El actor de 46 años de edad, Jimmy Morales, asumirá este 14 de enero la responsabilidad de dirigir los destinos de un país pleno de riquezas como Guatemala
El día cero llegó para Jimmy Morales, quien a partir de este 14 de enero asumirá la responsabilidad de dirigir los destinos de un país pleno de riquezas como Guatemala, pero sujeto a la controversia por los males que lo fustigan hace décadas.
Con la banda presidencial, que le cederá el gobernante saliente, Alejandro Maldonado, el actor de 46 años de edad también recibirá un legado incalculable de problemas por resolver si en verdad pretende ser fiel a las promesas de campaña formuladas bajo el eslogan «Ni corrupto, ni ladrón».
Para empezar, quien asegura que este año será el mejor para Guatemala, tendrá que reacomodar programas, presupuestos y acciones desde el Estado tendentes a revertir la desigualdad social, exclusión y pobreza que golpea al 59,3 por ciento de la población, sobre todo indígena y rural.
Pero con un Congreso dominado por los opositores, y en el cual su partido Frente de Convergencia Nacional-Nación tendrá una mínima representatividad, Morales deberá recurrir a la negociación constante para hacer progresar proyectos capaces de dar un giro de 360 grados en el panorama nacional.
Incluso, con la voluntad política para lograrlo y el respaldo de todos, será difícil alcanzar esa meta en cuatro años en un territorio en el cual 70 por ciento de la población trabaja de manera informal, sin estabilidad, ni garantías, acorde con el Informe Sobre Desarrollo Humano 2015.
Pese a tener la economía más sólida de Centroamérica y a los esfuerzos desplegados en el año anterior, la tierra del quetzal y de la eterna primavera, es de las más invadidas por la corrupción y la impunidad en el área.
«La corrupción en Guatemala es más profunda de lo que hemos visto. Esta no se limita a un gobierno particular, sino que ha sido también un proceso de construcción y de ir adquiriendo solidez en la medida en que va penetrando en todas las instituciones del Estado», aseveró el titular de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Iván Velázquez.
Para el abogado colombiano, queda mucho camino por recorrer en ese sentido y el reto es seguir promoviendo la liberación del Estado de las estructuras criminales.
La fragilidad institucional y una legalidad violada sistemáticamente refuerzan a este como país de tránsito del narcotráfico hacia Estados Unidos, el mayor demandante de drogas del mundo, y suerte de tintorería donde es lavado buena parte del dinero del crimen organizado que opera en el continente.
La conjunción de esos factores inciden en que casi dos décadas después de los Acuerdos de Paz Firme y Duradera, que pusieron fin a la guerra interna (1960-1996), Guatemala siga entre los más violentos del planeta con una tasa de 33,84 homicidios por cada 100 mil habitantes.
«La condición de Guatemala es triste, porque ha ido al revés del camino del mundo. Guatemala está tocando el fondo de la piscina», resumió la coordinadora del Sistema de Naciones Unidas, Valerie Julliand, a propósito del incumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En ese orden el país quedó rezagado en 63 puntos porcentuales e incluso, en aspectos medulares como la pobreza extrema y la escolaridad experimentó un retroceso, contrario a la perspectiva de la agenda de progreso acordada por los jefes de Estado y de Gobierno de 189 países en el año 2000.
Mientras la pobreza extrema aumentó 23,4 por ciento hacia 2014, la desnutrición crónica descendió, pero todavía llega a 47 de cada 100 menores de cinco años que presentan un talla por debajo del promedio considerado para su edad.
Otro aspecto desfavorables es la tasa neta de escolaridad primaria, que cayó en picada de manera progresiva hasta situarse en 82 por ciento, con lo cual Guatemala quedó lejos de garantizar la universalización de la educación primaria y de hecho, cada vez es menor la proporción de estudiantes que comienza primer grado y culmina el sexto.
Por todo esto al protagonista del filme Un presidente de a sombrero no le queda otra que tratar de ejercer un gobierno diferente, «cumpliendo y haciendo que la ley se cumpla y trabajando de la mano con el pueblo», como asegura en Facebook.
Para ello tendrá que seguir al pie de la letra eso que también afirma en el referido espacio virtual: «realmente cuando la gente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad».
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