La población espirituana rinde tributo al líder histórico de la Revolución. Varios testimonios confirman su legado entre nosotros
Así resonaba en mis oídos la frase que desde los labios de Sinecio Pérez Martín intenta resumir el legado del líder histórico de la Revolución cubana, del hombre que se hizo pueblo, que se hizo historia. Él, como tantos otros, firmó esta mañana el juramento de cumplir el concepto de Revolución, esbozado por el Comandante en Jefe en el año 2000.
Desde su trabajo como especialista en Medicina General Integral y con dos misiones internacionalistas en Venezuela, recuerda lo que es hoy la Salud Pública de la isla gracias a su labor incansable: “Fidel desde el triunfo de la Revolución fue el hombre que se preocupó por la salud del pueblo, que inició la idea de hacer una Revolución también en la Medicina, que el pueblo tuviera todo lo necesario, pero debemos seguir hoy construyendo ese sueño”.
Asimismo reconoció la trascendencia de esta noticia: “Para todo cubano o latinoamericano ha sido muy dura, para nosotros Fidel es inmortal; a pesar de ser un momento doloroso, también es un momento histórico. La pérdida física de Fidel Castro es como la pérdida de un padre, porque es de esas grandes figuras”.
SEGUIR SU EJEMPLO
Esta mañana Cristian Rodríguez Consuegra, Brayan López Real y Ana Hernández León buscaron flores bien temprano. No importó si eran rosas, jazmines… Las manos no podían estar vacías.
“Cuando yo era más pequeña siempre recuerdo a mi papá viendo la televisión, y ver allí a Fidel, siempre me impresionaba mucho, porque yo decía: ¡qué hombre más honorable, qué fuerza de voluntad! Cuando empecé la escuela, conocí su humanidad, porque no pensaba en él, sino en los demás, en su Patria. Hoy es un día triste; aunque ya no está físicamente, vive en nuestros corazones, porque él no se ha ido para siempre”, explica Ana Hernández, estudiante de octavo grado de la Escuela Secundaria Básica Urbana Ramón Leocadio Bonachea.
Para Cristian y Brayan, compañeros de aula en el centro primario Remigio Díaz, la inteligencia y valentía de Fidel son admirables, además de su honradez y dignidad.
“Para seguir su ejemplo hay que cumplir con los deberes escolares y estudiar mucho la historia de Cuba”, recalca Brayan.
TENÍA QUE ESTAR AQUÍ
“Vengo desde Olivos I, donde vivo, y hay quien me decía: ‘Tú que casi no ves ¿vas a ir allá?’. Mi respuesta es la misma: claro que tengo que estar”.
Así impresiona con su bastón en mano Julio Blanco Ávalos, un combatiente internacionalista que estuvo en Angola y dejó en la isla a dos hijos pequeños mientras cumplía la tarea; hoy dejó también su firma en la sede del Centro de Genética Médica en Sancti Spíritus.
“Como joven que yo fui, cada vez que Fidel nos convocaba a una tarea, íbamos. Ya son otras épocas, hay que tener mucho cuidado con el imperialismo, que emplea métodos muy sutiles”.
Con su caminar despacio, sabe que hoy cumplió con lo que siempre ha considerado su deber: estar del lado de los que no se rinden, de los revolucionarios.
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