Solo la tríada estudiantes-familia-escuela es capaz de revertir los cuestionables resultados de las pruebas de ingreso a la universidad
Tanto en el artículo de opinión “Exámenes de ingreso: la cuenta no da”, como en la entrevista publicada en Escambray el sábado anterior bajo el título “Las pruebas no destaparon nada”, su autor, el periodista Enrique Ojito Linares, nos regaló un serio trabajo de indagación a propósito de los resultados obtenidos por la provincia en la primera convocatoria de los exámenes a la Educación Superior.
Como miembro permanente del tribunal de calificación de los exámenes de marras, específicamente en los de Español-Literatura, profesora universitaria y madre de un adolescente, polemizo en torno a algunas cuestiones y dejo sobre el tapete opiniones sobre un proceso multifactorial en el que intervienen varios agentes y, por ello mismo, tiene diversos cauces para su análisis.
Tal parece, según los criterios de los directivos entrevistados, que los resultados del ingreso dependen más del azar que de los esfuerzos. Si bien es cierto que las pruebas de ingreso proyectan un nivel de complejidad mayor y que “es el examen de 12 años de estudio”; también constituyen el final de un largo recorrido donde estudiantes-escuela-familia deben haber interactuado en todos los momentos, más allá de reuniones o escuelas de padres, fiestas de fin de curso o acampadas y encuentros de recreación colectiva. Y aquí viene una parte importante del problema que no ha salido a relucir hasta ahora y que tiene —y por eso mismo cobra— un saldo importante en el resultado: muchas de las personas que evaluamos las pruebas de Español-Literatura para el ingreso observamos con dolor pobreza léxica y ortográfica —lo demuestran fehacientemente pruebas descalificadas por cantidad de errores ortográficos—; asimismo, fue visible una pobreza cultural en más del 80 por ciento de las respuestas a la pregunta de redacción. Como jefa del tribunal de la pregunta de comprensión, me parecía increíble que algunos estudiantes se equivocaran en la misma —la más fácil del cuestionario—; y también para sorpresa nuestra no fueron pocos los que en nombre de la cultura popular cubana hablaron en la pregunta de redacción del güije Kukuy (un personaje de historietas de la revista Zunzún, que si bien cumplió 25 años en julio del pasado año, no constituye una representación arquetípica del güije cubano, mucho menos constituye tradición en nuestra mitología); otros hablaron de “El Pidio Valdés” —así lo vimos escrito en varios casos—; y la mayoría describió el origen del famoso apelativo “La gatica de María Ramos” como un elemento importante dentro de nuestra cultura popular. Pobreza cultural es no saber quién es Elpidio Valdés. Pobreza cultural es condenar la heterogeneidad de nuestro profundo ajiaco cultural al origen de una frase con permanencia pero menguado impacto en las prácticas culturales a través del tiempo. Pobreza cultural es ignorar que nuestra villa estuvo, durante siglos, soñando con güijes, madres de agua e insólitos mitos provenientes de de varias culturas y diversos orígenes. Esto último no quiere decir, claro está, que los animados y los fraseologismos no formen parte de la cultura nacional; siempre que el paso de generación en generación sea sostenido por la fuerza de los imaginarios y su impronta en nuestros valores. Pero en estos casos la pobreza cultural no estuvo solo en la selección del referente a tratar; también hubo pobreza cultural cuando no se fundamentaron criterios a la hora de mostrar de qué hablamos o hacia dónde vamos con el pensamiento. Inventarios léxicos muy pobres salieron a la luz tanto en la pregunta de redacción como en la de léxico; y su precariedad se hizo más visible al ver poca calidad en el manejo de las ideas; y en la falta de un adecuado marco lógico para hacer coherentes los mensajes a la hora de hilvanar pensamiento y escritura. Esos fueron los principales fallos en el examen de Español; ahora, ¿de dónde salieron tales carencias?
