José Ángel Nápoles narra sus vivencias como investigador en la Estación Experimental de Pastos y Forrajes de Sancti Spíritus. Varias condecoraciones importantes archiva en su larga trayectoria laboral
Todavía repasa en su memoria el momento en que, siendo aún muy jovencito, llegó a la Granja Sabanilla, en la Empresa Pecuaria Managuaco, para encargarse del control técnico; luego vino el Servicio Militar General y el posterior ingreso a la Universidad de donde salió con Diploma de Oro, y por este desempeño lo designan como especialista dentro de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes.
José Ángel Nápoles Gómez habla sin prisa y con un marcado énfasis en cada una de las ideas que le llegan, cronológicamente, durante el diálogo. Sus méritos como investigador, desde el inicio mismo de su vida laboral hasta nuestros días, lo revelan como un hombre cargado de sabiduría, con amplios conocimientos, primero, en el campo de la Agronomía y más recientemente como máster en Ciencias Agrícolas.
¿Cuántos años lleva como investigandor?
Más de 30 en este mismo centro, aquí transcurre casi toda mi vida laboral, aquí aprendí de mis compañeros y me nutrí de una amplia experiencia en la rama agrícola, pero también he podido realizarme como autor o coautor de cientos de estudios relacionados con el desarrollo de la alimentación animal y la ganadería.
¿Cuáles son sus principales resultados científicos?
El resultado es colectivo porque, aunque lleve la firma de uno, dependemos de muchos trabajadores para lograrlo, es decir, que en cada pesquisa participan desde el boyero y el técnico, hasta el investigador de mayor o menor rango. Pero puedo referirme a los logros en el cultivo del sorgo para la producción de semilla y como fuente alternativa de fertilización y técnicas agroecológicas, que permiten evadir las afectaciones ocasionadas por las aves.
En ello sobresale, además, el estudio de la siembra y las atenciones culturales al cultivo de la soya, entre otras investigaciones.
¿Y la materialización en las bases productivas?
En el desarrollo de la ganadería han existido momentos y momentos, y el actual es favorable para poner en práctica todas las investigaciones en las propias bases productivas, ya sean estatales o privadas. Trabajamos por introducir estos resultados en las áreas vinculadas a la crianza animal; por suerte, ya son más los que nos buscan para que les aportemos semillas de plantas forrajeras, para que les hagamos el diagnóstico de las plantaciones y de los suelos, entre otros intereses.
Ello nos compromete a ser más cuidadosos cada día, primero porque de nuestra labor depende la credibilidad y el resultado de una investigación y, segundo, porque estamos llamados a abrirnos en busca de nuevos clientes, toda vez que se especula que las estaciones experimentales como esta dejarán de ser centros presupuestados para convertirse en autofinanciados, a partir de nuestro desempeño.
¿Y qué hay de sus reconocimientos?
A lo largo de todos estos años han sido muchos los reconocimientos recibidos, desde la época inicial, cuando me otorgaron en cuatro ocasiones el sello Forjadores del Futuro y después la medalla Abel Santa María, a propuesta de la Unión de Jóvenes Comunistas en la provincia, hasta la más alta distinción del sector de la Ciencia, la Juan Tomás Roig, y la medalla Jesús Menéndez que otorga el Consejo de Estado.
Previo a mi partida hacia Venezuela en el año 2012, donde me desempeñé como asesor del reino vegetal en el estado de Sucre, se me otorgó la orden Lázaro Peña de tercer grado; pero el mayor reconocimiento en toda mi vida lo es, sin duda, la orden Lázaro Peña de segundo grado, que tuve la posibilidad de recibir en la capital del país, en un acto al que asistieron los principales dirigentes de la Revolución. Nada se compara con esa emoción, como tampoco podré olvidarme de este Primero de Mayo, cuando fui invitado a la tribuna nacional para ver ese grandioso desfile lleno de entusiasmo y colorido.
¿Y sus méritos en el plano personal?
Haber formado mi propia familia, tener tres hijas maravillosas, dos de ellas enfermeras y otra que está en el preuniversitario y saber que, a pesar de proceder de un hogar humilde, he podido llegar lejos en mi profesión.
Alguna vez pensé en ser deportista, mejor dicho, pelotero o estar vinculado a ese sector, pero la Agronomía me atrapó de tal forma que nunca más pude desligarme de ella.
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