciego Caballo, en Jatibonico, responde al programa de acercamiento del cultivo al central
Si nos guiamos por el marabú que define el horizonte en las profundidades de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Ciego Caballo, se pudiera imaginar otra vez aquella remota teoría de que la Tierra no era redonda, ya que no hay nada más parecido al fin del mundo que esa muralla vegetal que todavía se divisa y achica el espacio cultivable.
Las áreas de Ciego Caballo son uno de los tantos infiernos de marabú donde en los últimos tiempos hombres y equipos han escenificado una batalla campal contra troncos y espinas, con la finalidad de devolver a esos terrenos el cultivo que dio pie al nacimiento de Jatibonico y su industria azucarera.
La recuperación de los suelos inscritos en el fondo de tierra para caña y que se reportan perdidos signa desde hace cinco años una de las principales vertientes de trabajo impulsada en la provincia y, en particular, en las áreas vinculadas al Uruguay, con la finalidad de elevar la producción azucarera.
En el salto productivo logrado en el territorio tiene marcada incidencia este programa, cuantificándose unas 11 000 hectáreas rescatadas, nivel equivalente a alrededor del 60 por ciento de las áreas con posibilidades para el cultivo, según datos de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus.
El interés de liberar terrenos ocupados por marabú y otras malezas para sembrar caña encierra también otro objetivo: acercar la plantación a la industria, reclamo hecho por el país al sector.
Eddy Gil Pérez, director de Atención a Productores Cañeros en la Empresa Azucarera, señaló que la provincia pretende sellar el programa de acercamiento del cultivo el próximo año y el trabajo de mayor envergadura se concentra en el Uruguay.
El 62 por ciento del plan de siembra del año se asienta en terrenos del llamado anillo cañero, añade la fuente, y adelanta que al término del 2016 al territorio le deben faltar unas 4 860 hectáreas, de ellas 3 426 en la zona de Jatibonico.
RENACEN CAÑAVERALES
Después de las transformaciones emprendidas en las UBPC La Vega y El Patio, el frente principal de recuperación del cultivo en áreas vacías tiene su epicentro actualmente en Ciego Caballo, unas de las 14 unidades del Uruguay cuyo patrimonio cañero rebasa las 1 000 hectáreas.
Desde enero y hasta mediados de marzo se ha cambiado marabú por caña en 120 hectáreas, la plantación se acomete con riego de supervivencia a partir de la explotación de sistemas enrolladores diésel; a la vez que prosiguen las labores de desbroce con el propósito de plantar antes del cierre de abril otras 130 hectáreas.
Iroelys Valdés Pérez, administrador de la UBPC, explicó que desde finales del pasado año comenzó la batalla contra el marabú con brigadas de desmonte manual y tres equipos pesados. “Donde hace apenas unos meses había un monte de aroma, renacen cañaverales”, afirmó.
“Fajarnos contra el marabú —explica— ha sido algo difícil, pero es la vía que tenemos para crecer en caña y mejorar la economía de la UBPC y de los trabajadores, sin desconocer lo realizado en las áreas en cultivo, lo cual ha permitido que, aun cuando es la unidad de más bajo potencial agroproductivo del Uruguay, se ha elevado el rendimiento agrícola a 46 toneladas por hectárea”.
Junto al renacer agrícola un hecho que marca el progreso en la UBPC es la explotación por primera vez del riego de agua; mas el avance experimentado en la recuperación del cultivo obedece, asimismo, a la llegada a la zona de migrantes orientales, fuerza que vino a suplir allí la histórica carencia de brazos.
“Hace 10 años había que llamar al hombre para que no se fuera; hoy llegan trabajadores pidiendo entrada a la unidad y realmente no hacen falta”, describió el administrador, y apuntó que el colectivo abarca casi 190 integrantes.
NÓMADAS EN EL MARABÚ
A golpes de mochas y hachas un grupo de holguineros libra en Ciego Caballo una batida contra el marabú. “Oficio más duro que este creo que no lo hay en el campo, esto es para guapos, pero se gana buen dinero y lo que hacemos tiene mucha utilidad”, expresó Osmany Reyes Pupo, al frente de la pequeña brigada.
Yunior Tamayo Oliva, reveló que lleva tiempo en los trajines de la chapea, cubriendo su itinerario más reciente en zonas de Camagüey, La Habana, hasta asentarse hace poco en Ciego Caballo.
“Hay marabú de hacha y de mocha —aseveró—, eso se sabe cuando entras al campo, pero te aseguro que más duro que este nunca lo había picado”.
Atareado en la siembra de caña el cooperativista Osleydi Estévez concede validez a la faena que ahora realiza: “Lo mejor que estamos haciendo aquí es cambiar el marabú por la caña, poner la tierra en producción para que crezca la producción de azúcar, mejore la economía del país y la mía, también”.
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