A pesar de su corta edad el voleibolista espirituano Osniel Lázaro Melgarejo Hernández jugará en la Liga griega
El voleibol cubano intenta recomponer sus rumbos. Por eso sigue apegado a la contratación con clubes profesionales foráneos y entre quienes concretaron la rúbrica figura el espirituano Osniel Lázaro Melgarejo Hernández, fichado por la liga griega.
Del cabaiguanense se supo más en Río de Janeiro. Aun cuando Cuba no ganó ni un partido en los Juegos Olímpicos, el muchacho enseñó talento, sobre todo ante el potente equipo de Rusia, cuando marcó 14 puntos.
Como otros, Melgarejo debió ponerse adelantado el traje del “Cuba grande” y de otras categorías fuera de su rango etario. Así asistió al Mundial Sub-21 en el 2015 y este año a la Copa Panamericana, de donde salió con plata, quinto entre los atacadores y con boleto para el Campeonato Mundial de febrero próximo.
Todo lo ha hecho en algo más de un año. En mayo del 2015, Melgarejo era matrícula de la EIDE Lino Salabarría, donde accedió bajo la égida de Ismael Rodríguez Pentón cuando tenía 13 años y lo entrenaba Yunior Jiménez en un área cabaiguanense.
“No tenía ni estatura, medía 1.60 —rememora Pentón—; miré sus extremidades y vi que, por herencia, provenía de una familia alta”, nos narra Yunior.
Con ese don visual para captar talentos, Ismael reparó en otras habilidades: “No le hice ni prueba. Es muy técnico. También muy serio y disciplinado para entrenar”.
Pero no solo él se deslumbró con Osniel. En medio de las emergencias del voli varonil, fue llamado a la preselección nacional cuando ya había sentado cátedra en las categorías juveniles: dos preseas de plata nacionales con Sancti Spíritus y la designación de mejor bloqueador y jugador en el 2014 y mejor atacador en el 2015.
Aún “verde”, este año ganó el oro en el preolímpico de Canadá y la Copa Panamericana, se puso el traje en la Liga Mundial y asistió a Río de Janeiro, donde se ganó la titularidad en más de un partido.
“Con esa edad, son muy pocos los que en el mundo asumen esa posición de atacador auxiliar y mucho menos los que alcanzan ese nivel. Su desarrollo ha sido muy acelerado, aunque tiene que mejorar en lo físico y, por supuesto, le faltan cosas, sobre todo para el ataque, pero tiene muy buena recepción”, añade Ismael.
Con esos atributos irá al club Panathinaikos AO, uno de los 12 de la liga griega, a crecer como voleibolista y quizás hasta mucho más de los 1.95 que mide y los 83 kilogramos que pesa.
“Me puse muy contento —asiente desde su celular, a punto de rubricar su contrato y correr los trámites consulares— porque es una gran experiencia a pesar de mi edad. Sé que puedo elevar mi nivel pues jugaré durante seis meses todos los fines de semana, así puedo aportar al voleibol y al deporte en general”.
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