Aplicar la ciencia y la técnica a la agricultura resulta la fórmula correcta para que sirvan los frutos del campo, afirmó a Escambray el doctor Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales
¨El asunto no es sembrar por sembrar, hay que hacerlo con inteligencia. Muchas veces vemos a los campesinos aplicando pesticidas a las plantaciones temprano en la mañana sin comprender que con ello mueren las abejas, las cuales liban el néctar desde el alba y hasta las doce del día; sin su trabajo en el surco, no hay polinización, y sin este proceso natural, no hay cucurbitáceas, de ahí, el dicho popular: si quieres calabazas, dale palos”.
Así aseguró a Escambray el doctor Sergio Rodríguez Morales , director del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit). La frase, según el especialista, se relaciona con la visibilidad de las flores de la planta, pues el exceso de follaje debe eliminarse en aras de que el insecto visite la flor; “hacen falta abejas para producir calabazas”, puntualizó el directivo.
Invitado por la Filial Universitaria Panchito Gómez Toro, de Jatibonico, el reconocido investigador ofreció una conferencia magistral titulada La seguridad alimentaria para el 2016. El auditorio, integrado por cooperativistas de toda la provincia, conoció de los nocivos efectos que trae consigo a la agricultura el cambio climático, además de la necesidad urgente de introducir los últimos logros científico-técnicos en cada cosecha.
En ese sentido, Rodríguez Morales apuntó que hay que diversificar las producciones agrícolas; “tenemos que establecer una estrategia de variedades, ya en Cienfuegos existe yuca todos los meses del año producto de las contrataciones con nuestro instituto, lo mismo pasa con la malanga, últimamente hemos creado una especie en busca de completar el ciclo de este cultivo. Ahora la vianda también se puede cosechar en un nuevo período de marzo a julio, gracias a las inventivas del Inivit, solo hay que imprimirle ciencia a la cultura de hacer germinar la tierra”.
Asimismo, aseguró que el imperativo para el campesinado cubano se traduce en producir comida para el pueblo, pues a los 80 millones de personas que sufren hambre en el mundo se suma la especulación en el mercado agrícola internacional, donde las principales potencias del orbe ya tienen en sus almacenes toda la soya del año 2017, a lo que se adiciona la producción de etanol a través del maíz.
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