Pintores espirituanos dedican mural al líder histórico de la Revolución cubana en su cumpleaños 90
Delante, tres rostros y tres épocas de un guerrillero, que cuando puso a airear su traje de verde olivo por motivos de salud, casi no nos acostumbramos a verlo en camisa de cuadros o en ropa deportiva. Aún hoy, los pinceles se niegan a eternizar su imagen sin la estrella solitaria sobre sus hombros invictos y la urgencia en la mirada.
Para no dudarlo, siete pintores espirituanos (Iosvanny Suárez, Félix Madrigal, Antonio Díaz, José Perdomo, Mario Félix Bernal, Luis García y Jorge Luis López) convergieron para devolvernos la épica del líder histórico de la Revolución cubana desde un mural, donde el rebelde, a golpe de primera vista, parece alistarse para el cercano combate.
La trilogía existencial: pasado, presente y futuro subyace en la obra (acrílico sobre lienzo) de 12 metros cuadrados y concebida en dos piezas, bajo el concepto ideoestético de Suárez Lee, para quien resulta imprescindible saber de dónde se procede y así comprender hacia dónde se va, por aquello de que las ramas no dan el fruto; sino las raíces.
Tres imágenes yuxtapuestas del estadista —asumidas por Iosvanny Suárez y Félix Madrigal— logran contextualizarse en el entorno espirituano a través de la apelación a elementos referenciales, más o menos literales: los tejados y los techos de la cuarta villa, presentes gracias al pincel de Antonio Díaz; la luminosidad de los vitrales coloniales, creación de Luis García Hourruitiner; la montaña de fondo —con la ondulación que remite a otra imagen icónica, las arcadas del puente sobre el río Yayabo—, salida de la mano del notable paisajista José Perdomo, y las palmas reales que custodian a ambos lados el todo compositivo, que recuerdan las pilastras laterales del propio viaducto.
Esta simbiosis pictórica, mediada por la espirituanidad, hace expedito el interés por presentarnos a un Comandante en Jefe más próximo, como lo recalca Félix Madrigal: “Es Fidel en nuestro entorno, en nuestra historia. La obra tiene que ver con la Patria”.
¿Cómo lograr que varios artistas o con disímiles perspectivas estéticas, logren una obra con determinada organicidad conceptual y estilística?, preguntó Escambray a Antonio Díaz.
“Para lograrlo se elaboró un proyecto, que discutimos; lo otro es concretarlo. La mayoría de los pintores ya habíamos trabajado juntos en otros momentos, como en los murales de la Tribuna Abierta de Sancti Spíritus de mayo del 2002, donde habló Fidel”.
Con la coordinación del Cosejo Provincial de las Artes Plásticas, el nuevo mural, dedicado a quien nació en Birán, Oriente, bajo los ramajes de los cedros el 13 de agosto de 1926, fue concluido durante la celebración del acto nacional por el 26 de Julio en la Plaza de la Revolución Mayor General Serafín Sánchez Valdivia, donde pasó prácticamente inadvertido ante las cámaras de la Televisión. Hoy se encuentra temporalmente en la sede del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba.
Entre pinceles retorna Fidel a Sancti Spíritus; restaría ubicar el mural en un sitio donde pueda preservarse y, en lo esencial, en el que las personas, al verlo, detengan el paso y conversen en silencio con el hombre de verde olivo en sana y rebelde complicidad.
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