El fracaso del Plan Trinidad cambió la hoja de ruta hacia Playa Girón
En la vorágine de los primeros 30 meses de la Revolución cubana en el poder ocurren un sinnúmero de acontecimientos relacionados con las medidas del nuevo gobierno y las reacciones adversas que desde dentro y fuera del país llueven de parte de la oligarquía nativa y sus tutores norteamericanos.
Por aquellos días señala un trabajo aparecido en el periódico El Mundo: “Ni el presidente de la República ni los ministros tienen tiempo de resolver un problema cuando ya se les ha creado otro”. La joven Revolución quiere sanear el país y se propone resolver en meses problemas ancestrales. “Sea breve, que hemos perdido 50 años” es consigna que prolifera por la capital en miles de carteles.
Y frente a cada reto estaba Fidel. Pocos saben cuándo descansa. Su energía se muestra inagotable. Es una especie de dinamo de creación, y a ese acelerado ritmo hace trabajar a sus ministros.
En abril llegan a los Estados Unidos el premier cubano y un grupo de dirigentes y personalidades de la isla. Durante su estancia es recibido por Richard Nixon, vicepresidente de la superpotencia.
En contraste con la franqueza de su huésped, el furibundo anticomunista permaneció en silencio la mayor parte del tiempo. Luego expresaría a Eisenhower su veredicto. Pronto fue evidente que, por recomendación de su Vice, el mandatario puso en marcha el dispositivo para acabar con Fidel y la Revolución.
Ya en un clima convulso, marcado por amenazas, presiones y agresiones provenientes de Washington, el 17 de mayo de 1959 en cumplimiento del Programa del Moncada, el Comandante en Jefe Fidel Castro firma en La Plata, Sierra Maestra, la Ley de Reforma Agraria, que devolvió a la nación enormes extensiones de tierra en manos de monopolios extranjeros, principalmente norteamericanos.
LIMPIA DEL ESCAMBRAY
- PLAN TRINIDAD
Pese a las mil tareas diarias que como primer ministro le corresponde asumir, Fidel Castro no quita ojo de los planes del imperio y sus pretensiones para el Escambray, donde se suceden alzamientos de elementos contrarrevolucionarios, encabezados principalmente por servidores del antiguo régimen, desclasados y desertores de organizaciones revolucionarias, entre otros.
A fines de 1959 e inicios de 1960, el Consejo Nacional de Seguridad aprueba la sugerencia del jefe de la CIA, Allen Dulles, de formar un grupo especial de trabajo en la Agencia que en un corto plazo presentaría “soluciones alternativas al problema cubano”. El 13 de enero de 1960 Dulles se dirigió al Grupo Especial con un paquete de ideas que culminan en la creación de una Fuerza de Tarea para dirigir los planes contra el Gobierno de Cuba.
El 16 de marzo de 1960 el Presidente Eisenhower suscribe el llamado Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro. Al día siguiente, el mandatario ordenó a Allen Dulles iniciar la preparación de una fuerza armada de cubanos exiliados, que sería utilizada para invadir Cuba y derrocar la Revolución.
Como se conoció años después, la primera idea operativa de la CIA era la introducción de grupos especiales de guerra irregular para organizar y controlar tres grandes concentraciones de alzados en Pinar del Río, Las Villas y Oriente.
Pero por razones diversas, a principios de noviembre de 1960 el plan inicial varió y dio paso a la idea de una invasión a nuestras costas por una brigada de asalto anfibio, apoyada con un desembarco de tropas aerotransportadas, cuyo objetivo básico era conquistar y retener una cabeza de playa el tiempo suficiente para instalar un gobierno en armas y solicitar ayuda a la Organización de Estados Americanos, cuya respuesta justificaría la intervención directa de las fuerzas armadas norteamericanas.
Como por sus condiciones geográficas, históricas y sociales intrínsecas el Escambray devino centro del bandidismo en Cuba, fue lógico el surgimiento del llamado Plan Trinidad, que en esencia consistía en realizar el desembarco al sur de esa ciudad, cuyos accesos serían interceptados por potentes columnas de bandidos abastecidos por mar y aire.
