Escambray Periódico de Sancti Spíritus
El asilo otorgado por el gobierno de Ecuador a Julian Assange es una muestra de que este Ejecutivo ha podido ejercer su política internacional desde la soberanía, la independencia y la dignidad
La asambleísta María Augusta Calle, presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento ecuatoriano, consideró un orgullo el hecho de proteger a quienes denuncien violaciones de los derechos humanos y aseguró que su gobierno lo hace por convicción y coherencia, a sabiendas de que asume costos políticos.
A su juicio, Assange y Edward Snowden son los asilados políticos más relevantes del siglo XXI porque ambos quebraron los paradigmas más preciados del imperio estadounidense que se vende al mundo como la meca de la transparencia, y paladín de la libertad de expresión y los derechos humanos.
Romper esos paradigmas de valores que alimentan la fantasía del país no lo perdonan, comentó la legisladora durante la clausura de un evento internacional sobre el caso Assange realizado en el Centro Internacional de Estudios Superiores para América Latina (Ciespal), con sede en esta capital.
Assange escandalizó al mundo en 2010 con la publicación en su portal web Wikileaks de miles de documentos secretos que revelan conspiraciones secretas, hechos de corrupción, crímenes, mentiras, e incriminan a varios gobiernos y en particular al de Estados Unidos como principal actor de ilegalidades.
A criterio de Calle, por ese motivo el programador australiano se convirtió en víctima de persecución, desde la doble moral que caracteriza a Estados Unidos, y optó por la opción de pedir asilo.
El país escogido fue Ecuador y la asambleísta no lo considera como casual, pues hace 10 años cree que al ciberactivista ni le hubiera pasado por la cabeza pedirle al gobierno de entonces que protegiera sus derechos humanos.
Según atestiguó, Ecuador concedió el asilo porque está consciente de que los temores de persecución política de Assange son fundamentados y que la intención final de tomarlo preso es extraditarlo a Estados Unidos, donde pudieran condenarlo incluso a la pena de muerte por divulgar información clasificada.
Desde junio de 2012, Assange vive asilado dentro de la embajada de Ecuador en Gran Bretaña y Calle recalcó que sobre él no existen juicios penales ni cargos en ningún país del mundo, sin embargo se violan sus derechos humanos al someterlo a tan prolongado encierro en un lugar sin condiciones para hacer una vida.
La Asamblea Nacional de Ecuador respalda la decisión soberana del gobierno de otorgarle asilo a Assange e insta a Reino Unido y Suecia a cumplir con el veredicto del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas respecto al fundador de Wikileaks, manifestó la parlamentaria.
Calle recordó que esa instancia de Naciones Unidas calificó de arbitraria la detención de Assange e hizo un llamado a ponerle fin, lo que debería ser respetado por todos los países miembros del organismo, pues se trata de una decisión vinculante.
A Ecuador y a Assange nos queda ahora resistir, indicó la parlamentaria, luego pidió al ciberactivista que no se doble por nada y dijo estar convencida de que algún día podrá abrazarlo en su país.
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Escambray / ISSN 9664-1277
Gracias a dios Ecuador da hacilo politico a Julian. En otros paises mueren muchos en carceles y se tiene gran represiòn a todo el que no cuadre con caminos pre-determinados.