La visita a Cuba del líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Su Santidad Kiril, marcará el encuentro de la isla con el máximo representante de una milenaria institución con millones de fieles en el mundo
Según adelantó en diciembre pasado el presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, Metropolita Hilarión, la estancia del Patriarca de Moscú y de toda Rusia este febrero será un paso importante para fortalecer los vínculos entre la Iglesia rusa y las autoridades cubanas, así como entre los respectivos pueblos.
Al anunciar el viaje, aseguró que estos nexos han tenido tradicionalmente un carácter amistoso y recordó que el presidente cubano, Raúl Castro, fue el primer líder extranjero con el que se reunió el Patriarca tras ser entronizado el 1 de febrero de 2009.
Previo a esa fecha, el 14 de noviembre de 2004, Kiril, entonces presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, encabezó la ceremonia de colocación de la primera piedra del templo ortodoxo ruso en La Habana y el 19 de octubre de 2008 ofició la Divina Liturgia de consagración de la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán.
LA TRADICIÓN CRISTIANA EN RUSIA
De acuerdo con diversas versiones, el cristianismo se expandió en Rusia a partir de las incursiones evangelizadoras del apóstol san Andrés, quien en el siglo I recorrió la región situada al norte del mar Negro hasta llegar al lugar donde se encuentra hoy la ciudad de Kiev, capital de Ucrania.
Tres centurias después ya existían diversas diócesis en Rusia meridional, pero la difusión definitiva del cristianismo en todo el país se concretó en el siglo IX, y se vio favorecida por su cercanía con el Imperio Bizantino.
Se reconoce como un hecho fundamental para la formación de la Iglesia ortodoxa rusa el bautizo en el año 988 del príncipe Vladímir, quien luego bautizó a la población de Kiev en las aguas del río Dniéper y destruyó las esculturas de dioses paganos.
Tal acto convirtió al cristianismo en la religión oficial de la Rusia de Kiev (el Estado ruso antiguo) y en su honor, desde 2010, cada 28 de julio se celebra el Día del Bautismo de Rusia a raíz de una reforma en el calendario festivo propuesta por el Concilio Episcopal de la Iglesia ortodoxa.
Después de que Kiev fue destruida a manos de las fuerzas tártaro-mongolas en 1240, se produjo la decadencia de ese centro político y cultural, lo cual condujo a que en 1325 la residencia permanente de todos los metropolitanos y patriarcas rusos se trasladara a Moscú.
Poco antes de la caída del Imperio Bizantino, en 1448, la Iglesia Rusa se independizó del Patriarcado de Constantinopla, lo cual abrió la época conocida como autocefalia, que se refiere a la plena independencia de toda autoridad religiosa de mayor rango.
El medio RT precisa que, al igual que otras iglesias ortodoxas autocéfalas como los patriarcados de Alejandría, Antioquía o Constantinopla, la Iglesia rusa tiene autoridad para canonizar, previo aviso, a las demás Iglesias hermanadas sobre los cambios en su santoral.
Además, considera suyos todos los santos de la historia «precismática», es decir, los existentes antes del llamado Cisma de Oriente y Occidente (1054), cuando se formalizó la separación de las Iglesias católica y ortodoxa.
Rusia celebró en 1988 el primer milenio del bautismo del país y casi dos décadas después, en 2007, se procedió a la unificación de la Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia con el Patriarcado de Moscú.
UNA CATEDRAL COMO MONUMENTO A LA AMISTAD CUBANO-RUSA
Los viajeros nacionales y foráneos que recorren la avenida del Puerto, en la capital cubana, descubren entre la arquitectura ecléctica de la zona las distintivas cúpulas doradas de la catedral de Nuestra Santa Señora de Kazán.
Se trata del templo de estilo bizantino que se comenzó a construir en 2004, ante la presencia de Kiril, y que fue inaugurado en octubre de 2008.
A raíz de ese acontecimiento, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, escribió un texto en el que se refirió a la Iglesia ortodoxa rusa como una fuerza espiritual, que en los momentos críticos de la historia del país euroasiático jugó un papel importante.
Cuando se inició la Gran Guerra Patria (1941-1945), tras el traicionero ataque nazi, Stalin acudió a ella en apoyo de los obreros y campesinos que la Revolución de octubre hizo dueños de las fábricas y la tierra. Cuando la URSS se desintegró, el imperialismo no tuvo en esa Iglesia un aliado, recordó entonces Fidel.
Por ello, afirmó, le propuso en 2004 a Su Eminencia Vladímir Mijáilovich Gundiaev, Kiril Metropolita de Smolensk y Kaliningrado, construir en La Habana una catedral de la Iglesia Ortodoxa Rusa como un monumento a la amistad entre los dos países.
Nuestra capital se enriquece con un templo digno de la prestigiosa Iglesia Ortodoxa Rusa, que es prueba irrecusable del respeto de nuestra Revolución por uno de los principios fundamentales de los derechos humanos, en consonancia con una revolución socialista profunda y radical, destacó Fidel.
Esa amistad a la que hizo alusión el dirigente revolucionario tuvo una nueva muestra en mayo de 2015, cuando el presidente cubano, Raúl Castro, invitó al patriarca Kiril a visitar nuevamente la nación caribeña, ahora como máximo representante de su Iglesia.
Durante ese encuentro el líder religioso resaltó la relación especial entre ambos países, imposibles de romper, y se refirió a los fuertes nexos entre sus respectivos pueblos. «Los años pasan, pero los cubanos siguen siendo hermanos», afirmó.
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