Que Daviel Gómez haya sido el único espirituano seleccionado para el Juego de las Estrellas de la actual Serie Nacional es, más que todo, un acto de justicia
El fomentense no impresiona por su físico y no goza de los favores mediáticos, al menos extrafronteras. Mas en el terreno de pelota, que es donde se mide a los verdaderos peloteros complace y cautiva por su manera de jugar.
En momentos como en esta Serie donde casi nunca los Gallos lograron halar la afición hasta los estadios, Daviel no se contagió con la abulia del equipo: corrió igual de home a primera, donde muchas veces llegó de cabeza. Por eso quizás, con hits hasta de piernas o por medio del toque, se ubicó cuarto en imparables en toda la lid con 63.
“Desde otras categorías juego así, cuando estoy en el terreno me dedico a divertirme y a disfrutar el juego de pelota las tres o cuatro horas que voy a estar ahí. Mi forma de jugar no la puedo cambiar así el equipo esté en mala racha, lo mío es hacer lo que sé hacer porque si no, dejo de ser yo”.
También intentó, aunque no sin tanta suerte como otras veces, avanzar a segunda por medio del robo (3), algo que le gusta porque de niño, como ya dijo una vez, siempre admiró la manera de jugar de Víctor Mesa
De deslizó raudo por el cuadro y corrió tan fuerte como para ser quinto en anotadas con 36 y también en triples, empatado con varios peloteros.
“Trabajé muy fuerte con las piernas, lo que es el tren inferior, eso me hace más rápido y con más habilidades”.
Y, sobre todo, jugó siempre, tanto como los 44 partidos de su equipo y logró ser el tercer pelotero cubano que más comparecencia acumuló (207) y el primero que más veces al bate oficiales consiguió con 190.
Dentro de su equipo fue, lo que pudiéramos decir, el bateador más eficiente y cumplió con creces su función de hombre proa, de la que se adueñó el pasado año. No solo bateó para 332 sino que fue el que mayor cantidad de carreras produjo en el conjunto con 45 y tuvo el segundo mejor por ciento de embasados, detrás de Frederich Cepeda, entre quienes lograron tener los turnos oficiales. “Me siento cómodo como primer bate, es un turno que me permite ir muchas veces al home, es muy difícil batear 300 porque debes dar dos o tres hits por juego al tener cinco o seis turnos por partido, pero me preparo para eso”
A la defensa es un hombre versátil. Jugó las tres posiciones de los jardines, casi siempre en el izquierdo (153 inning. Su promedio defensivo fue aceptable para haber pasado por seis posiciones y tener pocos lances: cinco errores en 153 para 967. Se paró en tercera, también en el campo corto y la segunda, la posición donde, dice, se siente más cómodo.
“Mi base principal es la segunda, pero por la utilidad del equipo juego en los jardines, sé que eso me resta porque lo juegan muchos peloteros, mientras el cuadro hay pocos que bateen tanto y creo que así tengo más posibilidades de ser pedido de refuerzo o llegar a una preselección. Debo seguir trabajando la defensa, no tengo errores a la hora de fildear, sí a la hora del tiro aspecto que tengo que mejorar, pero estoy trabajando en base a eso”.
Lo del muchacho de 25 años, no solo ha sido este año pues en la pasada campaña, además de compilar para 338, logró lo más difícil: ser el mejor bateador de la primera fase ante los mejores lanzadores cubanos.
Por eso esta, su primera incursión en el Juego de las Estrellas le caló hondo: “Me sentí de lo más alegre ya que todo el mundo tuvo en cuenta mis resultados, eso me llena de satisfacción”.
Nada amilana al fomentense: “Ser refuerzo, no depende de mi, hay managers que a veces se van por los jugadores de más experiencia, y eso me limita, no obstante pienso que algún director me elija”.
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