“Trump no es un renegado”, comenzó Obama en su descripción del presidente electo
“Es la culminación, la conclusión lógica de la retórica y de las tácticas del Partido Republicano (GOP) durante los últimos diez, veinte años
Lo que realmente me ha sorprendido es el grado hasta el que ese discurso ha volado por los aires”, lamentó.
La circunstancia más grave, a su entender, dentro del seno del GOP, es que “no ha existido un principio de gobierno”. “Nadie ha dicho ‘No, quizás hemos ido demasiado lejos’. Gente razonable como (el ex presidente de la Cámara de Representantes) John Boehner, un hombre de pico y pala, no ha podido hacer nada contra esta corriente”, lamentó.
Sobre el camino a la victoria de Trump en las primarias de su partido, Obama dedicó duras palabras a los rivales del magnate, más de una decena de contendientes que abarcaron la totalidad del espectro de la derecha norteamericana, ninguno capaz de detener a Trump, a quien resta parte de mérito.
“Es un hombre que ha derrotado a quince contendientes en las primarias, pero eso dice menos de la habilidad de Trump que la de la gente que ha perdido contra él”, aseguró antes de reconocer que “la verdad es que Trump ha tocado nervio”.
“Es capaz de explotar la rabia, el resentimiento, la sensación de agravio. Y es enormemente hábil a la hora de desafiar convencionalismos de tal forma que la gente acaba sintiendo emociones concretas, y eso les satisface”, manifestó Obama, quien aplaudió particularmente el dominio de Trump sobre la nueva era de los medios de comunicación, en el universo de las redes sociales.
“La lente a través de la que la gente entiende a los políticos es enormemente poderosa. Yo tuve la suerte de aparecer antes del colapso del antiguo orden de los medios. Trump entiende este nuevo ecosistema, en el que la verdad y los hechos no importan. La clave es atraer atención, incitar emociones, y pasar a otra cosa. Puedes surfear sobre esas emociones. Es algo que he dicho mil veces: si yo viera la Fox, no votaría por mí”, explicó Obama.
El presidente optó por cerrar su análisis de Trump recordando a su sucesor las dificultades que tendrá a la hora de cumplir sus promesas electorales desde el Despacho Oval. Sin embargo, aquí el presidente electo tuvo que aceptar que Trump cuenta con cierta ventaja, merced a la empatía que ha generado, amparada en la frustración y el rencor.
“Trump ha demostrado que es capaz de establecer tal conexión con sus partidarios que goza de un mayor margen de maniobra para tomar diferentes decisiones. Parecen confiar en él, independientemente de lo que diga o haga. Ahora toca esperar a ver cómo Trump reacciona a esa confianza y cómo la mantiene ante las realidades del Gobierno”, concluyóen su descripción.
Obama, sin embargo, insistió en hacer una llamada a un optimismo cimentado en la certeza de que nada es tan grave como parece. “Esto no es el Apocalipsis. A veces la historia avanza, a veces retrocede. No creo en el fin del mundo hasta que llega”, aseguró.
El día de la visita
El reportaje culmina con una descripción de la visita de Trump a la Casa Blanca de la semana pasada, un encuentro que incialmente estaba previsto durante 15 minutos y que Obama extendió a 90 para exhibir entre el magnate la monumentalidad de la labor ante la que se encontraba.
Los pormenores de la misma no han trascendido nunca y el propio Obama no da muchos detalles adicionales a The New Yorker, sobre todo cuando le preguntan por qué decidió transformar lo que en principio era una mera formalidad de apretón de manos en un exhaustivo tour por la Casa Blanca y la realidad de la Presidencia — según fuentes de la administración, para abrumar a su sucesor y darle una lección en el uso del poder –.
“Podría contar cómo fue la reunión en la Casa Blanca con Trump… con una cerveza delante, y off the record”, se limitó a decir.
En los momentos previos, Obama y su jefe de Gabinete, Denis McDonough, “actuaron casi como psicólogos”, según fuentes del ‘New Yorker’. Obama les pidió que mantuvieran el ánimo, les recordó — como ya hiciera por teléfono con los responsables de la campaña de apoyo de bases de Hillary Clinton — que “en este momento no puedo hacer nada, pero cuando sea un ciudadano privado, soy todo vuestro”.
“Para los más jóvenes”, les comunicó, “este es vuestro primer rodeo. Lo único que habéis conocido es la victoria. Pero nosotros, los más viejos, sabemos lo que es perder. Y te pica. Y duele”.
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