PABEXPO es un hervidero de gente y colores. En los pabellones, decenas de stands con múltiples de opciones. Artesanos, artistas, público de todas las edades se mezclan en esta fiesta del buen gusto
La Feria Internacional de Artesanía (FIART 2016) es uno de los espacios más populares de La Habana por estos días, pareciera que todos los caminos conducen allí. Unos van en busca de ropas y calzado, otros, se deleitan con la bisutería y los ornamentos; ninguno deja de reconocer la variedad de ofertas, aun cuando no estén al alcance de todos los bolsillos.
Cubadebate recorrió algunos de los stands para traerles a sus lectores un pedacito de Feria, donde convergen tradición y modernidad, lo útil y lo estético.
XERO: Textiles de amor y cine
Lleva en sí la elegancia de las mujeres que inspiran a los directores de cine. Es admiradora de Coco Chanel y siempre viste de blanco y negro. Entre percheros, cargaditos de prendas de diferentes tamaños y colores intencionalmente seleccionados, anda Xenia en el espacio dedicado a los textiles, en FIART 2016.
Xenia Fernández Rubiños es el alma de XERO, “una marca especializada en diseño, confección de ropa y carteras”, hacedora de una moda genuinamente artesana, que logra rescatar y contemporizar formas y prácticas nacidas de la aguja de la abuela, que enaltecen el vestir y la identidad nacional.
Esta señora, que lleva una blusa blanca hecha completamente a mano, con alforjas y deshilados, arropa los tejidos y la tradición: “Yo diseño y tengo un equipo que me ayuda a producir. Soy fundadora de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA), provengo de los Sábados de la Catedral, en los años 80, finales de los 70, ustedes no habían nacido –sonríe– y me he mantenido en activo siempre. En un momento determinado, no comercializaba, solo participaba en la parte expositiva, porque fui parte del Comité Organizador de FIART durante muchos años. Pero desde el año 2000 participo ininterrumpidamente como expositora en sección comercial de la Feria”.
Xenia tuvo las maestras en casa, donde las lecciones se aprehenden al corazón y la memoria: “Fueron mi madre, que tejía mucho, y mi tía, que me enseñó a incrustar, ella hacía los vestidos completamente a mano, con incrustaciones en opal, sobre todo en ropa para niños. Además estudié en un colegio de monjas, donde aprendí los deshilados, las randas, el bordado a mano y al pasado” cuenta quien se dedica a las manualidades sin descanso.
“En los principios de la Revolución se dieron muchos cursos a través de las Juntas Centrales de los municipios y en Marianao participé en muchos cursos de diseño y decoración, de actividades manuales en general, y desarrollé sobre todo la confección de carteras, que las hacía de mimbre y junquillo. Eso fue a finales de los 70´, ya después me quedé en lo textil, porque en ese momento María Rosa Almendros estaba al frente de aquel movimiento y a ella le gustaba mucho como yo bordaba”, rememora Xenia Fernández.
Su línea en blanco y negro es preciosa, “la hice así, porque yo siempre me visto con esos colores. La población acepta muy bien nuestras propuestas. Creo que hay que hacer un mayor trabajo mediático para educar al pueblo en el uso del algodón, el frescal, que es de producción nacional y es maravilloso; y el lino, que es de importación, pero también es ideal para nuestro clima. No obstante, sí hemos logrado que algunos cubanos se vistan con ropa que producimos nosotros y que duran mucho, el lienzo si tú lo cuidas y lo trabajas te dura 20 años, entre más lo lavas mejor luce”, asegura.
¿Por qué XERO?, le preguntamos. Inmediatamente, le asaltan los recuerdos: “Hice todas estas cosas porque mi marido me alentó a ello, él es y será un artista, precisamente en este Festival de Cine se estrena una obra que realizó hace más de 40 años: La batalla del Jigüe. El autor de Cangamba, de Caravana, de Leyenda, de Pati Candela: Rogelio París. Él fue quien siempre me estimuló, entonces… ‘XE’ por Xenia y ‘RO’, por Rogelio”.
Un pedacito de La Habana en cada hogar
Llevar un pedacito de La Habana a cada hogar cubano es el deseo de Oscar y Ana, creadores de Habaneando, uno de los proyectos más interesantes que se dan cita en FIART 2016.
Desde su propio stand en la Feria, su pequeño equipo de trabajo no solo comercializa suvenires tan capitalinos como los leones del Prado, el Capitolio, los almendrones o el malecón, sino que además diseñan al gusto del comprador señalizadores de calles con mensajes personalizados.
Quizás alguien desee inmortalizar sobre la piedra el nombre de la calle donde conoció al amor de su vida, donde está ubicado su centro laboral o simplemente su avenida favorita; pero lo cierto es que los rostros de quienes se aproximan atestiguan que es una opción que gusta mucho.