El pertrecho intensivo de las bandas armadas se realizaría por medio de la llamada Operación Silencio, según la cual los bandidos se irían concentrando secretamente en zonas prefijadas en el Escambray para recibir cuantioso armamento lanzado en paracaídas y partir después a cumplir sus misiones.
Pero la agudeza del Comandante en Jefe Fidel Castro le permitió percatarse con bastante antelación de las ideas tácticas y estratégicas concebidas por el enemigo y su alta peligrosidad, por lo cual decidió la participación masiva del pueblo, organizado en las Milicias, para enfrentar tales designios.
Se pusieron en práctica de inmediato la Limpia del Escambray, desarrollada entre finales de 1960 y primeros meses de 1961 y, dentro de esta, la Operación Jaula, que incluyó la movilización de 80 batallones de milicianos de todo el país, los que peinaron cada pedazo de monte y ocuparon armas y equipos lanzados por aviones enemigos, al tiempo que se liquidaban fuertes contingentes de bandidos.
Derrotado el Plan Trinidad, a sus organizadores no les quedó más remedio que optar por otro punto del sur de la isla para desembarcar a su Brigada de Asalto 2506, a resultas de lo cual se decidieron por la zona de Bahía de Cochinos.
GIRÓN EN LA MIRILLA
Con la experiencia de diciembre y enero del 61, cuando ante el inminente relevo de Eisenhower por Kennedy cientos de miles de milicianos ocuparon posiciones estratégicas a lo largo y ancho del territorio nacional en previsión de un zarpazo traicionero, la capacidad combativa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias creció exponencialmente en tiempo récord, a la par que se iban asimilando las armas recibidas de la URSS y el campo socialista.
La agresión no ocurrió entonces, pero estaba próxima, y la dirigencia cubana lo sabía. Por fin, el 15 de abril de 1961 se produce el ataque a tres aeropuertos cubanos con el objetivo de destruir los pocos y maltrechos aviones de que se disponía, solo que, por disposición expresa del Jefe de la Revolución, habían sido dispersados y camuflados previamente. Al cabo, solamente lograron poner de baja a tres de los 13 aparatos de nuestra fuerza aérea.
Del hecho se derivaron varias consecuencias negativas para los agresores; a saber: esta acción vil y traicionera enardeció al pueblo cubano que multiplicó su voluntad de lucha, dio a Fidel el momento óptimo para proclamar el carácter socialista de la Revolución y, sobre todo, avisó con 48 horas de prelación que la invasión era inminente.
De ahí que, tras el sepelio, al culminar la ceremonia en honor a los siete mártires del alevoso ataque, el país fue declarado en estado de alerta y los milicianos, movilizados y enviados urgentemente a sus unidades y puntos de concentración. En la madrugada del 17 de abril se confirmó el desembarco mercenario por las localidades de Playa Larga y Girón, en la Ciénaga de Zapata.
Conocedor de que allí solo había tres vías de acceso a la costa y que en Girón existía incluso una pista aérea en una extensa área aislada del resto del país por intransitables cenagales, el Comandante en Jefe se percató de que, precisamente ese era el punto neurálgico de la invasión.
Mientras daba órdenes al entonces capitán José Ramón Fernández de enviar a toda prisa a la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas en auxilio del Batallón 339 de Cienfuegos, que había soportado el embate inicial de la brigada mercenaria y sufrido sensibles bajas, Fidel movilizó hacia la zona gran número de baterías antiaéreas, tanques, artillería y numerosa infantería.
Con singular sentido táctico y estratégico el Comandante en Jefe tomó tres decisiones que al cabo resultarían decisivas: concentró el primer día los pocos aviones sobre la flotilla mercenaria, ordenó derrotar de inmediato a los paracaidistas en el área de Pálpite-Soplillar y movió fuerzas del Ejército Central por la costa desde Cienfuegos a la Ciénaga y por las direcciones de Yaguaramas y Covadonga, con la orden de presionar hacia Girón.