En primer lugar, de la familia. Lo común es echarle la culpa de los resultados a la escuela. Muchos padres y madres se preguntan a esta hora: ¿dónde fallé si me gasté unos cuantos pesos en repasadores y no falté ni una vez a las reuniones de padres? Para mí, la preparación para este tipo de exámenes —la culminación de 12 años de estudio, en efecto—, al igual que la educación de hijos e hijas, comienza desde la cuna. Los seres humanos somos antes que todo, entes demandantes y pensantes. La famosa tesis cartesiana “pienso, luego existo” es un axioma humanista que nos indica el camino a seguir; sin embargo, en muchos hogares el pensar se ha ido esfumando, y en lugar de educar desde los valores tradicionales, la riqueza cultural y los saberes, se inculcan otras cuestiones, como aquellas que relacionan oropel, ausencia de esfuerzo intelectual y autoridad del “poderoso caballero don Dinero”. ¿De qué riqueza cultural, entonces, estamos hablando, cuando un joven permanece horas consumiendo tecnología y seudocultura y jamás sus padres se preocupan por saber qué “consume” o qué “practica”? ¿Cuántas veces una madre se detiene a escuchar la música que le gusta s su hija, a pesar de que la misma le incita a practicar grosería, actitudes porno e imbecilidad cultural, aun en los espacios públicos?
La pobreza cultural pulula hoy en Cuba —y en Sancti Spíritus, por supuesto, no escapamos— como los altos precios y la crisis de valores. Es más, creo que los dos últimos se relacionan directamente con la primera —también es pobre quien cree que acumular riquezas a cualquier costo es seguridad y poder—. Entonces, ¿qué saldos esperamos? ¿Esperamos que nuestros hijos e hijas redacten bellos textos y muestren un amplio repertorio de palabras e ideas para obtener una buena nota si en el hogar no les hemos creado las condiciones?
Por otro lado, soy testigo de los esfuerzos que hicieron compañeras y compañeros del tribunal de calificación del examen de Español, a la hora de restar solo los puntos necesarios en cada respuesta, más cuando en la redacción juegan su papel muchos factores subjetivos. El director provincial de Educación, Edelberto Cancio, afirmó en su pasada entrevista que “los profesores de la Educación Superior tienen otro sistema de calificar”. ¿Sabe este compañero que las claves vienen del mismo ministerio al cual él se supedita y que las respuestas y todas las demás posibilidades para la misma pregunta también son descritas en esa clave? Nada de extraño o superior tiene la forma de calificar. Nosotros solo nos regimos por las disposiciones del mismo ministerio que evalúa.
No dudo que las carencias que hoy tiene el sistema educacional cubano también sea otra de las causas de los resultados del ingreso. La famosa pregunta de los 20 puntos en la prueba de Historia es una muestra de que en nuestro país se enseña la Historia de Cuba, tanto como el resto de las asignaturas, desde una obsolescencia didáctica: se aprende de memoria lo que debe ser razonado; y se facturan los contenidos desde períodos o hechos históricos, muchas veces sin un enfoque sistémico. La Historia de Cuba, como las demás disciplinas de las ciencias históricas, literarias, lingüísticas, etc, debe enseñarse como parte de un gran sistema que es la propia existencia y desarrollo de la nación. También debe aprehenderse desde el razonamiento o la lógica, como parte de la propia vida —al final ella es nuestro pasado, ¿no?—; y no desde la simplicidad de un folleto con ejercicios o un libro. Por eso, según mis conversaciones con miembros de ese tribunal, muy pocos estudiantes pudieron responder cuáles fueron las medidas tomadas por España en el período posterior a la Guerra de los Diez Años; solo aquellos que pudieron razonar o pensar más allá de lo memorístico y concentrarse en lo que verdaderamente fue ese período de entreguerras. Coincido con varios historiadores en que en la enseñanza media y preuniversitaria casi siempre se enseña, respecto de ese período, lo que hizo Cuba y no lo que hizo España; por eso en la clave no venía, por ejemplo, como parte de la respuesta, que una de esas medidas fue el Pacto del Zanjón.
Por tanto, el resultado actual de las pruebas de ingreso no tiene solo como responsables a los claustros encargados de la preparación. Hay cuestiones que nos sobrepasan; pero que también nos indican que TODOS tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Eso, al fin y al cabo, nos demuestra que no hay que ser doctor en Ciencias para darse cuenta de que, una vez más, la tríada estudiantes-familia-escuela ha sido y será siempre la única capaz de revertir los resultados más atroces, aun cuando “solo” sea necesario vencer 12 años de estudio.
La autora es Doctora en Ciencias Literarias, escritora, investigadora y profesora de la Universidad José Martí.