“Empezamos en Arte para Mamá el año pasado, con los ‘mojoncitos’ personalizados. Ese es el proyecto que más ha gustado desde que arrancamos y pensamos seguir enriqueciéndolo. Ahora para esta Feria sacamos el león del Prado y el Capitolio en dos formatos”, nos explica Ana Gloria Rodríguez, la madre de Oscar, el creador de Habaneando.
“Mi hijo es el principal autor de todo”, cuenta orgullosa Ana, y nos señala a un joven laborioso y tímido, que no aparta su pincel de la piedra.
Graduado de escultura, Oscar Luis González comenzó este proyecto con la idea de simular en miniatura el auto antiguo, pero luego se inclinó por la realización de una serie con íconos de La Habana. Para tanta creatividad, él no necesita otra cosa que piedra sintética, cemento y polvo de piedra, fundidos en un molde de silicona.
Y aunque parecería que el suvenir es atractivo fundamentalmente para los extranjeros, Ana no duda en afirmar que la mayor parte de su público es cubano. “Ahora tenemos un espacio que pensamos abrirlo cuando acabe la Feria, donde funciona el taller, que es en Habana 769-A, entre Luz y Acosta; pero antes estuvimos haciendo todo esto en nuestra casa en un cuarto piso. Hasta ahí subían los clientes, eso nos demostró que estábamos haciendo algo que gustaba”, recalca.
Según esta habanera, “el 90 por ciento de nuestros ‘mojoncitos’ viajan, porque todo cubano que vive en el extranjero quiere un pedacito de La Habana en su casa”.
“Es un proyecto que vamos a seguir enriqueciendo, continuaremos sacando íconos de La Habana, que además son muchos y muy queridos. La gente nos pide siempre el siguiente: el Cristo, el Morro… Los clientes van por delante de nosotros”, asegura la mamá de Oscar.
Manufactura propia: muebles para el contexto cubano
Uno de los espacios más interesantes de FIART 2016 es el que ocupa Manufactura propia, el proyecto que encabezan Nadia Medina y Francisco Menéndez desde hace unos tres años. Sus piezas han llamado la atención del público asistente, sobre todo una original estantería, que puede ser librero o mueble de cocina, o los singulares porta-carteras.
“Hacer un mueble bastante cercano a las condiciones que tenemos, tanto materiales como culturales, al tipo de producto que consumimos, al espacio que hay en la vivienda y los materiales que están disponibles en el mercado era el propósito inicial de Paco”, nos cuenta Nadia, mientras señala con sus manos todo el universo que ella y su compañero en la vida han logrado.
Francisco defiende “que tienen que existir alternativas de este tipo para hogares pequeños, que vengan bien con nuestro clima, forma de ser e idiosincrasia”.
Aun cuando el proyecto con este nombre lleva tres años de creado, ella recalca que Paco trabaja desde hace dos décadas la artesanía. Comenzó con la escultura y luego, “a partir de una necesidad muy grande de vincularme al público cubano, empecé a trabajar el mueble”, comenta Paco.
“Somos fruto de un contexto en el que la materia prima se dificulta. Nosotros usamos básicamente la madera pino, que importamos a través del Fondo de Bienes Culturales. Luego le vamos agregando otros materiales encontrados”, explica la artista.
No obstante, ambos aseguran cuidar mucho el origen de la madera, que no esté verde o que pueda ser parte de una tala indiscriminada. Nadia insiste: “Cuidamos mucho la construcción y elaboración del mueble, que los ensambles sean fuertes, que las estructuras sean limpias, que se vean las soluciones, los tornillos. Pensamos que de esa manera es mejor darle mantenimiento al mueble”.
Sin embargo, los gustos del cubano no siempre se inclinan por muebles como estos. A veces, en los hogares se impone el damasco o el vinil, materiales que son vistosos, pero no se ajustan a las condiciones climáticas del país.
“El consumo tú lo puedes orientar, pero sí una persona quiere comprarse un mueble de damasco y lo está viendo en las telenovelas o está en su cultura visual, lo comprará. Entonces, lo que hay que tener es más presencia para que la gente vea otras opciones. Nosotros crecemos en público en la medida en que participamos en las ferias, la gente se interesa más y pregunta. Es como una labor educativa, ven el uso y lo incorporan a su día a día”.
No obstante, por el momento, la presencia de Manufactura propia está limitada a espacios como FIART. “Nos gustaría tener una producción suficiente para poder llenar una tienda, pero estamos preocupados porque debe de haber una estabilidad de la producción. Preferimos producir poco, pero asegurarnos que el trabajo sea coherente y que prevalezca una manufactura interesante y de calidad”, dice Nadia.
