En una de sus habituales visitas a su tierra de origen, Reynaldo García Blanco revela el vínculo de Sancti Spíritus con su obra poética
Lo conocí en la distancia que siempre se marca desde la figura del consagrado escritor y la timidez de la reportera que cubría la Feria Internacional del Libro 2009. Luego le sucedieron otros encuentros, tan alejados como aquella primera vez.
Y quizás por obra del destino no fue hasta hace pocos meses que nos reencontramos. El intercambio inesperado ocurrió en la minúscula cabina de CMKC Radio Revolución, en Santiago de Cuba. Tras la presentación oficial, un saludo con sello espirituano no se hizo esperar. Finalmente, conocí de verdad a Reynaldo García Blanco, el autor de Reverso de foto & dossier, un texto que cayó en mis manos también por azar.
La conversación fluyó natural. Nacieron de inmediato preguntas de allá y respuestas de acá: él intentado saber las últimas noticias de Sancti Spíritus y yo finalmente complacida.
Recientemente, volvimos a coincidir. Ahora, bajo un techo yayabero y yo con la misión de entrevistarlo.
¿Por qué no puede desprenderse de Sancti Spíritus?
“Con esta ciudad y, aún más, con el poblado de Las Tozas, donde viví mucho tiempo, mantengo vasos comunicantes imposibles de romper. Por ello, me mantengo informado de lo que sucede. Tanto en Santiago como aquí vivo con una dualidad que no me deja olvidar porque en ambos me consideran un espirituano-santiaguero o viceversa”.
¿Alguna deuda espiritual con la ciudad?
“El poder escribir es una especie de proceso en el que le debo a mucha gente como el movimiento de talleres literarios que inicié aquí, a la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena y su especialista Marta Picart, quien intentó saciar todos mis antojos literarios y también la unión con pintores como Félix Madrigal, Hermes Entenza, Lichy… En la década de los 80 viví en esta ciudad una fraternura (mezcla de fraternidad con ternura) entre todos los creadores que enriqueció mi espíritu y me permitió echar a andar mi carrera como poeta”.
¿Cómo apareció en sus horizontes Santiago de Cuba?
“Mi primera vez allá fue en 1987 como invitado a un gran festival de poesía. Desde que la vi me quedé prendando con el ritmo de su vida cultural. Y dos años después, en otro evento en La Habana encontré a quien sería mi compañera durante más de 25 años. Varias veces he dicho medio en broma que ella me hizo una brujería santiaguera porque no me he podido desprender”.
En Santiago, Reynaldo García Blanco coordinó por cerca de un año la Casa Museo José María Heredia y después el Centro de Promoción Literaria José Soler Puig. Actualmente, es el principal gestor del Taller Literario Aula de Poesía. Sin embargo, tantas responsabilidades no le han quitado una de sus grandes pasiones: escribir poesía.
“Para mantenerla viva primero hay que leer mucho y también vivir en estado poético. Cualquier gesto, palabra, atardecer, ruido, noticia, animal, perfume… puede convertirse en materia de poesía. Y lo segundo disfrutar el presente. Se precisa olvidar los remordimientos y angustias del pasado y tampoco estar muy tenso por lo que sucederá. Solo así la convertimos en un acto de fe”.
Entre tantos textos publicados y aquellos que aún están en espera, ¿cuál nunca dejaría atrás?
“A Casa del forjador, publicado aquí, le tengo mucho afecto. Tiene que ver con mi vida afectiva en Las Tozas, con mis amigos y familia, con todo ese entorno en que me desarrollé”.
Recientemente, volvió a ser noticia al obtener el galardón Nacional Emilio Ballagas por el texto Año sabático. ¿Título al azar o reflejo de un descanso obligado?
“Precisamente lo escribí al concluir mi trabajo en el Centro Soler Puig y cuando decidí tomarme un tiempo para crear. Ya voy por tres años, pero estoy contento con lo que estoy haciendo. El texto debe salir para el año entrante por la Editorial Ácana, de Camagüey”.
Si los premios no inmortalizan, ¿cómo espera Reynaldo que lo recuerden?
“Cuando leo algo ya publicado siento cierta desazón porque a esa hora creo que puede cambiarse. Sin embargo, siempre apuesto por que mis textos interactúen, que los hagan sentir a quienes los leen una correspondencia con ese mundo interior del niño que llevamos dentro”.
Ya en la despedida, tras escuchar tantas muestras de cariño por la villa y horas antes de su regreso a Santiago, Reynaldo evoca, una vez más, a Sancti Spíritus: “En cada visita tengo la impronta del recién llegado, pero creo que la ciudad precisa de articularse más porque aún respira aires de provincianismo. Se debe abrir al país, aumentar los intercambios entre los creadores para reconquistar el esplendor de otras épocas”.
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