La entrega de terrenos multiplica las producciones en la Cooperativa René Rodríguez, del municipio espirituano de Yaguajay
Si en un territorio la entrega de tierra en usufructo trajo consigo la transformación agrícola es en Yaguajay, porque el redimensionamiento de la rama azucarera casi extinguió allí el cultivo de la caña —solo existe en Meneses—, pero el municipio pasó a liderar la producción de carne de cerdo en Sancti Spíritus y extendió los aportes a renglones como la leche, los granos y otros alimentos.
Tal vez, uno de los mejores exponentes para aquilatar el cambio del objeto productivo se encuentra en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) René Rodríguez, una base campesina que bordea la costa norte y parte del lomerío de la zona, entre tanto asienta sus principales áreas en Betoño, Carbó y Guainabo; suelos que anteriormente tributaron caña al central Obdulio Morales (Narcisa).
La CCS logra su despegue a partir de la entrega de tierra y la dirección principal se enfocó hacia la ganadería, frente que el pasado año rozó los 300 000 litros de leche entregados al Estado.
“No está el central, pero tenemos leche y otras producciones”, señala Edelio González Méndez, vicepresidente de la cooperativa y enumera otros aportes: 300 toneladas de carne de cerdo, 30 de frijol, 100 de maíz y en la miel la CCS se distingue a nivel provincial.
“Aquí llueva o truene damos la asamblea del mes”, enfatiza Edelio para dar por sentado la prioridad que concede la cooperativa al funcionamiento interno. También expone dos elementos que apuntalan el trabajo: “Ha mejorado el proceso de contratación y usamos el crédito revolvente, así el guajiro no sufre el atraso en el pago y tiene enseguida el dinero en la mano”.
TODO SE HIZO NUEVO
Jorge Luis González Pérez se cuenta entre los antiguos trabajadores del sector azucarero que pidieron tierra, en su caso, para la ganadería y en apenas siete años su finca y su nombre sobresalen entre los punteros de la cooperativa.
“Aquí no había ni cerca ni agua, todo se hizo nuevo. Como a mí me salieron los dientes en el campo, nada de esto me asusta; debo decir que mi familia me ayuda mucho”.
A fuerza de voluntad y “del sudor diario”, como él mismo expresa, el campesino ha levantado una cría vacuna en la zona de Carbó y ya en el 2015 entregó unos 15 000 litros de leche.
“Fácil no ha sido, porque aquí no hay arroyos ni manantiales, el agua está debajo de la tierra y hubo que hacer a pico y pala un pozo de 14 varas; eso fue la salvación.”
Relata que empezó con créditos bancarios, compró novillas, pero ya las nuevas vacas son criadas por él, actualmente cuenta con 25 en ordeño y solvencia económica.
La mayor fortaleza de la finca está en la disponibilidad de comida para los animales, desvelo que tiene su raíz: “Cuando la caña en esta zona era una mala palabra, yo la quería y fui el primero en sembrarla después que cerró el central”. Como si el cañaveral no bastara, Jorge Luis destina parte de la caballería asignada (13.42 hectáreas) al cultivo de plantas forrajeras: tithonia, kingrass y morera.
FRUTOS DEL TRABAJO
En Guainabo, a un costado de la carretera hacia Caibarién y donde se asienta el polo granero de la cooperativa, Pablo Smith Fumero labró duro en los últimos tiempos para lograr cosechas en una zona donde apenas llueve, según manifiesta.
“Tengo agua subterránea, pero falta la corriente para la turbina”, explica el campesino para acentuar el principal obstáculo que frena los aportes de comida. “Con estabilidad de agua puedo cuatriplicar la producción del año”, puntualiza.
Donde antes hubo caña radica ahora una finca integral de granos y frutales declarada de Referencia en el movimiento de la Agricultura Urbana y convertida, además, en la finca escuela del municipio para esta actividad.
“Los frutales que tengo los he logrado regando agua a cubos y a jarros”, comenta Pablo; quien posee contratos con la Empresa de Semillas para sembrar variedades que esa entidad comercializa en renglones como frijol maíz, girasol y soya.
“Cuando se acabó la caña estas tierras estuvieron casi inservibles, con el apoyo de la familia he podido transformar el área, tengo muchos tipos de frutas, algunas casi desaparecidas. Ahora me satisface mucho ver la mazorca de maíz, la naranja, el aguacate, el limón…, los frutos del trabajo”.
Se ha trabajado en la entrega de tierras en usufructo, pero el país no puede darse el lujo de tener municipios con cientos de caballerias de excelentes pastos sin ganado, sub utilizadas y no entregarlas a los campesinos que quieren y pueden producir grandes cantidades de leche y carne, un ejemplo es Mayajigua, municipio de Yaguajay, no se termina de definir con las cooperativas que estan haciendo con esas tierras que no tienen un respaldo productivo, exigirles rendimiento y si no que las entreguen, se habla mucho, pero el pueblo no ve el resultado de esa gestión, hasta cuando tendrán que esperar esos campesinos?