Confiesa Eduardo Arnaldo Calderón, un joven galeno recién graduado que labora en la comunidad de Alfonso, en Fomento
Sentado frente a algún paciente en el Consultorio No. 32 donde lo ubicaron desde que terminó sus estudios de medicina general, en septiembre del 2015, el joven pasa buena parte del día. Bien temprano baja las escaleras de su vivienda, radicada justo en el mismo lugar y varios coterráneos lo esperan; en su rostro aparece una sonrisa, como señal de bienvenida.
“No se trata solo de examinarlos, sino de escuchar sus problemas, que a veces no tienen nada que ver con una enfermedad, porque al hacerlo alivian sus males”, confiesa Eduardo Arnaldo Calderón, al inicio de esta plática.
¿Cómo te sientes al estar en un sitio tan apartado de la ciudad en tu primera experiencia laboral?
Cuando llegué pensé que me resultaría más difícil adaptarme porque soy nacido y criado en Fomento y nunca estuve viviendo solo, haciendo las labores de una casa antes de irme al trabajo, mucho menos en una comunidad de montaña, lejos del bullicio de la ciudad. Pero aquí todo ha salido muy bien, los vecinos de Alfonso me recibieron con cariño, se comunicaron rápidamente conmigo y me mostraron solidaridad desde el primer momento.
Hasta los niños me buscan para conversar, me saludan con gracia cuando salen rumbo a la escuela, es como si me conocieran de toda la vida. Aquí paso 24 días del mes, luego salgo seis de pase, pero te confieso que en ocasiones extraño este ambiente natural.
¿Y como médico cuál ha sido tu mejor experiencia?
Te aseguro que todo, esto es como cumplir una misión internacionalista dentro del propio país, solo que rodeado de personas con diferentes formas de actuar y de pensar. El médico tiene mucho de psicólogo que cura con solo conversar.
Aquí atiendo todos los programas que se llevan en cualquier consultorio de la provincia. El materno infantil es uno de los más complicados por lo que implica para alcanzar los resultados deseados.
¿Cuáles son las principales enfermedades que se presentan en la comunidad?
La hipertensión arterial, el asma bronquial, parasitismo y algunos casos de alcoholismo, pero por lo general se trata de una población sana y respetuosa a la hora de hacer los tratamientos.
Tengo organizadas las consultas siempre hasta las doce del día porque por la tarde salgo junto a la enfermera a visitar personas, hacer terreno y los martes de cuatro a nueve de la noche estamos disponibles para los que trabajan y no pueden acudir normalmente al consultorio.
¿Tienes pacientes en sitios apartados del lomerío?
Sí, la casa más distante está como a 3 kilómetros de la comunidad, atravesando una loma, es de un anciano que vive solo y lo estamos atendiendo con la trabajadora social para incorporarlo a un Hogar de Anciano en Fomento, pero no ha sido fácil convencerlo, a pesar de no tener allí condiciones.
Existen otras viviendas pero menos distantes, a las cuales también les hacemos visitas con frecuencia porque en ellas radican niños pequeños y adultos mayores que presentan dificultad para llegar hasta nuestra consulta.
¿A qué parte de tu labor le concedes más importancia?
Aquí todo es importante, pero a la actividad relacionada con los programas de promoción y prevención que inciden directamente en la comunidad le dedicamos especial atención; también al trabajo con las adolescentes que presentan riesgos preconcepcional, con las cuales desarrollo consultas y charlas educativas hasta en la escuela.
¿Sientes que te respetan a pesar de tu corta edad?
Claro, el respeto se gana, no se impone y en mi caso es recíproco, a mis pacientes les doy confianza para que me cuenten sus penas porque, aunque estén enfermos, el cariño también cura y la mente determina en la recuperación de cualquier mal.
Igual nos pasó a mi esposa y a mi en el año 1994. Fuimos a ese mismo consultorio del Escambray fomentense y vivimos 9 años en Alfonso. Fuimos médicos, guajiros, deportistas, músicos, consejeros, amigos. Alí nació nuestra primera hija….hace unos días falleció en Gabón cumpliendo misión internacionalista Carlos Campos González, médico nacido y criado en ese pueblito. Que su semilla germine en el corazón de cada unos de los médicos que hemos tocado con nuestro trabajo el alma de esos adorables campesinos.
Un excelente medico y un buen compañero de trabajo. orgullo de nosotros quienes compartimos labores con Eduardo Arnaldo Calderón.