Su mejor amigo Hugo Chávez dijo acertadamente que Fidel no le pertenece solo a Cuba, «le pertenenece a este mundo nuestro, a esta América Nuestra», sentenció
“Fidel no le pertenece solo a Cuba, le pertenece a este mundo nuestro, a esta América nuestra”, dijo acertadamente el Comandante Hugo Chávez, quien abrazó las ideas del bien, el camino del servicio, y encontró en el líder cubano al maestro universal, a uno de los estadistas más ilustres del pasado y presente siglo.
El hombre inmenso que Cuba compartió con la humanidad, creció a fuerza de una vida consagrada a las más nobles empresas. Ya se ha dicho: “Para toda obra grande se necesita pasión”, y ello nunca faltó al patriota que organizó el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, al estratega que dirigió la insurrección desde el exilio mexicano y luego desembarcó en la isla a bordo del yate Granma. Una fuerza telúrica insufló a sus guerreros para que durante 25 meses se luchara en la Sierra Maestra y luego se alcanzara el triunfo de la Revolución en 1959.
“Fidel dignificó el género humano, dio su lugar al negro y a la mujer”, comentó el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, quien lo supo de memoria y ponderó sus dotes de organizador. Durante los sucesos del Granma, “despertó el guerrero que había en cada expedicionario para medir sus fuerzas con el enemigo y derrotarlo”, manifestó Almeida.
No estaba lejos el poeta español Rafael Alberti cuando en Fidel cifraba la esperanzada luz de un futuro más solidario y más justo. “Sigo reteniendo del líder cubano la imagen de un heroico homérico”, sentenció.
En los más diversos y comprometidos foros estuvo su palabra elocuente, la denuncia con datos y razones irrebatibles sobre las prácticas excluyentes y depredadoras de los países desarrollados, sobre la devastación del planeta y el freno necesario para que la raza humana no fuera sepultada por el egoísmo y el poder de los ricos. “Tenemos el deber de salvar nuestra especie”, expresó repetidas veces el orador apasionante, conmovedor.
Noventa años vivió el martiano furibundo en la piel de su país y en la de otras naciones, donde el hambre y la desidia olvidan a los sin techos, a los sin tierra, a quienes no tienen voz. En cada acto de su existencia, Fidel llevó en el corazón y en el pensamiento las doctrinas del Maestro para quien Patria siempre fue Humanidad.
El Guerrillero del Tiempo pertenece a la historia, y no pocas voces ilustres de la contemporaneidad lo han reconocido. Fidel “es un maestro de humanismo”, “es un símbolo de independencia”, “es una inspiración”.
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