La judoca espirituana se declara inconforme con el quinto lugar alcanzado en Río de Janeiro
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A los 29 años, Dayaris Mestre Álvarez enfrenta a su rival más difícil: las dudas. En el corazón de Jesús María, el barrio espirituano que le vio nacer, trata de disiparlas. “Quería irme un año, ser madre, pero eso no depende de mí”.
La frase se entrecorta y busca asideros en su mamá Aymara, a su lado, como siempre lo hace en el tatami y fuera de él. No lleva kimono y luce tan dócil como cuando no tiene delante a sus contrarias. Río de Janeiro está demasiado cerca, aunque se niega a recordarlo: “¿Quiere que le diga algo? Aún no he visto ese combate, no me ha motivado, lo haré en algún momento, pero no me siento en condiciones”.
Con demasiadas lágrimas derramadas, habla con tranquilidad de aquel pleito donde Otgontsetseg Galbadrakh le arrebató un sueño cercano. “Ya me siento bien, al principio no sentía esa satisfacción, pero ahora al ver que las personas en la calle me han felicitado, me apoyan, no es que lo haya olvidado, pero me siento un poco más satisfecha con ese quinto lugar”.
Y vuelve a hablar de la ansiedad que se interpuso en su bronce posible. “Parece que me hizo cometer ese pequeño error, a ese nivel están las mejores del mundo y se paga. La Olimpiada estuvo más fuerte, todas las atletas se prepararon para llegar en óptima forma”.
Ella, también. Y se advierte, quizás, en lo regio de sus piernas y sus manos. “Hice una preparación fuerte, nunca en los ocho años que llevo de primera mujer en los 48 kilogramos había competido así, mi entrenador también lo vio. El judo compite todos los fines de semana y solo fui a 14 competencias en cuatro años; creo que hice un superesfuerzo en buscar una clasificación desde noviembre pasado, empecé en el lugar 22 del ranking y logré entrar en las primeras 14, ahora debo estar en el 10”.
Al tatami del diálogo suben Sara Menezes, Jeong Bokyeong: “Sara es mejor que la coreana, le he ganado en otras ocasiones, estaba en su patio, era la campeona olímpica y eso me motivó más, pero esa coreana se me ha hecho incómoda, nunca le he podido ganar. En ese combate el profesor me dijo: ‘Te va a hacer eso, trata de que no te lo vuelva a hacer porque ya la conoces’. Y así fue. En los primeros minutos me marca wazari, me vuelvo a descuidar y me repite la técnica, a ese nivel es así”.
Suben también otras. “Hay dos muchachas aquí que están superjóvenes y lo pueden hacer igual o mejor que yo: Melissa y Vanesa, por supuesto les falta experiencia, tienen mucha rivalidad sobre todo porque saben que me estoy alejando de los tatamis”.
Y hay un nombre más: Paula Pareto, tal vez la clave de sus dubitaciones. “Es una atleta estelar a pesar de su edad, se hizo campeona mundial después de haber ganado en Toronto, ahora triunfó después de ganar en el Grand Prix de La Habana. Por eso no tiene que ver la edad, mientras entrene y siga rindiendo”.
¿No es acaso una decisión esta respuesta?: “Quiero ser mamá lo más pronto posible, pero si no viene en el camino voy a buscar la clasificación para las próximas Olimpiadas. No puedo perder esa oportunidad que la vida me está dando. Sí necesito tomarme un tiempo, fueron muchos años de esfuerzo y sacrificio, y para enfrentarme otros cuatro años preciso de un buen descanso para que el cuerpo vuelva a asimilar esa carga de entrenamiento y ver hasta dónde puedo seguir. Estoy muy incómoda, tengo un objetivo y tengo que decidir: ir al Mundial o ser mamá”.
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