El primero de tres debates entre los aspirantes presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump crea grandes expectativas entre los estadounidenses que votarán el próximo 8 de noviembre
La atención nacional estará el lunes 26 de septiembre en la neoyorquina Universidad de Hofstra, en Long Island, donde ambos concursantes se empeñarán en mostrar que son el menor de los males para el país, tras una campaña confusa, nada tradicional y llena de altos y bajos.
Según pronóstico de expertos, el encuentro de 90 minutos será el más visto de la historia, con una audiencia que podría superar los 100 millones de espectadores, casi 20 millones más que el record fijado en 1980 por el careo entre el presidente James Carter y Ronald Reagan.
Jeff McCall, profesor de estudios de medios de comunicación en la Universidad de DePauw, estima que los espectadores sienten el potencial del drama, con un Trump desenfrenado, pensante e imprevisible, y una Clinton pausada y con una gran experiencia en política.
En 2012, los dos primeros debates entre el presidente Barack Obama y Mitt Romney promediaron 66,4 millones de espectadores a través de cables de transmisión y medios de CBS, NBC, ABC, CNN, Fox News, MSNBC, PBS, C-SPAN, Univision y otros.
El encuentro organizado por NBC News y moderado por Lester Holt, se transmitirá al país por todas las cadenas de televisión, las redes de noticias por cable, Univision, PBS y por Internet, y se espera sea un punto de inflexión en una de las carreras presidenciales más dramáticas, volátiles e impredecibles en la historia de Estados Unidos.
Pasará a la historia como el primer debate presidencial en enfrentar a un candidato masculino contra una aspirante del sexo opuesto, que busca convertirse en la primera mujer en ser elegida al comando del país.
Pese a que ambos contendientes volverán a debatir el 9 y el 19 de octubre, su enfrentamiento del 26 de septiembre será el más recordado porque debe fijar definiciones sobre espinosos asuntos que ahora preocupan a los votantes del país.
Tim Malloy, analista de encuestas de la Universidad de Quinnipiac, calificó recientemente este choque como ‘una pelea de pesos pesados del boxeo más clásica de todos los tiempos’.
Aparte de los números, la sustancia del encuentro la aportarán los participantes cuando enfrenten temas y preguntas sobre la seguridad en Estados Unidos y la dirección en que marcha el país.
El careo entre ambos aspirantes a la Casa Blanca es considerado crucial para que muchos votantes indecisos determinen hacia qué lado se moverán en las urnas el 8 de noviembre.
Entre los temas a tratar también podrían estar las tensiones actuales, como el enfrentamiento entre pobladores y policías de Charlotte, a causa de la violencia policial contra los afroestadounidenses, cuya macabra espiral elevó a 194 el número de muertos en esa comunidad a causa de este problema.
El histórico choque llegará dos semanas después de que las autoridades tomaron la custodia de un hombre que se cree está detrás de las explosiones en Nueva York y Nueva Jersey durante el fin de semana, algo que elevó las alarmas sobre el terrorismo y los asuntos de seguridad nacional.
Ambos concursantes aprovecharon los ataques para deslegitimar a su rival: Trump dijo que lo único que se puede esperar de una presidencia de Clinton es más ataques, y más estadounidenses inocentes heridos y muertos, en tanto Hillary declaró que la retórica de su rival contra los musulmanes es usada por estos para convertir la lucha contra el terrorismo en una guerra religiosa.
Ambos deben presentar credenciales fuertes sobre la seguridad y el terrorismo, pues su enfrentamiento debe ser un serio desafío para el próximo presidente.
Clinton respondió de una manera ecuánime tras los últimos ataques en Estados Unidos el pasado fin de semana y por su experiencia debe tener recetas avanzadas para el Oriente Medio.
En el caso de Trump debe ir con algo, pues hasta ahora prácticamente no ofreció nada, excepto la difusión del miedo e ideas que podrían empeorar las cosas, incluyendo una propuesta de ‘investigación extrema de antecedentes’ que podría prevenir de inmigración al país de los musulmanes.
Trump dice que tiene un plan si llega a la Casa Blanca para derrotar a los extremistas, pero se niega a revelar cuál es, tal vez porque no tiene la menor idea de qué hacer, aseguró recientemente un editorial del diario The New York Times.
Lo cierto es que, además de los números de personas que se pegarán a las pantallas de televisión el 26, el debate y los días que seguirán deben mostrar luz sobre una campaña que será recordada como la más impredecible y reñida de la historia estadounidense.
Hasta entonces, la pregunta que flota en el ambiente es cuál de los dos candidatos será el mal menor para el pueblo estadounidense… ¿Clinton o Trump?
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.