He leído el artículo, es brillante, todos los comentarios muy acertados, lástima que quien se firma Yolimar denoste sin argumentos el texto. ¿Conoce esta persona el peso de la familia? ¿Dónde ha vivido los últimos años? Cuba ha demostrado que hijos de campesinos y obreros, es mi caso, pueden acceder a una educación digna. Solo que el hogar promueve valores que Yolimar no puede obviar. ¿Talleres literarios en la escuela? Por favor, mis dos hijas han pasado por esa obsolencia de los años 70 y 80. Entonces funcionaron, hoy son un patético paliativo que nada aporta. Lástima que Ojito Linares solo tomara tres líneas para su artículo en la prensa escrita. Sería loable que Escambray lo publique íntegro, ¿cuántos tenemos acceso a internet? Evidentemente los obreros y campesinos, lo trabajadores de los servicios, etc. jamás leerán estos comentarios que se pierden en la blogosfera.
Llamarle obsolescencia a los talleres literarios denota cuánto Pedro los subvalora. Será que Pedro es ya escritor(a)?
El texto está bueno, sin dudas, pero creo que el periodista escogió justamente las 3 líneas que hacían falta. Un saludo para Escambray. Que siga así.
No, no soy escritor, soy contador y quise que Luz Mary y Yaíma mejoraran sus conocimientos en español asistiendo a esos espacios. Después de un semestre regresó la primera una tarde negada a continuar, semanas después Yaíma siguió sus pasos. Averigué con un amigo escritor y me dijo que en esos lugares nada de gramática, historia de la lengua, ortografía, nada.
Pedro: La familia tiene un peso importante en la educación y formación de los hijos, eso es una verdad histórica, lo que sucede es que tengo la impresión del trabajo que estabamos comentando, que la familia sea la responsable de los problemas de redacción etc. de sus hijos. Le puedo asegurar pues pasé por allí, de los esfuerzos y dedicación de la mayoría de las familias con las pruebas de ingreso, y que en muchas ocasiones los padres son los responsables de la decisión de que sus hijos asistan a repasadores como una de las vías para asegurar que sus hijos puedan vencer los exámenes de ingreso a la educación superior, (hasta ahora los resultados en la mayoría de los casos avalan como correcta esa decisión). En el marco de este asunto específico (las pruebas de ingreso al MES) es donde me refiero al tema del papel que juegan las familias. Por otro lado usted que parece una persona inteligente debe saber que cuando hablo de las desventajas que tienen las familias de menor preparación intelectual (es siempre refiriendome al trabajo periodístico en cuestión), pues me consta que el ingreso a la educación superior es el resultado del esfuerzo personal, y que la Revolución garantiza ese derecho a todos los ciudadanos con un proceso que es límpio y libre de cualquier mal manejo. En el libro 100 horas con Fidel él hace un profundo análisis de por qué no hay una mayor presencia de graduados de la raza negra y de jóvenes que viven en determinados lugares, avalado por estudios que se han realizado en el país y precisamente el refiere que 2 de cada 3 estudiantes unievrsitarios al menos uno de ellos es graduado de la educación superior, en ese propio texto el refiere la necesidad de cambiar esa situación haciendo un trabajo más intensionado desde la escuela, lo que comunmente llamamos atención a diferencias individuales, a eso me refería implícitamente en mi primer escrito, pues veo con preocupación una tendencia en determinados círculos de culpar en mayor medida a las familias de los problemas que presentan los estudiantes en su formación integral, restándole importancia en algunos casos al papel determinante que tiene que jugar la escuela. En mi caso le puedo decir que hay expeeriencias válidas de talleres literarios en las escuelas donde se ha contribuido a formar a jóvenes que son hoy importantes exponentes de los mejior de la literatura cubana, así que le sugiero no subestime esa opción porque a sus dos hijas no les resultara haber pertenecido a ellos. Muchas gracias
Disculpen cuando escribí » 2 de cada 3 estudiantes universitarios al menos uno de ellos es graduado de la educación superio», me refería que al menos uno de sus padres (para que se pueda entender la idea pues me faltó la palabra «padre». Gracias. Si el moderador lo pudiera arreglar en el primer texto se lo agradecería.
