Eneida Pérez Mursulí tuvo el privilegio de conversar varias veces con el Comandante en la década del 60 en la zona de Banao
![En cada visita al campo Fidel departía con las trabajadoras. sancti spiritus, fidel castro, banao, mujeres, comandante en jefe fidel castro](http://www.escambray.cu/wp-content/uploads/2016/11/Imagen11.jpg)
Tuve el honor de conocerlo en el Plan Banao, a donde venía repetidas veces, rememora Eneida Pérez Mursulí, una espirituana que desde entonces no ha apartado a Fidel de su andar diario de mujer trabajadora y revolucionaria, pues aun jubilada sigue inmersa en tareas del Partido.
En aquel proyecto agrícola impulsado por el Comandante en la década del sesenta del siglo pasado, a la entonces joven Eneida le tocó la encomienda de distribuir las brigadas en las faenas agrícolas y después recibirlas en los albergues.
“Aquello no solo fue un plan para el trabajo agrícola, también fue un programa para insertar a la mujer en la sociedad, se llegaron a agrupar unas 1 200 y Fidel mantuvo un desvelo constante por todo lo que allí se hacía”.
![Eneida Pérez reafirma su compromiso con el legado de Fidel. (Foto: Pepe Luis Camellón/ Escambray) sancti spiritus, fidel castro, banao, mujeres, comandante en jefe fidel castro](http://www.escambray.cu/wp-content/uploads/2016/11/eneida.jpg)
Los años transcurridos no han borrado sus vivencias y lo que más impresionaba siempre a Eneida era aquel intercambio directo de Fidel, en pleno surco. “No hacía diferenciación con nadie, escuchaba a todo el mundo”.
“Se aparecía a cada rato, sin avisar, lo mismo a las once de la mañana que al final de la tarde y si algo le gustaba era almorzar allí mismo en los albergues. Para mí cada visita era una experiencia nueva, porque él preguntaba por todo: ¿qué había de comida?, ¿a cuántas les faltaba el calzado?, ¿cuántas necesitaban el círculo infantil?; te inundaba de preguntas.
“El tenía una preocupación constante por las necesidades de las mujeres que trabajaban allí, se interesaba si hacían falta planchas, radios, máquinas de coser y otras comodidades para que ellas se sintieran bien”.
Su partida nos duele mucho y ahora hay que seguir sus ideas, no abandonar nunca ese camino que trazó, subraya Eneida y añade: “Nunca debemos olvidar que Fidel nos dio a las mujeres un lugar y un poder en la sociedad cubana”.
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