La primerísima actriz cubana compartió con el colectivo de Escambray pasajes de su vida profesional
Con temor de principiante asumí los primeros minutos junto a Eslinda Nuñez en Escambray. ¿Qué podría preguntarle a una mujer enfrentada ya a decenas de entrevistas? ¿Cómo jugar con el lenguaje para no escuchar de esa dama admirada por muchas generaciones de cubanos relatos de Lucía, de Memorias del subdesarrollo, de Amada, de Santa Camila de la Habana Vieja y de otros personajes a los que ha dado vida en una veintena de filmes y más de 50 obras teatrales?
Por encima de estas cifras, válidas para obtener el Premio Nacional de Cine en el año 2011, Eslinda recurre una y otra vez a los inicios, a quienes la ayudaron, a las enseñanzas de Humberto Solás y Tomás Gutiérrez Alea, presentes todavía en cada entrega profesional, a quienes no tienen nombres tan trascendentales y también aportaron, más que a la actriz, a la mujer que es.
“Mi vida ha sido para mí una sorpresa”, dice mientras rememora su participación en películas devenidas íconos de la cinematografía cubana, a las que, asegura, llegó por azar del destino; pero en realidad llegó gracias a la incesante preparación que hasta hoy la acompaña, a la búsqueda constante del cambio, de lo nuevo, de lo último en materia de actuación, así venga de manos de los últimos llegados a escena: “Yo aprendo muchísimo de los que comienzan”.
Luego de escuchar esta frase me siento más tranquilo, yo soy de los que comienza, no en la actuación, sino en esta pasión llamada periodismo que entre nervios y emociones me regaló la oportunidad de compartir una inmensidad de apenas dos horas con Eslinda Núñez, la bella, sencilla y asequible mujer que, con aval suficiente para sentarse a mirar desde fuera, prefiere estar en la fila de los aprendices; y es que, sencillamente, los días de Eslinda están signados por el verbo aprender.
Buen trabajo de este futuro periodista. Me gusta su forma de escribir. Desde ahora estaré pendiente de lo que publique.
Javi, me gustó mucho tu reseña. Vas por buen camino
De principiante solo tienes tu propio credo, pues lo que escribiste tiene madera de consagrado. ¡Felicidades!
Muchas gracias, igual creo que me falta muchísimo por aprender para regalar a los seguidores de Escambray trabajos de mayor calidad.
Eslinda aprende de los que comienzan, tú aprendes de los consagrados, parece que vas bien, sigue bebiendo de Escambray que el que a buen árbol se arrima…buen periodismo hará en el futuro. Bienvenido a ese colectivo de entusiastas, Javiel.