Respeto ahora más su punto de vista, solo se le escapa un detalle, Yolimar, y es que si esperamos que los resultados de una cultura general broten de los repasadores y no de la sedimentación de quince años de un hogar funcional, (divorcios incluidos), entonces los resultados siempre serán limitados. ¿En una carrera contra reloj asistiendo a un repasador se pueden colmar las carencias de padres que no alientan la lectura, que se despreocupan donde están sus hijos menores en las noches, de horas ante una pantalla táctil, de mal consumo de audiovisuales? La escuela, la familia, las instituciones: !La sociedad! Por ahí anda la responsabilidad. ¿Ha observado usted como atiborramos a nuestros hijos de bazofia para que se queden quietos y nos dejen vivir en paz? Mire, mi abuelo era analfabeto, mi abuela solo cursó el 4to grado, ambos campesinos, ¿por qué leo? Porque en casa se leía, se conversaba, !HABÍAN NORMAS DE URBANIDAD! Piense en ello. Creo que la educación comienza en la cuna, (LA FAMILIA) y termina con la muerte, (LA SOCIEDAD). Y existen hombres como Martí cuyo crecimiento supera la muerte. Mis respetos y gratitud por permitirme dialogar, aunque no coincidamos plemanente. Pero coincidimos en que queremos mejores hijos. Gracias a Escambray de parte de mis hijas Luz Mary y Yaíma, estudiantes universitarias. Ellas han seguido estos debates.
Pedro: No tengo duda alguna del papel de la familia en la formación de los hijos, en eso coincido completamente con usted, sacado fuera del contexto de discusión (que es el trabajo de Yanetsy Pino) por supuesto que mis planteamientos no se ajustan a lo que usted me expresa en relación con la importancia de la familia como célula fundamental de la sociedad. Tengo dos hijos, uno estudia medicina y el otro está en la secundaria y para nosotros es muy importantes que se conviertan en hombres de bien pues los dos son varones, pero muchas veces observo con dolor que jóvenes que tienen muchísimo talento quedan en el camino y no pueden llegar porque sus familias son un desastre y además la escuela no juega su papel, ni la comunidad tampoco (sociedad), esa triada que componen la escuela-familia-comunidad deben funcionar mejor y cuando falla una debería asumir la otra. JOsé Martí que es un humanista por excelencia expresó que «puede fallar la educación en la casa pero no en la escuela», y a eso era a lo que me refería falla la casa, falla la escuela y falla la comunidad y entonces algunas personas quieren culpar solamente a la familia, que porsupuesto tiene una cuota alta de responsabilidad, pero eso no justifica que la escuela no haga su trabajo, ni la comunidad tampoco el suyo, por esa razón decenas o centenares de jóvenes con problemas sociales (por llamarle de alguna forma) no ingresan a la educación superior a pesar de al menos en teoría y con una buena atneción pudieran hacerlo. Por último también encantado de poder tener con usted un debate abierto, responsable y respetuoso.
Importante el papel de la familia en la educación de los hijos y sobran las experiencias donde sin ser una familia con un alto nivel profesional logra una adecuada influencia en la formación de sus hijos. Tiene mucha importancia en este sentido el tema de la COMUNICACION desde los primeros grados y los padres deben acercarse a la escuela , participar en las escuelas de educación familiar, preguntar, asesorarse para que el nivel de influencias se proyecte en una misma dirección.
Considero que en estos temas pudiera la prensa adentrarse como apoyo para la familia, buscar las vías más adecuadas para que se lleven a los diferentes medios de comunicación programas de este corte-
Slds a todos. Estudio la carrera de Informática y me parece bien que en la prensa salgan artículos como este. En el primero q sacó Escambray se menciona el papel de la familia, no se profundiza en el topic, parece q no era propósito de Ojito Linares. Es verdad q todos en la sociedad no deben ser profesionales, por eso están los politenicos… Pero, hasta donde sé, el objetivo fundamental de quienes cursamos el pre era ingresar en la univ por eso, con todo respecto, si solo 1 de cada 3 student aprobó, el resultado NO ES BUENO, como dice usted. Es cuestión d criterio.
