Los vegueros de Sancti Spíritus, entre los que se destacan los jóvenes, apuestan por elevar sus índices productivos
«Me gusta vivir aquí porque esto es lo mío. A la tierra hay que prepararla con todos los recursos necesarios para hacerla parir en abundancia y con calidad. Ese es el único secreto que tiene el tabaco».
Leonel Enrique León Ramón, con apenas 16 años, habla como un longevo veguero. Desde que abrió los ojos en Santa Rosa, comunidad rural de Taguasco, solo ha visto a su padre desvelarse por la cosecha de ese cultivo y el resto de los menesteres de cualquier sitio agrícola.
Aunque estudió en la ciudad cabecera del municipio espirituano al que pertenece, tras culminar la Secundaria prefirió retornar a ese paraje bucólico, tal viaje a la semilla.
«Me levanto con mi papá y nos vamos directo al campo. Ahora estamos en la etapa de acopio del tabaco. Vamos bien, pero la humedad del tiempo nos tiene preocupados. Cuando uno le entra a las cosas con deseo salen bien».
Este jovencito de pequeña estatura, pero con una destreza inmensa en el manejo de la aromática hoja, es oriundo de una zona con arraigo en el cultivo del tabaco, donde está ubicada la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Obdulio Morales. Allí la fertilidad de la tierra, junto a la experiencia de los vegueros, ha aportado significativamente a los resultados del sector en la provincia, la segunda más productora de tabaco en Cuba.
«El agua en la actual campaña ha sido un problema, porque primero llovió mucho y ahora no. Tenemos dos turbinas que nos permiten llevarla hasta el surco. Pero en esta zona eso sí es un verdadero dolor de cabeza».
Con 31 años en las costillas y vestido de campesino desde hace más de diez, José Gibson Gómez Zerquera no repara en que se ha convertido en ejemplo para la juventud de la CCS taguasquence. Después de concluir el servicio militar ha dado continuidad al surco familiar que empezaron sus abuelos y después su progenitor.
Como Leonel Enrique, él prefirió retornar al monte y junto a su esposa acondicionó una casa, a unos kilómetros de la Autopista Nacional, donde además de obtener importantes cosechas, disfruta ver crecer a sus dos pequeños, de quienes espera que sigan la tradición tabacalera.
Calificado como técnico de nivel medio en Medicina veterinaria, forma parte de la junta directiva de la CCS Obdulio Morales e integra el Buró provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas en Sancti Spíritus, pero su mayor orgullo y goce es observar cómo despunta el color verde del tabaco.
«La actual etapa de acopio va confirmando los estimados. Esperamos concluir la campaña favorablemente, porque la hoja tiene calidad».
En pleno proceso de amarre y empilonado de la hoja, y con la alegría de haber concluido la construcción de una casa de tabaco a pocos metros de su hogar, a Gibson, como todos le nombran, no lo dejan de asombrar algunas arrugas en la frente.
«El éxito de cualquier campaña está en la preparación que tenga la tierra, proceso en el que estamos atrasados por la falta de combustible. Hasta lo que va de año, solo han llegado a la cooperativa 950 litros de petróleo, insuficientes para comenzar la roturación del suelo».
Los miembros de esa unidad productora taguasquence tienen como plan sembrar 123 hectáreas de tabaco. La ausencia de precipitaciones también ha mellado el proceso de alistar los surcos.
«Si los jóvenes no ven resultados, se van del campo; aunque aquí trabajamos con todo el universo juvenil y los involucramos en responsabilidades de la cooperativa, así como en actividades recreativas que preparamos. Tenemos que comprometerlos con el legado de nuestros padres. Conmigo podrán contar en este rinconcito para ayudar en lo que sea necesario».
Rolando Vive Puentes es otro de los jóvenes de la zona que ha aportado al crecimiento productivo de la hoja en predios espirituanos. Como el resto de sus vecinos, continúa con la tradición familiar, aunque reconoce que le falta mucho por aprender.
«Todavía necesito más horas de trabajo. Para la próxima campaña estaré mejor preparado. La directiva de la cooperativa ayuda a todo el mundo y eso te impulsa a seguir echando “palante”», destacó.
Tanto en Santa Rosa como en el resto de las áreas tabacaleras de la provincia, justo antes de que se acabe julio se han acopiado más de 1 300 toneladas de un plan de 3 200 planificadas.
Manchas de la hoja
Metafóricamente hablando, se puede decir que el tabaco espirituano no presenta pata prieta, una enfermedad que cuando se prende de la plantación echa por tierra todos los esfuerzos de los productores. Aquí el mayor hostigador de la campaña ha sido el clima.
De acuerdo con Odelbis Carrazana Lorenzo, director agrícola de la empresa de Tabaco en Sancti Spíritus, las precipitaciones de noviembre y principios de diciembre de 2015 afectaron cerca de 28 millones de posturas, al punto de que varios de los vegueros debieron plantar en más de dos ocasiones. No obstante, el empeño de los productores y los directivos del sector pudo más que la naturaleza, y al finalizar febrero se sembraron alrededor de 2 220 hectáreas.
Esa motivación, según Osmel Pérez Puentes, máximo representante de la rama en Sancti Spíritus, se ha incrementado tras la puesta en funcionamiento en el territorio, desde 2011, de un programa de desarrollo que se extenderá hasta 2020, y que ha permitido un elevado rendimiento productivo.
Tales rendimientos han estado estimulados por los altos pagos a los productores, quienes en predios espirituanos reciben las cuotas respectivas en un margen de 30 días, acotó el directivo de la entidad.
Sin embargo, no es menos cierto que el clima se ha empecinado en obstaculizar la obtención de los resultados que avalan a Sancti Spíritus en el sector.
Por ejemplo, Carrazana Lorenzo reconoce que la humedad relativa se ha convertido en una piedra en el zapato para los productores, porque al ser tan baja ha retrasado el actual período de amarre y empilonado de la hoja.
No obstante, alertó Pérez Puentes, máster en Agricultura sostenible, se han puesto en práctica alternativas como mojar el piso de las casas de tabaco y aprovechar al máximo los días de alta humedad.
—¿Cree que en Sancti Spíritus se ponen en práctica todos los conocimientos científicos, a fin de contrarrestar eso efectos negativos?
—Hay que explotarlos más. Debemos intensificar la conservación de los suelos para lograr un balance de nutrientes. Precisamos concientizar a cada uno de los productores en la importancia de sembrar temprano y del proceso de acopio y curación del producto en las casas de tabaco con un manejo adecuado de sus humedades.
Riego, abono y recolección
La fuerte tradición traída aquí por los emigrantes canarios se mantiene viva. La fuerza y el empuje que evidencian las 106 unidades productoras del territorio demuestran la vitalidad de ese legado. Varias son las generaciones que apuestan de sol a sol por ello.
En busca de incrementar el número de vegueros, y de esa forma elevar los índices productivos, se ha potenciado la reconstrucción y construcción de casas de tabaco, a pesar de las insuficiencias en el corte y tiro de madera.
Otra de las bendiciones del sector en predios espirituanos, según los directivos, es la incorporación de brazos jóvenes a las cosechas de tabaco tapado, modalidad de cultivo que se afianza con resultados significativos en el territorio.
Igualmente se prioriza en las zonas con mayor afectación por la sequía, entre las que se destacan los territorios de Taguasco, Fomento y Cabaiguán, la reparación de muchas micropresas y tranques para evitar escapes de agua.
En tanto se labora para apaciguar los golpes bajos del clima para con el tabaco, en Sancti Spíritus se sigue abonando una tradición que poco a poco busca acercarse al aroma de los ancestros canarios.
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