Cuba demandó en la ONU el compromiso político de los Estados y otros actores con el control de las drogas ilícitas, al considerarlas un obstáculo al desarrollo sostenible y al bienestar humano
En la segunda jornada de una sesión de alto nivel sobre el problema mundial de los estupefacientes, la ministra de Justicia de la isla, María Esther Reus, ratificó la voluntad absoluta de su país de trabajar a favor de sociedades libres del flagelo.
De acuerdo con la funcionaria, el foro de tres días instalado este martes genera expectativas e interés, ante la necesidad de fortalecer la cooperación internacional, de cara a un fenómeno que lejos de atenuarse se profundiza y recrudece.
«Cómo no preocuparse, cuando no se ha logrado reducir la demanda, producción y tráfico de drogas, como exigió la Declaración Política de 2009? Cómo no inquietarse, al saber que al menos 246 millones de personas consumen drogas ilícitas, según estimados de la ONU?», preguntó.
Reus advirtió en el encuentro que reúne a presidentes, ministros, expertos y representantes de la sociedad civil de los cinco continentes que la solución del problema de la producción y tráfico masivos de narcóticos desde el Sur pasa, en buena medida, por eliminar la demanda mayoritaria del Norte.
«Hoy es más importante que nunca antes reconocer y aplicar el principio de responsabilidad común y compartida», afirmó.
Para Reus, otra prioridad global debe de ser dejar de militarizar a países, arrasar a campesinos, irrespetar la soberanía nacional y obviar las particularidades de cada región.
Tampoco se resolverá a través de la legalización, o asumiendo las drogas como sustancias inofensivas. Entender esto como una solución podría implicar aceptar que los Estados no pueden o no quieren cumplir con sus obligaciones de combatir el delito y proteger la salud de sus ciudadanos, subrayó.
Según la titular de Justicia, Cuba favorece ante el flagelo un análisis profundo, que no generalice ni asuma que el enfrentamiento con rigor al problema es responsable de su magnitud actual.
«Es necesario ir también a las causas raigales y no olvidar, en este contexto, la incidencia de un orden internacional injusto, egoísta e inequitativo, y de un modelo político, económico y social, impuesto universalmente, donde prevalece el poder corruptor de quienes buscan ganancias a toda costa. Estos factores constituyen un caldo de cultivo básico del problema de las drogas y otros flagelos conexos», dijo.
Reus aseveró en la sesión que existen experiencias que demuestran la efectividad de la lucha contra los estupefacientes cuando se promueven políticas integrales, preventivas y educativas, la inclusión social constituye una realidad y las personas tienen acceso a la salud, incluyendo el tratamiento y la rehabilitación.
Bajo estos preceptos y con mucho esfuerzo, Cuba ha logrado que la producción, tráfico o consumo de sustancias ilícitas no sean un problema social significativo, y ha impedido que su territorio constituya plataforma de criminales para el narcotráfico y sus delitos conexos, precisó aquí.
La ministra cubana recordó que los logros de la isla en el sector se producen pese a ser un país sin abundantes recursos y sometido a un férreo bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por Estados Unidos durante más de medio siglo.
El éxito responde a una firme voluntad política gubernamental y al apoyo y la participación del pueblo, dijo.
Este martes, el secretario de la Comisión Nacional de Drogas de Cuba, Israel Ybarra, intervino en uno de los paneles de la sesión de alto nivel en la Asamblea General, donde compartió las experiencias de la mayor de las Antillas en el abordaje al fenómeno de los estupefacientes.
Ybarra mencionó pilares como la atención priorizada a la salud humana, la prevención y la tolerancia cero con los delitos relacionados con las drogas ilícitas.
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