El stand de los sueños
En FIART 2016 hay un Bazar de sueños, un quiosco muy chico, ubicado casi a la entrada del pabellón principal de PABEXPO. Dentro, creadoras de maravillas le dan la bienvenida a todo el que por allí se acerca, que son muchos.
“Aquí nosotras entregamos la vida. Somos tres artesanas en este proyecto. Yeny Ramos, la profe que vive en una casa llena de duendes, Maritza y yo. Yeny nos impartió un curso de muñequería. Allí hicimos empatía, siempre estábamos juntas en las exposiciones y compartimos trabajo de mesa y así surgió la idea”, cuenta Jacqueline Arencibia.
Una brujita coqueta, un duende saltarín o una luna pizpireta son algunos de los juguetes que con aguja, hilo y disímiles materiales cosen las manos de Yeny Ramos, Jacqueline Arencibia y Maritza Tárano, miembros de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA).
“Cuando hacemos nuestros muñecos es como si diéramos a luz, realmente hacemos trabajo de parto, el 50 por ciento de ellos son piezas únicas. Desde los ojitos hasta los tetes los hacemos nosotras mismas y también nosotras nos proveemos de los materiales, por eso solo participamos en ferias. Es muy difícil cubrir la demanda, una muñeca lleva por lo menos una semana de trabajo”, asegura Jacqueline.
Las tres magas de los sueños, como ellas se hacen llamar, viven lejos una de la otra: una en La Lisa, otra en el Mariel y la tercera en Guanabacoa. Cada una en su casa hace el sortilegio por separado y luego todas convergen en el bazar con sus mil y una historias: “Por ejemplo, esta es Carolina, ella busca una costurera para su muñeca Zoe que se le rompió una manito –cuenta la encantadora artesana–. Las piezas las vendemos con una fábula, una intención o mensaje, para que cuando se las lleven a casa, sus dueños sueñen y las apapachen para toda la vida”.
“La Maga de las Flores” tiene sus ojitos llenos de melancolía y según Jacqueline así mismo se sentía ella el día que la hizo: “Aquí cada muñeco es como si fuera nuestro hijo o hija, hasta el punto que si nos sentimos tristes, estresadas o felices así mismo salen ellos, en el momento de realización nuestro estado de ánimo se refleja inmediatamente en sus caras”.
La muñequería es un arte, una tradición y un don que el público aprecia sobremanera. “Nos sentimos orgullosas, porque nuestros muñecos se los llevan a casa los niños, los viejecitos, hombres y mujeres de todas las edades, jóvenes. TMuchos compran, o pasan por aquí y se toman fotos”, asegura feliz Jacqueline, una mujer que nos invita a soñar despiertos.
Cuando moda y tradición van de la mano
Lourdes Trigo es uno de los premios por la Obra de Toda la Vida otorgados por FIART 2016. Dedicada desde muy joven al diseño de modas, le ha incorporado a sus prendas una labor tradicional prácticamente extinguida en el país: el trabajo con bieses.
“Somos muy pocos los que hacemos este tipo de trabajo en Cuba”, explica y acerca la mirada a uno de los vestidos que salen de sus laboriosas manos.
“Los bieses son como tubitos de tela con los que formas el dibujo que quieres hacer, a manos, puntada a puntada. Todo el mundo piensa que es deshilado, pero no es ni tejido ni deshilado, es un papel donde dibujas lo que vas a recrear y después vas montando los bieses y los vas uniendo según pida el diseño”.
Más de 30 años lleva Lourdes mezclando tradición y contemporaneidad, prácticamente una vida siendo paciente, meticulosa, curiosa y muy creativa, condiciones básicas para este trabajo.
“Por tradición, en mi familia siempre se hicieron este tipo de labores, el deshilado, el bordado, el tejido crochet. El bies lo aprendí con una amiga de la familia y me encantó. Es uno de los más laboriosos, pero también de los más bonitos”.
¿Y qué busca Lourdes Trigo al mezclar una tradición tan antigua con ropa tan de moda?
“Atraer a la juventud, que es para mí quien lleva la moda, quienes además viven pendientes de las producciones foráneas, teniendo otras opciones en casa. Quiero que los jóvenes vean en mis diseños ropa atractiva para llevar, con un trabajo artesanal incluido, elaborado completamente a mano, como lo hacían las abuelas. Un trabajo tan antiguo, en una pieza moderna, tiene mucho más valor”.
Al interrogarla sobre el premio que recibió en la inauguración de la Feria por dedicar sus días a la creación, insiste: “Me siento joven todavía, me parece que la vida es mucho más larga, y es que incluso siento que no he hecho nada comparado con lo que me falta, pero me siento muy honrada. Ya había obtenido muchos premios, pero este es quizás para alguien que haya dejado de trabajar. A mí me queda mucho por hacer todavía”.
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