La familia juega un rol importantísimo en la formación, instrucción y educación de los hijos. No importa la preparación que tengan, académica, profesional, ama de casa, soldador, mecánico…. no importa, lo que sí importa es el deseo de impulsarlo y el apoyo que se le de al niño, desde el círculo infantil, haciendo que participe, se integre, tome parte, creando en ellos valores, haciéndolos responsables… Yo tengo dos hijos, ambos están ahora en la Universidad, pero pasaron todo ese proceso, los dos de una manera distinta, pero al cabo lo lograron, y si no me hubiese empeñado el resultado hoy sería otro. También debemos interiorizar que no todos pueden ir a la Universidad, hay oficios calificados muy necesarios en la sociedad, vitales diría yo. De modo que un 50 por ciento de aprobados en la prueba de ingreso puede considerarse BUENO. Excelente comentario y análisis. Mi madre es profesora de Español y Literatura, a ella agradezco sus enseñanzas, una educadora cabal, que con 73 años todavía enseña, ahora le preocupa que a punto del examen tenga cinco niños con deficiencias, y que los padres NUNCA fueron a la escuela, pero ella si fue tras ellos, incluso a barrios distantes, la admiro, también necesitamos educadores así, con menos títulos y más vocación, gracias
Con esta visión y discurso que se harán los estudiantes que sus padres no poseen un alto nivel de enseñanza, es que acaso el derecho de ingresar a la educación superior es solo para los hijos de los profesionales?. Cuáles son las verdaderas razones de las carencias que tienen nuestros estudiantes en este tema, llámese pobreza cultural y/o dificultades en la redacción o la ortografía. Cuantos talleres literarios se organizan en nuestras escuelas, cómo se promueve la participación de nuestros estudiantes en actividades que puedan enriquecer su acervo cultural cuando todos conocemos que los propios profesores son apáticos en este asunto y muchas veces hasta en la propia universidad cuestionan a los estudiantes que le dedican tiempo a esta actividad tan trascendente. José Martí el más universal de todos los cubanos dijo en una ocasión que podía fallar la educación en la casa, pero no en la escuela. La falta de cultura y de preparación en temas relacionados con el lenguaje, la ortografía y la redacción corroe a la sociedad cubana y muy pocas instituciones y personas hacen algo por cambiar esta situación, casi siempre se traduce en llamados, críticas y opiniones sobre todo del sector intelectual, pero se hace poco de verdad por cambiar la situación y casi nadie en particular defiende ideas, genera proyectos u otras acciones para que los cubanos tengamos una mayor cultura general integral. ¡!!Es hora de hacer más que de decir!!!. Todos deberíamos sentirnos culpables y responsables de los que pasa, más que jueces que pretendemos sentar cátedra en un asunto que concierne a toda la sociedad. Muchas Gracias
Note que la prueba de ingreso solo se examina una materia perteneciente al campo de las ciencias:Matematica.Somo un pais pobre y subdesarrollado,sin embarogo UD se encuentra «Masters» Y Dres» por doquier,mayormente en el campo de las letras.Casi todos mis antiguos colegas,los que permanecen en el magisterio,lo son,ya sea en pedagogia,sicologia y materias afines,Sin embargo la educacion esta en crisis.Tambien hay mucho en espanol y literatura,,pero casi ninguno ha publicado un libro y el uso del idioma ,da pena..La famila tiene su responsabilidad,pero la mayo,r es para el sistema educacional:Esde profesores y funcionarios, que reciben un salario del sudor de todos..Muchos pedagogos con los que hable ven las aulas como un castigo y estan a la caza de cualquier cargo,»investigacion» o «mision»..Por supuesto que hay un monton de buenos maestros,esos que cada dia se paran frente al pizarron y que son los que menos cobran y a los que no envian al exterior a ganarse unos CUC. Carlos Loveira,que retrato la sociedad aprincipios del siglo pasado en su novela «Generales y Doctores»tenia una vision futuristica….Seguimos en las mismas.
esto es un problema mundial. menos video juegos, menos pensar en «la yuma» y en el «paquete semanal» y mas lectura y estudio.
mientras en el mundo occidental, incluida Cuba, los chicos se preocupan mas por adquirir la ultima version de Halo o cualquier otro juego, en China, la India y Rusia se dedican a aprender como fabricar los juegos.
Estoy de acuerdo, es un esfuerzo concertado entre la familia, la escuela y la sociedad en general pero sobre todo pasa por crear una economia con oportunidades lucrativas para los jovenes, es importante que los jovenes sepan y esten convencidos que un titulo universitario les va a reportar mas beneficios en su vida que vender ropa traida de extranjia, trabajar en un paladar o vivir «del invento».
Pasa por saber que si tengo la capacidad puedo estudiar neurocirugia y vivir MUY BIEN de mi profesion, mucho mejor que cualquier duen~o de paladar.
Lo que no se sabe en Cuba es que Google, Facebook y muchisimas otras compan~ias de tecnologia, o farmaceuticas, o de biotecnologia han creado mas millonarios en 10 an~os que las Grades Ligas en 100, pero todavia se piensa que es mejor ser pelotero que desarrollador de software.
Excelente texto el de Yanetsy Pino. La familia está descuidando su rol, si descuidar es el verbo correcto. En muchos casos lo ha olvidado y en la pelea familia-escuela se han perjudicado nuestros jóvenes y esta sociedad.
Escambray debería abundar más en este tipo de textos sociales.
Saludos
Muy esclarecedor el texto de Yanetsy. Ojalá pueda ser publicado en el impreso.