Invitado a la Primera Bienal de Diseño de La Habana, Carlos Zamora evoca sus pasos por el camino de la creación
Lo normal hubiese sido que dibujara muñequitos, no letras, cuando aún no sabía escribir. Pero quiso engañar a su abuela Rosario copiando el texto completo del libro El gallito cresta de oro para hacerle creer que entendía el alfabeto. Ella descubrió el truco enseguida al pedirle que leyera lo que había escrito y el pícaro confesó que no sabía. Entonces la vecina Josefita lo sorprendió con el mejor regalo de su infancia: un viejo catálogo de rotulista que despertó el interés de Carlos Zamora por el dibujo y la tipografía.
De su natal Sancti Spíritus se fue a La Habana a estudiar en el Instituto Superior de Diseño (ISDi). Dio sus primeros pasos profesionales en la Editora Abril, La Gaceta de Cuba, la Oficina del Historiador de La Habana, el Ballet Nacional de Cuba, Habanos S.A. y la Casa de las Américas. Hoy Zamora es Director Creativo de Express Scripts, una corporación norteamericana especializada en soluciones para el sector farmacéutico. Es también ilustrador editorial para el New York Observer, The Wall Street Journal, The Boston Globe y el Lincoln Center. Desde Saint Louis, Missouri, llegó a Cuba para participar en la Primera Bienal Internacional de Diseño; una ambiciosa propuesta que pretende convertir La Habana en un epicentro creativo bajo el lema Diseño y prosperidad.
En un mundo signado por la imagen, ¿qué haces para que tus creaciones no recuerden las de otros?
El diseñador gráfico es un pensador visual: observa, filtra, procesa y ofrece su propuesta. A diferencia del arte, el diseño anula, reprime un tanto la subjetividad del creador en aras de decantar una solución. Ese proceso curatorial interno, combinado con un alineamiento marcial a la estrategia del mensaje es lo que define mi proceso, que es bastante generalizable, pero, a su vez, muy personal. Cada cual le pone lo suyo. Luego le sumas el gesto, el azar y trucos que se aprenden con los años, que introducen un hálito de espontaneidad a una ecuación muy calculada. Mis diseños sí recuerdan otros. Todo diseño es eco.
¿Cómo llegas a ocupar la presidencia del American Institute of Graphic Arts (AIGA) en Saint Louis?
El AIGA es la más antigua organización de diseño de los Estados Unidos. Su misión es propulsar el diseño como práctica profesional, estrategia de avance y fuerza sociocultural. Ingresé al AIGA por una necesidad personal de tener un grupo afín de profesionales. En el 2012 diseño el cartel para la AIGA STL Design Week y me vinculo de lleno con la organización. Este trabajo es voluntario, no muchos están dispuestos a afrontar las responsabilidades legales, fiscales y financieras que tal compromiso representa. En enero del 2014 pasé a ser presidente hasta enero del 2016. Ahí conocí a grandes diseñadores norteamericanos como Allan Peters, director creativo de Target; Aaron Draplin, respetado diseñador de identidades; Mo Saad, presidente del AIGA en Oriente Medio; Ashleigh Axios, directora creativa del Departamento de Diseño del Presidente Obama.
¿Consideras que con el aumento del trabajo por cuenta propia en Cuba se evidencia más cuidado por lograr una mejor visualidad y confort en los establecimientos?
La iniciativa privada aumenta la atención al detalle y a los servicios. No porque la iniciativa estatal sea torpe u obtusa; es simplemente una cuestión de escala. En lo privado, el encargado de propiciar un servicio o producto está más cerca del consumidor. Esa cercanía hace que el proveedor conozca mejor a su cliente, conozca mejor lo que se ofrece y conozca mejor su competencia. Es también más cercano y tangible el beneficio que el comerciante de la pequeña empresa recibe por su esfuerzo. He ahí la raíz de la motivación del sector cuentapropista. El sector estatal provee un cúmulo de beneficios sociales y materiales importantes, pero masificados. De cualquier modo, el buen diseño —estatal o privado— es invisible. Uno no debería notar más que un sentimiento de satisfacción.
El diseño tiene la capacidad de ofrecer un concepto, una experiencia, un modo de sentirse bien en el recinto al que se acaba de llegar. Sentimiento que provoca el regreso, la reiteración de la experiencia. No hablo de consumo, sino de experiencias de vida: rutinas, costumbres de lugares, gustos personales, hábitos, comuniones. Los diseñadores estamos entrenados para predecir el comportamiento de los individuos y sus necesidades.
¿Qué harás en la Bienal?
Ver a amigos que no he visto en muchos años. Participar en una exposición colectiva de carteles en la Fábrica de Arte Cubano. Impartir en el ISDi la conferencia Del dicho al hecho. Proceso creativo y metodologías en la materialización de ideas. En este conversatorio he escogido cuatro casos de estudio de proyectos específicos que he diseñado en Estados Unidos. Proyectos con distintos niveles de complejidad, pero todos articulados desde mi proceso personal. Pretendo compartir ese proceso con los estudiantes del ISDi, a quienes respeto mucho. Siempre que vengo a Cuba visito el ISDi. He dado clases en algunas universidades de diseño en Estados Unidos y nunca vi una audiencia tan voraz como el estudiante cubano.
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