Amaneció 26 y desde su tronco más remoto el ego espirituano volvió a levitar.
En medio del apogeo político, un abrazo como nuevo arropó por el talle a esta tierra buena. El cielo alumbró azul desde la madrugada, después de tantos días de obra a despecho de la canícula. Se estrenó una alegría recién lavada en aquella marea repleta de banderas y motivos, de pueblo manso y virtuoso, de rojos con negros. Amaneció 26.
Los cráteres cotidianos se cerraron sin aviso. Razones y estremecimientos volvieron de nuevo la vista hacia Serafín, el guerrero que se yergue presto desde la Plaza; a la protesta honorable de Ramón Leocadio Bonachea; a la audacia trunca de Reemberto Abad Alemán. Las rosas se abrieron todas como eterna ofrenda.
Y brotó espontáneo el lirismo patriótico con los acordes de El Mambí, del maestro Luis Casas Romero, con la Pequeña serenata diurna, de Silvio, de Cuba, con los artistas espirituanos a la altura como una reverencia a los orígenes: la Orquesta de cuerdas, los solitas, la Parranda típica, los poetas.
En el crucero de esta celebración también navegaron los más jóvenes, con verbo sereno y memoria clara. Llegaron sin aspavientos ni algarabía fatua, desde el deber y la utilidad para fundar el archipiélago nuevo, donde la fe y la esperanza respiren a despecho de los guijarros interpuestos en el camino.
Todos sabían que Fidel también habitaba este espacio, no solo desde las pancartas, las imágenes o la evocación. Literalmente Fidel estaba allí, en el ánimo de cada espirituano, en el recuento de hace 30 años atrás, en tanta palabra, en cada escuela, esa industria, este hospital o aquella cooperativa. Fidel vino con toda su grandeza, gozoso y entero, a recibir su felicitación sincera, holgada de gratitudes para el hacedor de hombres.
Cada referencia a su medida: el discurso central elogió el espíritu de pelea de esta tierra; la responsabilidad y la consagración para vencer obstáculos; el mérito, la creatividad y energía de los compatriotas, quienes no perdieron tiempo ni se detuvieron en fanfarrias inútiles a la hora de hacer en sus campos, en los ingenios, la economía, en los servicios al turismo o en las instituciones sociales.
Pero sin excesos ni engreimientos porque aquí tampoco todo anda sobre ruedas perfectas. Mucho queda inacabado todavía. Nuevas leyendas germinarán de un pueblo campechano y sabio. Por lo pronto, bien que viene este ingrediente generoso. Ya amanecerán otros 26 y desde su tronco más remoto el ego espirituano volverá a levitar.
hola estoy contenta por mis espirituanos y aunq no estuve en mi pueblo presente estuve con el corazon que malo es estar lejos pero estoy cumpliendo mision y tambien cumplo con la revolucion felicidades santi spir
Me conmovió al no poder estar alli presente en la plaza por problemas de salud,
El acto estuvo excelente,la parte cultrual con buenos artistas y la política con unos dicursos que todos trasmitian mensajes que debemos estudiarlos , felicito al Buró Provincial y Municipal del Partido, sus cuadros que dedeciaron jornadas completas de trabajo y esfuerzo , los del Poder Popular tambien y todo el pueblo
Ahora con todas estas obras y este pubelo tan lindo nos queda al pueblo cuidarlo y adoptar medidas fuertes a los que incumplan