Como resultado de las acciones del primer día se logró detener el avance mercenario en tierra, en tanto las FAR hundían el mercante Río Escondido y averiaban seriamente el Houston, que encalló en la costa cerca de Playa Larga. Además, se echó a pique una barcaza y resultaron dañadas tres, así como eran derribados cuatro B-26 y otros tres regresaron maltrechos a sus bases en Centroamérica.
Ante el acoso por aire, los barcos de carga restantes dejaron el lugar con rumbo suroeste y se llevaron todos los abastecimientos, escoltados por las dos embarcaciones que portaban la protección antiaérea fundamental, y ya no regresaron. Pudiera decirse que transcurridas las primeras 24 horas la suerte ya estaba decidida.
A las seis de la mañana del 18 de abril, los invasores abandonaban Playa Larga, mientras al área de combate llegaban nuevos batallones de milicias y artillería antiaérea y de campaña, y quedó muy reducida al final de ese martes la cabeza de playa ocupada por el enemigo.
El miércoles 19 fue el puntillazo. Ese día los cubanos derribaron otros cuatro cazabombarderos B-26. Próximas las cinco de la tarde, cuando los tanques procedentes de San Blas alcanzaron el Helechal, llegó Fidel acompañado por el Presidente Osvaldo Dorticós. Allí precisa a varios oficiales detalles de la impostergable ofensiva final. “¡Hay que llegar a Girón y tomarlo antes de 72 horas”, explica. No habían transcurrido 45 minutos y Girón es de nuevo territorio libre.
Más que un comentario, quiero hacer una pregunta sobre la LCB.
Necesito aclara una duda sobre si es cierto que a muchos campesinos del Escambray lo movieron a vivir en Pinar del Río.
Es una referencia que me dio mi madre y aquí en mi trabajo me dicen que eso no es posible y ella me dice que les hicieron viviendas en Sandino.
Por favor si es posible, acláreme esta duda.
Amigo Lino, hace días que estaba por consultar la página web de Escambray en Internet, y al hacerlo en esta tarde de jueves he encontrado este estimulante mensaje suyo. Creame que se lo agradezco de corazón y me siento honrado de que en el seno de la gran potencia vecina haya cubanos patriotas que no se rindan al dinero y esplendor que compra conciencias de otros con menos conocientos históricos y patriotismo. Le deseo éxitos y salud a usted y su familia. Hasta la vista.
Estimado Pastor Guzman le felicito por este escrito y la precision al redactarlo pues aunque vivo en USA soy oriundo de Sancti Spiritus y en esa temprana fecha, ya era un monsalvete y recuerdo como si fuera hoy lo que Ud. redacta fielmente y esa gran instuicion que hasta el dia de hoy posee el lider de la Revolucion Cubana y es bueno que como Ud. muchos otros periodistas sistematicamente hagan este tipo de trabajo historico para que la actual y nuevas generaciones de cubanos, comprendan porque nuestro Pais a pesar de su reducido espacio territorial cuan gigante emerge en el ambito internacional, no por gusto o casualidad el Gobierno actual de los Estados Unidos de America ha reflexionado y al fin ha llegado a la real conclusion que durante mas de medio siglo de hostigamiento, bloqueo economico, medidas cohersitivas, atentados e incluso con esa frustrada invasion armada por Bahia de Cochinos, no lograron doblegar al pueblo cubano y estan totalmente convencidos que nunca lograran doblegarlo y por ello inteligentemente el Gobierno americano ha decidido establecer otro tipo de relaciones con el Gobierno y pueblo cubano y son los actuales cambios que se observan con cautela por el Gobierno y pueblo cubano asi como lo observa el resto del mundo y por cierto con agrado, por ello le exhorto a incitar a sus colegas periodistas a redactar hechos y sucesos como este.