Oníger Drake logró un excelente cuarto puesto en la división de 88 kilogramos del levantamiento de pesas en los XV Juegos Paralímpicos
Juro por quien sea que no me movieron sentimientos nacionalistas, ni miré con los ojos del corazón. Pero por sus manos estiradas y mantenidas en los instantes que la competición establece, el primer intento del pesista cubano Oniger Drake en la división de los 88 kilos me pareció válido. A Ramón Martínez, su entrenador, también, pero no a los jueces actuantes en el pabellón 2 de Río Centro.
Lo que pasó después, lo confirmó. Se produjo, entonces, una conversación visual. “Al fallar —comenta Ramón— tuvimos que decidirnos a asegurar 200 kilos, él mismo me lo pidió, es un atleta guapo, nos conocemos hace unos años y tenemos comunicación visual y de la forma en que él me mira, entiendo que me dice :¿a los que vinimos?”
Cuando volvió a la palanqueta levantó 200 kilos, dos más que su debut. Lo hizo con seguridad y prestancia. Luego vendría el tercer y último con 205 que fue el levantón de su vida. Rozó las medallas en una competencia de forzudos con mucho abolengo y fue feliz. “Me siento de maravilla, esto ha sido impresionante, vine a cumplir la meta y salió, estar entre los seis primeros y terminé entre los cuatro”, comenta Oniger y comienza la dedicatoria para una retahíla de gente que incluye a su mamá, familia, compañeros de equipo y la gente de Bayamo y de toda Cuba.
Y habla de cómo salió del trance del primer intento. “Apelé más a la concentración, pues el nivel de la competencia era bastante alto y no todo es la fuerza, muchos competidores eran muy fuertes, pero les faltaba la técnica, por eso yo traté de combinar las dos”.
A su lado Ramón cuenta que como estrategia el resultado fue el esperado, “siempre queremos un poquito más, el plan táctico era que abriera con marca personal, lo mejor que el tenía era 197 kilos, pensamos que el camino para comenzar estaba bastante cómodo, sin arriesgar demasiado. Si hubiese pasado la primera prueba hubiéramos seguido con 202 y 207, estábamos preparados para trabajar entre 207 y 210, según la competencia te fuera dando la posibilidad”.
“Sabíamos que venía una competencia así, que todo el mundo en el segundo intento iría a buscar el 200 o más por el nivel que existe aquí. Salió porque estábamos preparados para eso”.
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