Como oficial de las FAR formo parte de los compañeros y compañeras designados para preparar y conducir la ceremonia de los honores póstumos que el pueblo espirituano le rinde masivamente a nuestro líder indiscutible, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
Soy un joven más del pueblo. Durante los dos días de homenaje he visto en los miles de niñas y niños, ancianos, hombres y mujeres que han pasado por el sitial ceremonial, la profunda tristeza que los embarga. Esa es la muestra del amor tan grande que sentimos los cubanos hacia la figura de Fidel.
El homenaje hacia él no se limita a los nueve días de duelo nacional. Pienso que el mejor homenaje que le podemos rendir es cumpliendo, de la mejor manera posible, las tareas que a cada cual nos corresponde en lo adelante, como revolucionarios y ciudadanos honestos, para dar cabal cumplimiento al concepto de Revolución que firmamos en juramento.
Me consagraré a transmitir los conocimientos necesarios a los combatientes de las FAR y milicianos, que garanticen su adecuada preparación para la defensa de la Patria ante una eventual agresión, en cuyo caso aplicaríamos la doctrina de guerra de todo el pueblo que nos legara nuestro invicto Comandante en Jefe.
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