Julio Crespo Franciso: Esperando la comezón

La escritura es algo que viene sola, que no se puede forzar, le había confesado a Escambray en 2009 el narrador Julio Crespo Francisco, Premio de la UNEAC a la Obra de toda la Vida y autor de 15 libros, quien falleciera recientemente en la ciudad de Sancti Spíritus  

sancti spiritus, cultura, escritor, uneacLa escritura es algo que viene sola, que no se puede forzar, le había confesado a Escambray en 2009 el narrador Julio Crespo Francisco, Premio de la UNEAC a la Obra de toda la Vida y autor de 15 libros, quien falleciera recientemente en la ciudad de Sancti Spíritus

 

Como homenaje póstumo al escritor y amigo, rescatamos de nuestros archivos la entrevista de Manuel Echevarría “Esperando la comezón”, una de las últimas que concediera el autor de Aquí se habla de combatientes y bandidos, quien también fuera  cronista puntual en nuestras páginas.

 

Casi me convertí en bandidólogo (+fotos)

La cotorra que intercambiaba improperios con el perro en el corredor de la casa ya no está; sucumbió ante el paso avasallador del tiempo; tampoco hubo libros desperdigados en la mesa recorriendo tres décadas de ensimismamiento. Esta vez, Julio Crespo y yo conversamos sobre la obra de toda la vida, de la suya quiero decir, que ya viene frisando los 73 años.

Siempre ha sido un hombre práctico: bodeguero a los 13 años en su natal Zaza del Medio, vendedor de tabacos al por mayor, tenedor de libros, interventor y administrador de garaje, y al fin, escritor; con un pragmatismo tal, que de la noche a la mañana se vio catalogando y clasificando libros.

Corrían entonces los días aciagos del quinquenio gris de los 70 desgajando la herencia floreciente de la Literatura Cubana y a Julio le toca vindicarla con cuatro libros que ven la luz como salvados de aquel naufragio, y reciben premios en los certámenes más importantes del momento para abrir una brecha optimista en los derroteros de la literatura espirituana, porque demostraron que había gente en el centro de la isla capaz de ganar premios y reunieron el mérito indiscutible de dejar abiertas las puertas al foco literario que venía insinuándose en la provincia.

El testimonio, otra arista de su producción, entraría más tarde en juego con indudables aciertos. Bandidismo en el Escambray se presentó en 1986 y acaparó los primeros lugares en las listas de preferencias. El caso Tamarindo, basado en hechos reales, recibió premio del concurso Aniversario de la Revolución y quedó para la historia como el primer policíaco escrito en esta parte del país.

Julio Crespo Francisco contaba entonces con algo más de la mitad de los años que hoy coronan su paso por la vida y “sentí la comezón de un reclamo tocándome a las puertas”. Lo que vino después es difícil de renombrar: fueron meses de un fragor impensable lidiando con oficiales que habían trabajado con el Buró de Bandas, combatientes, campesinos y ex bandidos, protagonistas todos de la llamada Limpia del Escambray.

La publicación del libro, quizás olvidado entre su copiosa obra, aporta una fuente documental insuperable a la bibliografía cubana del tema; sin embargo, desterró el género de su producción precedente: “Casi me convertí en bandidólogo -me dice con su proverbial sentido del humor-, pero después me querían transformar en un bandidócrata que ofreciera charlas y conferencias por doquier”.

Como quien vuelve a las raíces regresó de nuevo al universo infantil y salieron de su pluma Miriela y el bonsái y Enredos de un martes 13, sus últimos libros de cuentos: “Te aclaro que son los más recientes, porque eso de “los últimos” es de mal agüero”.

¿Por qué te jubilaste?

Ya tenía 65 años, pero trabajé cinco más con Luminaria en los trajines de edición y derecho de autor.

Hay quien dice que mientras mantienes tu estatus de vida laboral activa eres el gran profesional, pero después que te jubilas pasas a ser un viejo de …..

Bueno, yo soy un viejo doméstico que tiene muchas tareas puntuales que cumplir.

Si te pidieran un libro tuyo para incorporarlo a la Biblioteca de Alejandría, ¿cuál escogerías?

Bandidismo en el Escambray, pues recoge la memoria viva de ese fenómeno sin explorar hasta entonces.

Hay consenso para tomar en cuenta tu sentido del humor. ¿Te acompaña todavía?

Inconscientemente me defiendo en la vida -no de la vida- con el humor y trato de mantenerlo fresco.

¿Se puede escribir para los niños con 67 años?

Los viejos tenemos por momentos un sentido de la existencia que se confunde a veces con lo senil, y que es muy parecido al de los niños.

¿Cuándo vuelves a escribir?

“Cuando me entre la comezón. Es algo que viene solo, pero no se puede forzar”.

El diálogo toca a su fin y la taza de café nunca llega. Todavía me parece escuchar a la cotorra reclamando protagonismo en la historia lejana de una primera entrevista; realmente era poco lo que había cambiado y nunca le dije a Julio que esta nueva interviú pretendía agazajarlo por el Premio a la Obra de toda la Vida que le confirió recientemente la UNEAC de la provincia.

Manuel Echevarría

Texto de Manuel Echevarría

Comentario

  1. «Aqui se habla de combatientes y de bandidos» fue escrito por Raul Gonzalez del Cascorro. No por Julio Crespo, que epd.

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