Una de las actrices más queridas por el público cubano dialoga en exclusiva con Escambray en torno a su vida y obra
Detenerse en algún semáforo habanero le pone los pelos de punta. No es por imprecisiones con el timón, sino porque todavía varias personas recuerdan que Coralia Veloz Fernández se vestía con el traje de la capitana Isabel, uno de los personajes de la popular serie Día y noche.
“Me muero de pena cuando un oficial se pone la mano en la frente, en señal de respeto. Solo atino a asentir con la cabeza y pedir para mis adentros que pongan la verde. Incluso, paso cerca de un grupo y me tararean el tema de presentación del programa. Aunque el tiempo ha pasado eso continúa, debe ser porque lo han retransmitido en varias ocasiones”, alega mientras sonríe durante un diálogo jovial, como si conociera de siempre la sede del periódico Escambray.
Pero, más allá de las múltiples ocasiones en que el espacio ha sido mostrado por la televisión nacional o descargado en el tan controvertido “Paquete”, Coralita, como la isla entera la conoce, ha sabido ganarse a fuerza de trabajo, talento y consagración a varias generaciones de cubanos.
“He recibido mucho el cariño que me han dado. Y siempre he sido recíproca, agradecida y respetuosa con todas las personas. Eso me lo enseñaron mis padres”, expresa.
Hija de dos grandes del panorama cultural del país: Ramón Veloz y Coralia Fernández, nació, creció y se desarrolló en un hogar donde se transpiraba arte.
“Me aterraba cuando en la televisión ponían algo mío y mi papá lo veía. Siempre fuimos muy críticos. Creo que va en el amor, cuando se quiere se apuesta por la ayuda constante”, añade.
Y justo en ese escenario encontró los conocimientos para llevar su histrionismo a los diferentes medios: cine, radio y televisión.
“No estudié actuación. Incluso, primero pensé que no sería actriz. En la época que recibí clases de idioma francés en la escuela Julio Antonio Mella, en La Habana, me hablaron para que diera clases de Español. Pero en aquellos años que te liberaran del sector educacional no era fácil, por lo que no acepté y me dediqué a la actuación”.
¿Aplicó en la familia que creó lo aprendido por sus padres?
“Sí, por ejemplo mi hija Tahimí Alvariño tampoco cursó estudios. Justo al otro día de que le suspendieran su ingreso al Instituto Superior de Arte, al cual fue sola pues debía demostrar quién era por ella misma, una directora de una serie juvenil, donde yo iba a trabajar, la invitó a hacer un casting para que interpretara el papel de mi hija. Fue, otra vez sola, y le dije: pues ahora sí vas a demostrar que tienes para dar. La aceptaron e hizo el personaje”.
¿En qué medio se siente más cómoda?
“Todos son diferentes y responden a características muy propias. Me entusiasman los personajes que me hagan vibrar o que me quiten el sueño”.
¿Qué características entonces no le pueden faltar?
“Cuando era joven me daban los papeles de doncellas y me aburría porque todo el mundo sabe lo que pasa. Prefiero aquellos personajes que tengan conflictos, que me llevan a trabajar para ver cómo lo doy lo más naturalmente posible. Busco sutilezas para no estereotipar nada”.
Con un currículo impresionante que revela su capacidad para desdoblarse en múltiples personalidades, Coralita Veloz se mantiene fiel al legado de las generaciones de artistas que le antecedieron.
“La juventud de hoy no tiene el fogueo de quienes nos formamos en mi época porque hacíamos radio por la mañana y de ahí empatábamos con la televisión en vivo. Fueron años de constante creación”.
En la película cubana Reina y rey, en 1995, representó un personaje con conflictos relacionados con la emigración. ¿En qué medida cree que ese filme contribuyó a eliminar ciertos prejuicios con respecto a ese tema?
“Pienso que podía haber contribuido mucho más si le hubiesen dado más importancia”.
¿Por qué serle fiel a la teleserie De amores y esperanzas, de Raquel González, la cual estuvo años en espera para ser materializada?
“Porque somos amigas y yo soy muy fiel a mis amigos. El tema me gustó porque nunca se había tratado y todos los personajes están bien escritos, ya que indagan en los más profundos sentimientos. Todavía esperamos por el presupuesto para la segunda etapa”.
Y en esa espera que no se distingue por la total ausencia de propuestas, ya que recientemente culminó de filmar dos actuaciones especiales para el séptimo arte cubano, Coralita Veloz rememora pasajes de su trabajo, al disfrutar algunas de las retransmisiones de los programas que ha protagonizado.
“Cuando me veo siempre pienso en el tiempo que ha pasado. Es implacable. Siento un poco de tristeza porque te encuentras con personas que ya no están”, concluye.
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